viernes, 10 de julio de 2009

Como está el patio, Zabala de la Serna Dixit en su página

DE TOROS EN LIBERTAD

La libertad de los toros en Cataluña tiende a su fin. Por septiembre, cuando un ciudadano animalista de la plataforma “PROU” exponga en el Parlamento catalán sus teorías, amparadas por 50.000 firmas, el destino de la Fiesta quedará en manos del PSC y CiU, la mismas que a las que no les ha templado el pulso para darle la puntilla al castellano. El optimismo me tiembla, y a lo peor el 5 de julio pasado de José Tomás será historia no sólo por su contenido, sino también por tratarse de una de las últimas tardes en la Monumental. La libertad es un bien caro que se extingue. Desde Quito, mi hermano Álvaro Ponce me reenvía artículo/crónica de Domingo de la Cámara despedazando a José Tomás, lo cual me parece cojonudo. La verdad es que lo leo muy por encima porque ya en las primeras líneas se descuelga el hombre calificando de “prensa adicta” a aquellos críticos o medios que lo de JT nos haya conmovido, emocionado o simplemente impulsado a escribir distinto a lo que él piensa. Coño, ¿y usted escribe en un portal que se llama “De toros en libertad”? La libertad para su culo, supongo, pero no para mi pluma, que si elogia a José Tomás es por adicción. Qué irrespetuoso y qué nazi. El pensamiento único pretende Dominguito, que suele hablar y escribir desde el púlpito de la infalibilidad. Y todo esto desde una web que viene a ser el brazo armado del poncismo. Algo así como el Círculo de Amigos de la Dinastía Bienvenida (de los que, por cierto, ninguno fue amigo de la casa del Papa Negro en su apogeo ni por el forro, pero vale el título para hacer galas, bolos y banquetes ) en versión Del Moral. O amoral. A Álvaro le he explicado el contexto de la secta, que se dispersa con diversos tentáculos plumíferos. Hay un tipo que escribe en las últimas páginas de una revista taurina que odia a José Tomás e idolatra a Finito de Córdoba, lo cuál no está exento de lógica. El mismo líder de la cosa esa “De Toros en Libertad”, al que un día Javier Villán rebautizó como La Lirio, y no sé bien por qué, vomita como la niña del exorcista nada más oír el nombre JT, pero en invierno le escribe unas cartas lindísimas en primera persona a El Fandi, “tú eres un gran torero, David, digan lo que digan”, o algo así y en ese plan. Lo cual, como lo del otro con Finito, también posee su lógica. Lo suyo sería, digo yo, que ya que enarbolan la bandera de la libertad nos dejen a lo demás pensar y sentir lo que nos traiga el viento del toreo a la piel. O sea, escribir lo que nos salga de los santos cojones sin que esto entre dentro de ningún tipo de “adicción” ni encasillamiento. Yo no me meto con los hace poco comprasteis el “Hola” para leer y regocijaros con un reportaje en el que aparecía Enrique Ponce con una aristócrata inglesa acariciando ambos a un toro bravo como a un peluche en una imagen muy positiva para la Fiesta… ¡Pues muy bien! ¡Como si os vais al baño con la revista y os la machacáis! Aplicad el lema de vivir y dejar vivir, apóstoles de la libertad. A mí no me gustan las guerras. Pero tampoco me asustan. Y menos con provocadores de vuestra talla

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