Vicente Parra Roldán
Mucho y bien se viene hablando de los éxitos cosechados en
los últimos años en la madrileña plaza de Las Ventas por la ganadería de Hijos
de Celestino Cuadri Vides y que le han reportado no sólo innumerables trofeos y
galardones sino la admiración de los aficionados.
En este y en próximos reportajes vamos a tratar de hacer
un recorrido por el paso del hierro triguereño por la considerada primera plaza
del mundo, recordando sus más de treinta actuaciones a lo largo de cincuenta
cinco años de historia, en las que han predominado, especialmente en los
últimos años, los festejos mayores aunque, en un principio, llegó a lidiar
hasta cinco novilladas en los primeros años de existencia de la ya legendaria
ganadería.
Debut y repetición en 1.956
El debut de la ganadería triguereña en la plaza de Las
Ventas se produjo el domingo 8 de abril de 1.956, en el quinto festejo de la
temporada y segunda corrida de toros de la campaña.. En aquella ocasión
solo se pudieron lidiar cinco toros al ser rechazado uno en el reconocimiento,
por lo que fue reemplazado por otro del hierro de Tomás Prieto de la Cal, que
salió en quinto lugar.
Las
reses de Cuadri pesaron, por orden de salida 497 kgs., 513, 517,556 y 525
respectivamente, mientras que en canal
dieron 312 kgs., 303, 325, 340 y 332 respectivamente, con un promedio de 320,5
kgs.
Los
encargados de lidiar esta corrida fueron Victoriano Posada, de negro y oro
(pitos y silencio), Mario Carrión, de verdegay y oro, que confirmó la
alternativa (palmas y petición de oreja con vuelta al ruedo) y Luis Parra
“Parrita, de rosa y oro (protestas y palmas con siseo). Además, intervino el
rejoneador portugués Manuel Conde, ante un novillo de Fermín Bohórquez, que fue
ovacionado por los tendidos que registraron media entrada.
Respecto
al juego de los cuadri, el crítico Selipe, del diario ABC; señaló “que
el bicho que rompió plaza hizo una pelea seria con los montados, de los que
recibió tres varas que acusó al fin, aplomándose en la faena de muleta; el
segundo, bien armado, sufrió tres puyazos malos del varilarguero de turno y, en
su embestida, se comportó con claridad; el tercero, hondo, pero recogido de
cabeza, achuchó porque no se le aplicó la lidia que requería; el cuarto,
poderoso aunque escaso de codicia, derribó repetidamente en los encuentros con
los caballos de lo que llegó a salir rebrincando, se dolió en banderillas y
cabeceó en la faena de muleta; y el último, al que se protestó por parte del
público no sabemos si porque hizo una salida poco alegre o porque renqueó
entumecido, si bien no acreditó bravura frente a los de caballería, con la
gente de a pie se mostró noble y fácil.”
Tras
esta presentación, en la década de los 50, la ganadería de Celestino Cuadri acudió
otras cuatro ocasiones a la plaza madrileña aunque fuese para lidiar
novilladas.
La
primera de ellas se jugó el 28 de octubre de 1.956, y los novillos dieron, en
canal, un peso de 271 kgs., 270, 239, 306, 271 y 284 kgs. respectivamente, con
un promedio de 273 kilos.
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