domingo, 10 de octubre de 2010

El Juli manda en "su" festival

La muleta de El Juli detiene el tiempo en Olivenza

Templado Espartaco. Arriesgado Leonardo Hernández. Poderoso Victor Mendes. Quietud de Talavante. Con mucha calidad Posada de Maravillas
Gran faena de Julián que es premiada con las dos orejas y el rabo
Lo cuenta ESTEFANÍA ZARALLO | OLIVENZA.en el Hoy



ESTEFANÍA ZARALLO | OLIVENZA.

FICHA DEL FESTEJO
Ganadería. Seis toros donados por sendas ganaderías de buena presentación y juego desigual. 1º, de Luis Terrón, justo de fuerzas (pitado en el arrastre). 2º, Gavira, noble (aplaudido en el arrastre); 3º, de Zalduendo, bravo; 4º, Garcigrande, bravo y encastado (aplaudido en el arrastre); 5º, Núñez del Cuvillo, manejable; 6º, de Herederos de Bernardino Píriz, bravo.
Diestros. El rejoneador Leonardo Hernández (oreja); Espartaco (dos orejas); Victor Mendes (oreja); 'El Juli' (dos orejas y rabo); Alejandro Talavante (oreja); Posada de Maravillas (oreja).
Plaza. Festival con picadores a beneficio de la Santa Casa de la Misericordia de Olivenza. Media entrada en tarde desapacible. Comenzó a llover tímidamente en el último.
Espartaco desplegó todo su repertorio cargado de temple ante un toro noble de Gavira
Posada de Maravillas lidió con mucha calma y seguridad al bravo novillo de Píriz
Si es que existe un dios en el mundo del toreo -una especie de fuerza superior que pone y quita, que regala temple y otorga a los toros bravura y calidad- se compinchó ayer con el encargado de la climatología allí arriba para que no lloviese sobre la bella localidad de Olivenza y pudiese comenzar a las cinco de la tarde, como estaba previsto, el festival taurino mixto a beneficio de la Santa Casa de la Misericordia.
Una institución que merecía todo el apoyo que le brindaron los aficionados comprando su entrada y colaborando así con tan noble causa. A todos ellos, personas de buen corazón que quisieron ayudar a los mayores de Olivenza, ese dios del toreo quiso compensarles, agradecerles el esfuerzo regalándoles una faena de Julián López 'El Juli' que detuvo el tiempo.
Una lección magistral de tauromaquia que dejó el corazón en un puño en los tendidos. Si en ese momento hubiese diluviado, posiblemente nadie habría sacado el paraguas por miedo a perder un instante, un muletazo, un detalle de torería del diestro que, sin duda, está arrasando esta temporada. La lluvia quiso ser protagonista, pero el que lo fue, indiscutiblemente, fue Julián López.
Y es que, las previsiones no eran nada halagüeñas y una hora antes el cielo estaba totalmente cubierto de nubes, lo que ponía en duda la celebración del espectáculo. Incluso llegó a chispear, pero los alguacilillos saltaron a la plaza e instantes después dio comienzo el paseíllo que inició Leonardo Hernández. El rejoneador, que sustituía a Pablo Hermoso de Mendoza, se jugó el tipo por el mero hecho de torear ayer en Olivenza. El piso no estaba en buenas condiciones y esto estuvo a punto de ocasionarle un disgusto.
Ya con el rejón de muerte en la mano y a lomos de Nerón, el rejoneador tuvo que acercarse mucho al toro porque éste apenas se movía, momento en el que el equino tropezó y cayó al suelo de mala manera. El astado se enceló con el caballo y se vivieron unos instantes de tensión pues la cuadrilla tuvo que hacer un gran esfuerzo para quitárselo de la cabalgadura.
Antes de eso, Leonardo Hernández recibió al astado de Luis Terrón a lomos de Clairel, con el que clavó dos rejones de castigo que no lograron espabilar al soso animal. Este hecho hizo que el rejoneador tuviese que exponer mucho y lo hizo en banderillas montando primero a Templario y luego a OH31, con el que se vio obligado incluso a pasar en falso. Con Xarope puso banderillas cortas antes del incidente. Necesitó usar el descabello. Fue premiado con una oreja y el toro se despidió de la plaza con pitos.
En segundo lugar salió un novillo de Gavira que tocó en suerte a Espartaco, que lo recibió a la verónica, rematando con una media casi en el centro del ruedo. El de Espartinas supo entender muy bien al animal e inició la faena pegado a tablas, donde se dejaba el toro, para después llevárserlo a los medios y cuajar una gran tanda de derechazos en los que puso de manifiesto las características que un día lo hicieron figura del toreo.
Lidió con mucho temple, llevando la muleta a media altura y toreando muy despacio, gustándose y gustando al público que aplaudió con entusiasmo un pase de pecho de manual. Trató de ligar en redondo con un circular invertido pero el toro comenzaba a perder fuerza y, tras un desplante de rodillas, se fue a por la espada para dejar media estocada que no fue necesaria para que el toro rodase. Faena de menos a más que fue premiada con las dos orejas. El animal recibió leves palmas mientras era arrastrado por las mulillas.
El que tuvo, retuvo
Un toro cinqueño y fuerte de Zalduendo, herrado con el número 67, le correspondió en suerte al portugués Victor Mendes que demostró que está en buena forma y que eso de que 'el que tuvo, retuvo' tiene su lógica. Y es que, cuando los miembros de su cuadrilla fueron a poner las banderillas, el público empezó a protestar, pues querían rememorar sus mejores tiempos como matador viéndole clavar buenos pares. El portugués quiso agradar al público y se fue a por los palos, dejando tres pares, el último de mucha exposición.
Antes del tercio de banderillas, el torero había recibido al toro que salió con fuerzas, con verónicas a pies juntos y había rematado con dos elegantes medias. Con chicuelinas al paso lo llevó al caballo. Brindó a todos sus compañeros de cartel. Ya con la muleta en la mano, el toro fue perdiendo fuelle poco a poco. Prometía de salida pero terminó viniéndose abajo y quedándose a media embestida, como sin ganas. Antes de que el toro se rajase, permitió a Mendes dejar detalles de calidad como una ajustada tanta por el pitón derecho de muletazos largos y sentidos. Poco a poco el toro se metió en tablas y fue imposible sacarle de ahí. Ya no daba más de sí y tras media estocada efectiva el toro dobló. Fue premiado con una oreja.
De la ganadería de Garcigrande era el mejor toro de la tarde. Un animal encastado al que 'El Juli' recibió con verónicas. Embistió con fuerza en el caballo, metió riñones y terminó por tirar al equino al suelo. Venía con ganas Julián, quería hacer una buena faena y que los asistentes guardasen cada instante, cada detalle en sus retinas para repetir una y otra vez los momentos de esa antológica faena.
Brillante quite por chicuelinas. No tan brillante algunos aficionados, que pidieron al madrileño que pusiese banderillas olvidando que hace casi una eternidad que Julián dejó los palos para sus subalternos. Brindó al público y comenzó la faena a pies juntos. Y entonces el tiempo se detuvo entre derechazos de mano baja, llevándolo muy tapado en muletazos hondos, largos, eternos, de gran calidad, con muchísima transmisión. Torero virtuoso, 'El Juli' está haciendo una temporada que debería pasar a los anales de la historia. Para no variar, estuvo acertadísimo con la espada y el animal, que resultó ser el mejor de la tarde pues no se cansó de embestir y demostró bravura, rodó al instante. Merecidísimas las dos orejas y el rabo con el que fue premiado por la presidencia. Apropiado también el aplauso con el que fue despedido el de Gavira.
No remató con la espada
Llevaba el quinto y con él el turno del extremeño Alejandro Talavante. Por el toril, un astado de Núñez del Cuvillo que se dejó hacer. Destacó con el capote uno de sus tradicionales ajustados quites por saltilleras. A pies juntos y por estatuarios empezó a hacerle faena y fue poco a poco llevándolo a su terreno. Toreo de cercanías, mano baja, mucha quietud y calidad del pacense. Lidiaba con clase por el pitón derecho y se cambió de mano la muleta para dejar naturales espectaculares antes de que el toro diera signos de mansedumbre. De nuevo la espada le privó de mayores trofeos. Dos pinchazos sin soltar y una media estocada que no fue suficiente. Necesitó el verduguillo y recibió una merecida oreja.
Finalizado el turno de los matadores, llegó la hora del novillero Posada de Maravillas que dejó muy buen sabor de boca entre los aficionados y que tuvo el detalle de brindar a 'El Juli'. El novillero sin picadores de la Escuela Taurina de Badajoz apunta maneras y pese a su juventud supo entender muy bien al bravo novillo de Herederos de Bernardino Píriz que hubo de lidiar. Le cambió sabiamente los terrenos para cuajar buenos muletazos.
Desde el inicio se le vio muy asentado, toreando despacio a la verónica. Citó al animal siempre desde lejos, corriéndole bien la mano, metiendo riñones y cruzándose con lentitud e inteligencia. Fue acortando distancias y culminó con una buena estocada. El palco presidencial concedió una oreja premio, en opinión de quien esto suscribe, insuficiente pues Posada de Maravillas por su voluntad, entrega y cadencia mereció pasear las dos.
Espartaco y Julián declinaron salir a hombros y lo hicieron a pie junto a todos sus compañeros de cartel. Entretenida tarde de toros que no quisó perderse ni el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Desde un palco, los mayores de la Casa de la Misericordia también estuvieron presentes, agradeciendo con sus aplausos el esfuerzo de los toreros.

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