La verdad que trabajito me va a costar hacerles a ustedes la crónica de esta tarde en la Maestranza de Sevilla, pero haremos un poder. La novillada de Mª Carmen Camacho ha estado excelentemente presentada, y además ha sido muy seria y astifina. En líneas generales la novillada ha sido noble pero ha acusado una falta de fuerza, de casta y de raza apabullante, a incluso ha resultado inválida en algunos momentos.
De la tarde sólo se pueden resaltar las ganas del anteriormente llamado en los carteles Tomasito, que ahora se anuncia Tomás Jouber. Recuerdo una tarde que lo ví en la plaza de toros de Espartinas y que así como hoy demostró tener madera para esto. Tiene un torero muy particular, basado en la verticalidad y la quietud y ha demostrado firmeza toda la tarde. A su primero le hizo una faena inteligente, demostrando que conoce bien los terrenos, las distancias y los tiempos. Toreó bien por ambas manos, y sobre todo en el toreo al natural, aunque estuvo muy variado e un toreo abandonado y muy personal. No acertó con los aceros y recibió una ovación desde el tercio como premio a su esfuerzo y sus ganas. En el sexto comenzó la faena por estatuarios y la faena fue mucho menos que la anterior, pero el francés demostró sus ganas en un toreo de cercanías que cerró con una tanda de bernardinas. Mató de buena estocada y dió una vuelta al ruedo por su cuenta aprovechando la ovación que recibió en el tercio.
El resto, una tarde para olvidar; sólo resaltar las ganas de los madrileños Juan Carlos Rey y Pablo Lechuga, aunque es posible que podrían haber dejado mejor carta en esta plaza d haber tenido más bagaje y mejor material para el triunfo.
Juan Carlos Rey demostró firmeza y voluntariedad pero el esfuerzo fue en vano, y fue silenciado en sus dos faenas, y su primer novillo devuelto a los corrales por inválido.
Pablo Lechuga se estrelló igualmente con su lote, aunque demostró ganas, llegando e incluso a bajar las manos en algunos pasajes de sus faenas.
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