El Juli indulta un gran toro de Rincón en Cali
Julián López "El Juli" ha indultado al segundo toro de la tarde que propició una faena larga y vitoreada que le valió las orejas simbólicas y su segunda salida por la puerta grande en la presente feria caleña.
Seis toros de Las Ventas del Espíritu Santo, de propiedad de César Rincón, origen Marqués de Domecq- Torreón- Jandilla, de gran trapío y seriedad.
El segundo, enviado con 500 kg. de agresiva bravura fue indultado, aunque al final amagara con irse. Fueron bravos el primero, parado y a la defensiva el tercero, cuarto potable por el derecho, quinto se dejó ante el poder de El Juli, sexto a menos en su seriedad.
Pepe Manrique: Gran estocada (palmas) y estocada y descabello (silencio).
Julián López "El Juli": Indultado (dos orejas simbólicas) y estocada trasera (palmas).
"El Cid": Entera (palmas) y estocada (vuelta al ruedo).
Tarde de sol pero ventosa y 3/4 del aforo cubierto.
Saludaron tras parear Ricardo Santana y John Jairo Suaza, destacando también Raúl Morales.
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El toro del indulto fue bravo, agresivo, tuvo gran fijeza y calidad en la embestida si bien, hacia el final del exigente trasteo, amagó con irse a las tablas dos veces.
"El Juli" lo toreó con implacable maestría. Series por ambos lados, de muletazos largos y mandones. Tras los naturales, la serie de la tarde: derecha en mano, suave trazo, hondura. "El Juli" imprimió nuevo ritmo al de Rincón que siguió al compás la muleta.
"El Juli" lo había cuajado y el público pedía el indulto. Hubo entonces una serie de tres redondos completos invertidos y dos más por la izquierda como colofón a tan soberbio trasteo.
Vitoreado, paseó las orejas simbólicas tras el indulto de "Enviado".
En el quinto Julián López obligó al toro, renuente de inicio, con en la muleta que había gazapeado entre los dos puyazos que tomó.
"El Juli" lo metió en la muleta y le dio varias series con la izquierda, que pudieron tener más vibración de no haber mediado el viento.
Todo ello entre la indiferencia del público, que no estuvo fino para catar el poderío del madrileño.
El colombiano Pepe Manrique se lució con el capote en sus dos ejemplares, manejando el percal con temple y firmeza.
Su primero le propinó una tremenda voltereta tras una serie de buen trazo. El toro tomaba la muleta mejor por el izquierdo por donde intentó cuajarle varias series, desairadas por el viento que no le permitió acoplarse.
En su segundo Manrique, torero sobrio, dio excesivos tiempos al toro y fue molestado nuevamente por Eolo, que soplaba y agitaba la muleta sin dar posibilidades al colombiano de imprimir suave trazo a la flámula.
El Cid tuvo en su primero un toro sin recorrido. El viento tampoco le permitió hacer las cosas con la suavidad requerida y porfió sin logros.
En el último de la tarde vendió bien su faena que no rompió.
El viento, el toro sin ritmo suficiente, conspiraron en su contra.
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