El teatro de los sueños en plenitud |
Las palabras se retuercen y tardan en salir del teclado, el escribidor sólo ve campo de un insultante color verde, balón y futbol-arte a orillas de la Ría del Tinto
Máxima expectación |
Se busca |
Una mañana de emociones intensas, patéticos esfuerzos y lamentable sensación de impotencia.
Todo empezó en torno a las 12 de la mañana, dos equipos, presuntamente de futbol, uno vestido de blanco y otro empetado de naranja fosforito, gentes del toro y aledaños repartidos por la vieja fórmula de echar pies, yo elijo al gordo, yo me quedo con el cojo, el descalzo para ti…
Previamente, un extraño pase de modelos de bolsas de deporte donde Adidas Nike y Reebook pudieron tomar nota de las más innovadoras tendencias que oscilan entre la bolsa de Carrefour adaptada y la bolsa de playa tuneada.
Luego las conversaciones de rigor, ¿Aquel marco, lejano y blanco es la portería?, ¿No hay tallas XXXXL? Estas botas del 38 aprietan, ¿Como se las podría poner Zico?
El futbol sale fácil de los pies de estos esforzados del balón, destaca de inicio la velocidad por el lateral del chupabandas titular, banderillero de profesión y de cuyo nombre no logró acordarme. Impresionante el control del juego sublimizar del medioestorbo de nombre impronunciable que distribuía juego y cerveza en la zona ancha del campo, único lugar donde cabía su oronda figura.
Algún ojeador, de los muchos asistentes al partido, han apuntado el nombre de un fino, finísimo, estilista de área que ocupaba la genuina posición de esperabrevas y que deleitó al respetable con un extraordinario gol de vaselina, cuchara en los madriles, “colgaera” en la barriada infantil de Fuentepiña, donde nuestro protagonista echó los dientes en esto de acariciar un balón con los borceguíes de los siete tacos.
La pena mínima, la máxima fue el partido |
Llamativo el juego compenetrado de los dos cuñaos, el risitas, defensa escoba, se esforzaba en asistir al espigado cantamañanas, extremo rompedor que le pedía balones rasos, medidos y al pie bueno.
Previamente algún menisco saltó por los aires, ya lo dijo Boskov, ·“Futbol es futbol, esto es otra cosa”
El entrenador del equipo empetado de fosforito dictó su táctica al inicio del partido “Tos palante y tos patrás mientras podamos, luego, a la barra a por cerveza”, su equipo fiel y disciplinado soportó los embates de la tormenta, el rigor del frío y el juego sucio de los chopepork santaolalleros, arreones de bravo, defensa numantina y futbol espectáculo desde la barra del mesón del Boqui, antes, dejaron la impronta de su clase venciendo por un ajustado 8-7 que hacia justicia a la evidente superioridad mostrada sobre el terreno de juego.
En todo caso, el numeroso público asistente dio cuenta a la policia local del mal uso y destrozo, cesped levantado, riesgo de derrumbre por pelotazos a l graderio ..., en las instalaciones deportivas lo que provocó la personación del alcalde de la localidad. que obligó a desalojar el campo y pidió encarecidamente que semejantes tuercebotas se mantengan alejados de las hasta hoy dignísimas instalaciones deportivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario