Morante, gramos de toreo puro ante un flojo Cuvillo. Manzanares se inventa una oreja y pierde dos con la espada, Luque con ganas. Los de Cuvillo, desiguales y faltos de fuerzas en general, el mejor el quinto ¿por las manos de Manzanares?
Rompre Valencia y en el casi lleno coso de la calle Xativa, Morante, de Rosa y Oro con cabos blancos emociona con el capote y se gusta sin romperse con la muleta en las dos series que aguanta el bragado castaño.
Al cuarto, probando incierto, ssin humillar y descastado no lo forzó ni se esforzó tras dos series de inicio
Al negro segundo, bravo pero justo de fuerzas, lo cuaja por ambos pitones Manzanares, de azul y oro con cabos blancos, lo inventa, lo mima, lo espera, lo entiende y lo torea como los ángeles lentos del cielo para después romperlo con la espada. se equivoca al querer cazarlo en una estocada al encuentro y se precipita suena el aviso y aquello se desmorona, en el recuerdo la buena faena de menos a mucho más.
Al complicado y manso que le correspondió en segundo lugar, el alicantino supo entenderlo en series intermitentes, aguantando los tornillazos y despistes del toro hasta dos series definitivas al natural de mucha verdad que calentaron los tendidos
Luque, de tinto y oro, rematados en blanco sale enrabietado y se luce con el capote ganando pasos en diez lances de pata alante, el negro de Cuvillo no se emplea en el caballo y sale trastabillado. Con la muleta, le exige al principio y se queda sin enemigo a media faena.
En el colorao ojo de perdíz que cerraba plaza Luque dejo su versión de torero con ganas y rabia de novilleros, la faena nunca remontó y el mal uso de la tizona tampoco es colofón brillante a una corrida que deja detalles de mucha enjundia, sin redondear, a veces por culpa de los toros, primero, segundo y cuarto y otras por culpa de los toreros, quinto y sexto
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