viernes, 26 de marzo de 2010

Crúzate y dale el paso.

Dedicado a Juan Posada.


Homenaje de Santiago Ambel Posada para honrar a su abuelo, publicada en el libro de la Consejeria de Gobernación de Huelva temporada 2.009, en reconocieminto al torero de la Calle Valencia


- “¡Crúzate y dale el paso!” Me decía una y otra vez...
Yo no le hice caso hasta que llegó lo que él sabía que iba a llegar. La siguiente imagen que tengo es entre las patas del animal intentando salir como fuera de allí. Llegó un banderillero y me quitó la vaca como pudo. Fui al burladero a echarme un poco de agua en la cabeza y ahí me lo dijo otra vez:
- “Como no te cruces y le des el paso ni le vas a pegar pases a la vaca, ni serás torero..”
Cogí otra vez la muleta y esta vez si le hice caso, me cruce con la vaca, le puse la muleta en la misma cara y le di ese pequeño paso que él decía.
Tendría yo quince años y era la primera vez que mi abuelo me acompañaba a un tentadero. Fue la primera lección que me dió y una de las más importantes.
Pasaron los años y no se perdía ningún tentadero, venía a todos. ¡Cuantos kilómetros nos hicimos juntos! Vaya enciclopedia taurina tenía a mi lado.
Fue pasando el tiempo y me fui curtiendo como becerrista por muchos pueblos de España, hasta que llegó el momento de dar el paso como novillero con picadores. Debuté en septiembre y le ofrecen a mi abuelo mi debut en Pamplona en la feria de San Fermín del año siguiente. Al principio dijo que no estaba preparado, pero me vió con tanta ilusión que no pudo decir que no. Pasó todo el invierno, primavera y llegó el esperado día. Yo, verde como una lechuga, lo único que tenía era esa ilusión por abrirme camino y sobre todo por no defraudar a mi abuelo. La novillada muy seria no nos lo puso fácil, hasta que saltó mi segundo novillo con 545 kilos. Era mi último cartucho. Salí a por todas y la verdad que todo salio rodado. Recuerdo esos olés, ese público en pie, esa salida a hombros, pero sobre todo recuerdo esas palabras de mi abuelo cuando salía a en volandas:
- Este va a ser torero...!
Siempre estuvo a mi lado, en los buenos y en los malos momentos, siempre tuvo una fe ciega en mi y yo como torero y como nieto me siento muy afortunado de haber tenido a mi lado a una persona tan importante como mi abuelo.
Juan Posada fue uno de los mejores toreros de los años cincuenta, después de varias salidas a hombros en Madrid tuvo que dejar la que fue su gran pasión y a la vez profesión por las grandes cornadas que le dieron en el ruedo y en los despachos. Hizo periodismo y también fue uno de los mejores. Siempre hizo lo que quiso y por la línea de la verdad. Tuvo muchos amigos y también enemigos pero todo el mundo sabía que era un hombre que se vestía por los pies y que siempre decía lo que pensaba.
Espero que me sigas dando esos consejos y que estés ahí conmigo como siempre has estado,

Tu nieto, Santiago Ambel Posada

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