No os quiero atormentar, pero ahí va la segunda parte del pregón ¡y faltan cuatro! Estais eximidos de leerlo, es más, se aconseja no leerlo en beneficio de la salud mental de los ambitotaúricos
Cinco patas componen mi pregón
Toro, torero, prensa, empresa y afición.
Hablemos del toro
Aquí estoy, salgo a parar el toro, ya lo he visto, este es el toro de la verdad torera, de la vergüenza torera, de la ética que diría un moderno o un filósofo. El toro necesita verdad, quiero sentar las bases de mi tauromaquia de mi forma de entender la fiesta y quiero y doy verdad, la pierna contraria delante, las manos bajas, la mirada a la testuz y el alma en el empeño Un toro bravo es lo primero para la verdad, un toro, un toro que marque el territorio, en su fenotipo en su reata, en su encaste, en la fiereza de querer coger los engaños por abajo. Mi verdad dice que el toro marca la línea de la verdad, ni kilos, ni cara, ni fiereza. Un toro debe marcar la distancia, desde la grada debe causar impresión, nadie debe creer que puede con el burel, ni en sueños. La verdad de Miguelín el día que se subió a la chepa del pobre animal que lidiaba Manuel Benitez en Las Ventas, ese día se cruzó el Rubicón de las verdades toreras.
El toro en pureza de formas y en plenitud de intenciones, el animal más bello de la creación esa fiera creada por error de la naturaleza, la liebre albina de que habla Fernando Cuadri, condenada a morir por selección natural y que pervive por la estética de su planta y es seleccionado por el hombre hasta conseguir crear al rey de la dehesa, la forma más ecológica de entender la ganadería, imaginen, primero el encinar claro, crear un ecosistema que lleva décadas en su planteamiento para luego crear una forma de vida, una especie seleccionada para llegar al corazón de un pueblo, de muchos pueblos, entendiendo pueblo en el sentido hondo de la palabra, conjunto de gentes con una intención común en lo universal.
El toro elemento causal de la fiesta, el toro tótem de una raza de hombres, el toro mito y realidad en su potencia, el toro adorado y Dios de la tribu
Negro era el toro, y de color tiznado,
erizado de cerro y lomo altivo,
corto de pies, de manos apartado,
los ojos grandes como fuego vivo,
de espeso remolino coronado,
en mirar espantoso y vengativo,
como un erizo levantado el vello,
de cuernos altos y arrugado cuello.
El toro moderno, el del equilibrio, el de la bravura, el de la nobleza, el que humilla, el del último tercio, el que queremos que mueva los quinientos kilos con desparpajo, heredero de aquel uro ibérico que se revuelve de la manada, aquel que un pintor rupestre quiso pintar en la cueva, ese fue el que quiso plasmar, cuando le impresionó su gallardía.
El ganadero, no el ganaduros, ni el poseedor de ganaderías, no, el que sabe como huele el calostro y lo que es un mal parto, ese ganadero tiene la obligación moral irrenunciable de criar toros bravos, animales que den miedo, poderosos, sanos, en plenitud y su obligación se extiende hasta que sale por la puerta de la corrales a las cinco de la tarde, siempre las cinco de la tarde.
Celestino Cuadri que debutó como ganadero en la feria de Aracena del 55 y esta sabia villa supo premiar con una vuelta al ruedo el comportamiento de Marismeño, cuanto de adelantados en Aracena, primer fruto del sueño de aquel abogado republicanillo, y clerical que marcó su divisa en amarillo y morado haciendo un guiño al vaticano y otro al mal fario.
Manolo González Vuestro torero por adopción, que se hizo ganadero de Núñez soñando con ese tranco de más. Que nos mira desde la puerta de la plaza de toros recordando que la valentía y el arte pueden deben ir unidos
El toro y su verdad imponente en una tarde en la dehesa buscando la sombra del Quercus, el árbol de la vida, tras el agua de la charca para rumiar bravuras. Y soñar el sueño del toro bravo.
Y soñaba el toro bravo
Entre moscas y calores
Una tarde en la dehesa
El sueño de sus mayores
Ese toro pronto y fiero
Con la vida en los pitones
En la bravura salvaje
En pureza de intenciones
Sueño perderme soñando
En los vuelos del capote
Sueño con coger el trapo
Persiguiendo a los peones
Quiero luchar al caballo
Que no siento los dolores
Y venirme arriba luego
Y fundirme con el hombre
En el sueño de la fiesta
De lances puros y acordes
Toro torero y verdad
Con la acritud de los montes
persiguiendo los engaños
que no mienten que no esconden
Que quiero morir matando
En la tarde que me toque
Quiero imponer mis reales
No escarbaré… iré al galope
Me sabré venir de largo
En remates que rebosen
Que se parta en la embestida
En el más eterno embroque
Con los engaños sinceros
Que no mienten que no esconden
De muletas y capotes
Quiero ser bravo de veras
Ver que mi raza se impone
y mi muerte sea un tributo
de lucha inmisericorde
de un toro bravo y un hombre.
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