Cinco patas componen mi pregón
Toro, torero, prensa, empresa y afición.
La prensa, los que lo cuentan, contamos, y se inventan, inventamos, y sueñan o soñamos, y sobrecogen, ahí no llego nunca me han tentado y quisieron, quisimos, sin poder y pudieron, pudimos, sin querer y no tenemos más remedio que hablar de toros que nunca lidiaremos y de toreros que nunca seremos.
También la prensa tiene una responsabilidad social. La de la verdad, la del buen son, la del amor al toro, la del entendimiento. Cuando alguien nos dice te voy a decir la verdad, malo, ese quiere darnos el día y amargarnos la vida.
Ni amargura ni odio ni rencor deberían tener lugar en el que hable de toros, en un papel, en las ondas de la radio, para mi tan queridas, en la televisión o a través de ese medio de salvaje libertad que es Internet en páginas de tronío o en modestos blogs como el de quien les habla.
Pánico dan los sobrecogedores, quien solo habla al dictado del dinero. Una pena, según el profesor Juan Carlos Gil tienen su origen en la España de postguerra donde el papel estaba racionado y los revisteros debían comprar parcelas del periódico a los directores del medio, de ahí nació el sobre. Anécdotas hay mil pero quiero contar dos, la de Curro Feten que en unas Fallas, donde años después murió al pie del cañón llegó a la tertulia donde se despachaba a gusto. Manzanares una oreja, Galán nada y el Capea cuatro orejas, llega el crítico y este es su mensaje.
“ Manzanares bien, una oreja que pudieron ser dos, Galan ha puesto voluntad, por cierto también toreó el de Salamanca pero así no se puede estar, en el toro hay que estar para mandar y Gutierrez Moya no manda nada, bueno nada de nada y si manda pues… a mi no me ha llegado”
La anécdota que es contrapeso de esta la protagoniza don Modesto cuando le hace una crónica que bautiza al padre de los Bienvenida como papa negro, en cotraposición al "Sumo Pontifice del toreo" honor que había reservado a Bombita, como Papa Negro era conocido el superior de los jesuitas por su poder en la sombra. El extremeño para agasajarlo le llevó un solitario con un gran brillante, Don Modesto no quería devolver el regalo por no ofender, pero tampoco podía aceptarlo por razones de higiene moral, su solución fue de señor.
No puedo aceptar el anillo, sin embargo mi niña tiene un sofocón grande por que se le ha roto una muñeca de porcelana que le merqué por su cumpleaños por seis reales, el sueldo de revistero no da para un doble dispendio, le quedaría eternamente agradecido si le compra una igual en la tienda tal de la calle del duque.
Formas maneras, en todo caso el que habla de toros debe siempre evitar que su estrecha relación con muchos de los protagonistas de la fiesta le supongan una adulteración de su pensamiento, sin acritud pero sin cobas ni palmaditas.
Buen nombre el que tiene este pueblo en estas lídes Manuel Vieira dicta desde Sevilla su magisterio para los que siempre estamos empezando en esto
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