Es Gerardo Ortega un ganadero serio. Tanto que se ha negado a ir a los corrales de la Malagueta donde no puede ser más que espectador de excepción, objeto de la burla veterinaria-presidencial y en última instancia protagonista por desacato flagrante, rebote consecuente y chulerias de señorito. Este señorito vive en el campo, vive para el campo, y la ganadería es una pasión a la que llegó por tradición y a la que ha sabido remontar hasta lidiar con regularidad en plazas de primera a manos de primeras figuras.
Ayer le dijeron que tenía cinco toros aprobados y hoy veo que sólo se lidian tres con el hierro de su casa. Imagino su rabia por los toros que han vuelto al campo de los reseñados para esta corrida desde hace mucho tiempo, los de las reatas de confianza, los elegidos. Cuando sale el primero de la tarde,38 Desertor de nombre, astifino musculado y sin un pero, pelea bien en varas y mete la cara con clase, por ambos pitones, humillando y con movilidad, ganas de cogerla y mucha verdad. Se de su dolor cuando al honrado Curro Robles lo empitona el toro al salir de un par de banderillas, por no querer pasar en falso, por que Ortega además es aficionado y hombre del toro y no quiere que sus toros ganen, no quiere tragedia, ¡Con lo que eso viste para considerar a un ganadero "integro"!. Imagino tambien su desesperación, su pocas ganas de seguir cuando le liquiden y sólo sea media corrida la facturada, por que ¿Saben? este ganadero, como tantos otros, no ha hecho dinero con el ladrillo, ni ha dado ningún pelotazo de recalificaciones, ni vive de la imagen, ni ha heredado un potosí. Y si le quitan treinta mil euros de su casa, mañana faltaran, y seguro que no faltaran en los piensos de remate a los toros.
Mañana si no fuera por que hablaran de un hombre al que conozco su afición, leería con delectación la buena literatura, las originales ironias y la mala leche de los blogs taurinos de la querida Málaga, donde se pelean por ver quien es más agrio, más purista y más torero. Allí diran cosas de los toros, pero ninguno dirá nada de la ilusión con que se ha rematado esta corrida, del dolor del ganadero y de su rabia y de su coraje. Me temo que ninguno hablará de la calidad brava de los toros, de como pelearon en el caballo ante tremendos puyazos...
Veo el segundo toro, bravo, más serio que un delegado gubernativo, más enfadado que un bloguero que va de purista ,con fondo de bravura, superando al bueno de Fandi.
No sigo viendo la corrida, me lo impiden muchas cosas, algunas que duelen a un hombre del toro.
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