No entiendo, no comprendo, no concibo y no disculpo,

Torero, Pepe Luis Segura

No entiendo Que pinta un señor como Pepe Luis Segura apoderando por tercera vez a un chico como Aparicio, tan buen torero como difícil de llevar, con un conocido historial de extrañas y desleales relaciones con apoderados y empresas, que cuando mejor tiene las cosas, es siempre capaz de encontrar la forma de hacer lo peor posible para sus intereses.
No puedo olvidarme de un detalle de la primera etapa juntos de los mismos protagonistas que viví, por casualidad, como testigo privilegiado en primera persona hace ya muchos años. Pensaba Julito que le hacía falta una corrida de toros que calentase el ambiente para San Isidro. Lo comunica a su apoderado, y el montaje se perpetró en alguna de las plazas cercanas al foro (no recuerdo si Guadalajara, Segovia, quizá la plaza familiar de San Lorenzo del Escorial) y torearon junto a Julio, José Mari Manzanares, y creo recordar que "el Molinero" que había conseguido uno de esos pequeños triunfos en Madrid,.el encierro fue de Gabriel Rojas. La lluvia en taquilla fue torrencial, el modesto se apañó con un montón de entradas, unas las malvendió entre amigos y partidarios, otras las regaló y las más duermen eternamente en el capó del Ford Fiesta de su padre. Manzanares pidió sus tres millones de amigo sin perdonar un duro. El constructor sevillano reclamó sus otros tantos por la corrida y el resultado fueros unos cuantos cientos de miles de duros perdidos, una bronca monumental en la otoñal cena de los idiotas.
-¿Quien te mandó que jugaras con mi dinero?  se oyó exclamar al madrileño.
- Pues...Tú, fue la respuesta del Medallas
Y se acabó la historia de amor con palabras gruesas y cartas rotas.
No comprendo que la primera gestión del sabio linense sea pedir un mano a mano con Morante y en Madrid. Ni el momento de la carrera de Aparicio está para semejante envite, ni es Madrid el sitio del reto, ni Morante aceptará nunca,  ni su torero tiene más fuerza en Las Ventas que la que  le otorgan viejos triunfos y la tremenda cogida que dio la vuelta al mundo, argumento para repetir, nunca para pedir, y menos aún para pedir lo que Segura propone. No es propio de un hombre sabio como el de La Línea que sabe de que va esto. Alguien se está liando.
No concibo otra temporada para Aparicio que aspirar a una tarde en Madrid, bien colocado, en San Isidro o citas madrileñas colaterales (mejor en la del Cumpleaños o como se llame) y luego una cuantas ferias cómodas donde abra y adorné carteles caros yendo a media pensión; u otoros en que actue de soporte de carteles baratos, yendo a media pensión también. Otro planteamiento es engañar al torero, engañar a la afición, pretender un milagro y sobre todo olvidar como y porqué fue cogido el torero.
Y no disculpo a nadie, Son los implicados hombres grandes, con entreveradas pelucas púbicas, dientes retorcidos de machos viejos y cicatrices visibles producidos por los mismos puñales que ahora abrazan. No hacen ningún bien a la fiesta que dicen amar. No creo que a ninguno de ellos les apremien los recibos de las hipotecas, ni tengan a estas alturas necesidad de alimentar su ego, ni piensen que su aportación al toreo sólo pueda producirse de esta forma en la temporada 2011.
No me disculpo ni a mi mismo cuando, debido a mi natural maldad, pienso que estos dos no acaban el año juntos, si acaso lo empiecen.
Luego vendrá el torero, cambiará la moneda, arreglará el asunto en la primera corrida, cortará dos orejas en Madrid, el listo de Segura cerrará treinta contratos y me miraran burlones. Lo deseo, ojalá, por que admiro a ambos en sus facetas profesionales, pero creerlo, y bien que lo siento,  no lo creo.