sábado, 28 de enero de 2012

La ganadería de Celestino Cuadri y Las Ventas (I)


Por error de Blackberry este artículo salió cortado en la primera ocasión, ahora al completo entre los años 56 y 60 del pasado siglo
                                                                                              Vicente Parra Roldán

En la próxima entrega hablaremos del 61
Mucho y bien se viene hablando de los éxitos cosechados en los últimos años en la madrileña plaza de Las Ventas por la ganadería de Hijos de Celestino Cuadri Vides y que le han reportado no sólo innumerables trofeos y galardones sino la admiración de los aficionados.
En este y en próximos reportajes vamos a tratar de hacer un recorrido por el paso del hierro triguereño por la considerada primera plaza del mundo, recordando sus más de treinta actuaciones a lo largo de cincuenta cinco años de historia, en las que han predominado, especialmente en los últimos años, los festejos mayores aunque, en un principio, llegó a lidiar hasta cinco novilladas en los primeros años de existencia de la ya legendaria ganadería.
Debut y repetición en 1.956
El debut de la ganadería triguereña en la plaza de Las Ventas se produjo el domingo 8 de abril de 1.956, en el quinto festejo de la temporada y segunda corrida de toros de la campaña.. En aquella ocasión solo se pudieron lidiar cinco toros al ser rechazado uno en el reconocimiento, por lo que fue reemplazado por otro del hierro de Tomás Prieto de la Cal, que salió en quinto lugar.
Las reses de Cuadri pesaron, por orden de salida 497 kgs., 513, 517,556 y 525 respectivamente,  mientras que en canal dieron 312 kgs., 303, 325, 340 y 332 respectivamente, con un promedio de 320,5 kgs.
Los encargados de lidiar esta corrida fueron Victoriano Posada, de negro y oro (pitos y silencio), Mario Carrión, de verdegay y oro, que confirmó la alternativa (palmas y petición de oreja con vuelta al ruedo) y Luis Parra “Parrita, de rosa y oro (protestas y palmas con siseo). Además, intervino el rejoneador portugués Manuel Conde, ante un novillo de Fermín Bohórquez, que fue ovacionado por los tendidos que registraron media entrada.
Respecto al juego de los cuadri, el crítico Selipe, del diario ABC; señaló “que el bicho que rompió plaza hizo una pelea seria con los montados, de los que recibió tres varas que acusó al fin, aplomándose en la faena de muleta; el segundo, bien armado, sufrió tres puyazos malos del varilarguero de turno y, en su embestida, se comportó con claridad; el tercero, hondo, pero recogido de cabeza, achuchó porque no se le aplicó la lidia que requería; el cuarto, poderoso aunque escaso de codicia, derribó repetidamente en los encuentros con los caballos de lo que llegó a salir rebrincando, se dolió en banderillas y cabeceó en la faena de muleta; y el último, al que se protestó por parte del público no sabemos si porque hizo una salida poco alegre o porque renqueó entumecido, si bien no acreditó bravura frente a los de caballería, con la gente de a pie se mostró noble y fácil.”
Tras esta presentación, en la década de los 50, la ganadería de Celestino Cuadri acudió otras cuatro ocasiones a la plaza madrileña aunque fuese para lidiar novilladas.
La primera de ellas se jugó el 28 de octubre de 1.956, y los novillos dieron, en canal, un peso de 271 kgs., 270, 239, 306, 271 y 284 kgs. respectivamente, con un promedio de 273 kilos.
En dicho festejo intervinieron Juan Gálvez, de gris y oro (palmas y dos avisos), Emilio González Garzón, de gris y plata (aplausos y un aviso) y el debutante Lorenzo García Castilla, de verde y oro (palmas y pitos y silencio).
Respecto a las reses hay que señalar que estuvieron sobradas de presencia y con temperamento, superando a los actuantes.

Abre la temporada de 1.957

No tardaron en repetir los novillos triguereños por cuanto se volvieron a lidiar en la tarde del 17 de marzo de 1.957, en la apertura de la temporada en la plaza venteña, que registró un lleno en sus tendidos. Las reses pesaron en canal 258 kgs., 265, 257, 294 y 312, con promedio de 274 kilos.
El cartel estuvo formado por Luis Díaz, de azul y oro (silencio en los dos); Manuel Blázquez, de rosa y oro (petición con vuelta y vuelta al ruedo) y el mejicano Mario Granero, blanco y oro (palmas y silencio). Los dos últimos hicieron su presentación en Las Ventas.
El cronista sevillano Selipe escribió respecto del comportamiento de las reses que “la materia prima, de buena calidad, la suministró el ganadero Sr. Cuadri quien, en tres festejos corridos en el circo de la carretera de Aragón, ha ganado un prestigio merecido. Los novillos, de preciosa estampa y limpia armadura, satisficieron a los aficionados y se prestaron, en conjunto, para las mejores suertes. El que rompió plaza, distraído de salida, corrió ampliamente por la arena sin encontrar un capote capaz de reducir su carrera, luego padeció muchas intervenciones, no siempre eficaces, salvo las del subalterno Martín Cao, entró cinco veces a los caballos, fue mal picado y terminó empujando con algún nervio; al segundo le castigó con alevosía y dureza el varilarguero de turno en dos sangrientos encuentros, el bicho embistió suavemente a lo engaños y ofreció a la gente de pie colaboración muy satisfactoria; el tercero, que también salió distraído y al que tampoco se le redujo la embestida inicial, soportó dos varas largas y quedó claro para los de infantería; el cuarto, picado muy aceptablemente por José Luis Atienza, acometió con rectitud y sin malicia; recibió tres varas el quinto, de amplia cornamenta y vistoso trapío y el sexto, codicioso para los montados, que le pusieron tres puyazos a cambio de una caída, se prestó a mejores suertes que las que le practicaron.”

Otra buena tarde en 1.958

Al año siguiente, concretamente el 27 de julio de 1.958, vuelven los novillos de Celestino Cuadri Vides a la plaza de Las Ventas. En esta ocasión, el cuarto fue devuelto por cojo y reemplazado por otro de Juan Antonio Álvarez. Las reses triguereñas tuvieron “romana y trapío, aunque se agotaron pronto en su lucha con los varilargueros. Se aplaudieron el primero, el tercero y el sexto. En general, los novillos estuvieron mal picados y peor pareados y llegaron al último tercio con muchas dificultades para unos novilleros sin experiencia.”
Encargados de su lidia fueron Manolo Blázquez, silencio y aplausos; el venezolano Sergio Flores, saludos y silencio; y Juan Cabello, pitos en su lote. Los dos últimos debutaron en la plaza madrileña.

En 1.960 se rompió la racha

No fue buena la novillada lidiada en la tarde del 17 de julio de 1.960 por cuanto las reses de Celestino Cuadri salieron “mansas y difíciles”, según Antonio Diaz-Cañabate, por lo que el festejo resultó “espeso y un pesado aburrimiento gravitaba sobre la plaza”.  Tampoco resultaron muy lucidas las actuaciones de Adolfo Aparicio, Antonio de Jesús y el valverdeño Manuel Naranjo, que hizo su presentación en Madrid, con una actuación calificada como de “muy valiente” y en la que resultó herido en la región perineal y en la glútea.
La leyenda de la ganadería de Celestino Cuadri había comenzado a gestarse en Madrid, donde, tras su brillante presentación, lidió, en estos primeros años, cuatro novilladas, en la que, salvo en la última, había gustado a los aficionados que empezaron a fijarse en esta joven ganadería donde ya se vislumbraba el trabajo que realizaba su propietario.

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