Que los aficionados taurinos somos tan amigos del mollate como de la conversación tras la corrida es cosa sabida, que en la España veraz hay un bar por bloque de edificios es una realidad, que hay formas y formas de beber, es un hecho, que despues de los toros nunca hay bronca es demostrable. Entonces...
Lo cuenta ABC.
Se quejan los hosteleros de los aledaños de Las ventas del Espíritu Santo de que las multas pueden ser de hasta 60.000 del ala si sus clientes beben en la calle, donde, por cierto en esta España lo hace y lo ha hecho todo el mundo de toda la vida de dios. El agravio viene dado por que a los del botellón no se les sanciona, ni los del futbol, ni a los de las Vistillas, ni a los del teatro ni... ni...
¿Donde han de hacerlo si dentro no se cabe, hace calor y malamente se puede intercambiar una conversación inteligible? ¿Cual es el daño? al decoro, a las buenas maneras, me lo expliquen.
Esas declaraciones ostentoreas de capital taurina y otras necedades, dan risa.
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