Llegué esta mañana a las 5 de la madrugada de Trigueros (Huelva), porque ayer estuve tentando en casa de Fernando Cuadri y cenando y hablando de toros después se nos hicieron las 12 de la noche. Hay que ver qué buen conversador es Fernando y qué memoria tiene para todo el mayoral de la ganadería, José Escobar.
Del tentadero de la tarde me impresionó lo grandes que eran las vacas. Eran eralas pero por hechuras -altas, fuertes, con muchos pechos- parecían utreras. Además, embestían como machos y todas mantuvieron un enorme interés. No regalaron nada y fue uno de esos tentaderos que disfrutas porque sabes que está sirviendo de verdad de cara a tu preparación.
La última vaca fue tremendamente difícil. De hecho, el ganadero me confesó en la cena que pensaba que no iba a poder darle ni un pase, pero aún se tragó un par de series por el pitón izquierdo. En cambio, la tercera sacó una profundidad sensacional. Con esa me habría gustado que me hubieran hecho alguna foto toreando, pero allí, viendo lo astifinas y exigentes que eran las vacas, nadie se atrevía a coger una cámara y todo el mundo tenía un capote en las manos por si acaso…
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