El Cid, de teja y oro, oreja en su primero tras una faena interesante, gran estocada y oreja importante, basada en la izquierda, en el cuarto, bravo, con pies y encastado que es ovacionado en el arrastre.
Perera de verde y oro, cabos blancos, bien con el capote en el segundo, lo enjareta por el derecho y cuando se queda sin toro se pega un arrimón que enloquece al público che En el quinto, mirón y exigente, no rompe la faena hasta que lo desengaña y le baja la mano con temple, la gente se entrega cuando se monta en lo alto en las postrimerias de la faena, la espada cae abajo, suena un aviso y se enfría el calentón
Cayetano de ¿celeste? y oro más gestos que contenido y no por culpa suya ante un toro que se desgracia, lo recibe a puerta gayola y lo mata con la zurda tras lesionarse el toro el pitón diestro. El sexto tambien se lesiona y sale un sobrero de Zalduendo con un buen izquierdo al que Cayetano entiende de incio y luego se diluye en una faena a menos cuando no puede templar su descompuesta embestida, el petardo con los aceros, ahora con la diestra, es el colofón a una tarde que el paradigma de la trayectoria de este torero, entra por apellidos, ilusiona de incio, demuestra gusto y gestos t al final se desinfla
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