Llenos, público diverso, siempre a favor del espectáculo, con los toreros que busca el público, con menos toro del que quisieran los aficionados, con dos novilladas, ocho novilleros frente a seis toreros, bendita pirámide.
Una ciudad y sus aledaños que se benefician del invento de "la fórmula de éxito" de Cutiño, con unos toreros que se pegan por estar acartelados en una plaza que era de tercera, ya es de segunda y podía ser considerada de primera por muchas cosas y por otras tantas seguir como de tercera, como tantas otras de nuestra geografía taúrica. Las clasificaciones no sirven para Olivenza
En lo artístico y dentro de la novillería sale lanzado, y van dos años, Gines Marín gracias a un toreo de quilates, a un valor sin cuento y a una técnica de maestro, algún defecto de forma que debe pulir, que para eso es novillero. Deja muy buen sabor de boca Posada de Maravillas tras su calvario, Aguado sigue poniendo las marcas, Ilusionan Carballo y Terrón. Mejor ganadero Juli, por debajo en presentación, que Talavante en esto de los utreros,
En cuanto a las corridas de toros, mala la de Garcigrande-Domingo Hernández, buena la de Victoriano del Río. Talavante dejó el mejor sabor de un toreo fresco, muy centrado, dejando ver sus mejores virtudes y sin atisbo de los peores defectos, para colmo se llevó el lote de la feria. Juli, Perera y Morante en su línea, de bichos los dos primeros, de artista el tercero. Llevan mucho tiempo y pueden seguir mucho más.
Lo de Ponce es de digno de estudio, debe ser la imagen para los tres mencionados, 25 años va a cumplir como incombustible figura del toreo, la técnica perfecta, la estética impoluta, las ganas en ebullición cada vez que se pone delante y el burel mete la cara, ojo al bicho en Sevilla.
Rivera Ordóñez reaparecía y sacó el Paquirri lleva dentro, por el camino de la raza este es otro perro de presa y todos en el escalafón lo saben.
No hemos estado presentes este año después de décadas de presencia continuada, pero nos consta que el ambiente ha sido el mismo, la plaza a revientacalderas, toda la prensa del movimiento, todos los taurinos y taurinas de bien, restaurantes y chiringuitos a tutiplén, las colas las de siempre, y esa sensación de "dejá vu" que cuando es una formula tan exitosa nos causa la mejor impresión. Ójala todas las ferias y formas de ir a los toros gozasen de la misma salud que demuestra Olivenza cada año.
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