FOTO: mundotoro.com
La tarde ha estado marcada por la escasa raza de los toros de la ganadería de Cuadri. Y por la cantidad de kilos de, en concreto dos de los toros, que pasaban de los 600 kilos. Ese peso ha caído la balanza hacia el lado del aburrimiento y la monotonía, aunque se tenía la esperanza, porque ya se sabe que a los animales que pastan en la tierra de Trigueros se les espera con mucho interés en Sevilla. La corrida ha tenido por tanto, su cara y su “ cruz”. Les cuento, la corrida ha estado excelentemente presentada, pero eso no ha sido suficiente. La gente esperaba ver a esos toros yendo al caballo desde la larga distancia, pero no ha sido así, y la tarde no levantó vuelo. Después ha estado en la Maestranza una terna de toreros que han estado muy dignos todos, toreros necesitados de que les salga un toro y les cambie la vida, pero eso tampoco ha podido ser.
A Fernando Cruz le salió el toro más peligroso de la tarde, un toro que lo buscaba una y otra vez y que se iba al pecho cada vez que podía. Primero le arrancó el capote, después cortaba en banderillas y con la muleta una y otra vez lo buscaba dando cabezazos. Hizo un gran esfuerzo y tras una estocada un tanto defectuosa pero de efecto rápido recibió una ovación. El sexto toro fue mejor, sobre todo por el pitón derecho aunque no pudimos verlo en todo su esplendor.
Sánchez Vara ha estado muy habilidoso toda la tarde. Su primero se quedaba en la mitad del camino y no tenía recorrido pero aún así, le sacó más de lo que tenía. Su segundo fue el que mejor fue al caballo, nos volvimos a equivocar y nos tuvimos que resignar pues al igual que sus hermanos se apagó antes de terminar la suerte.
Iván García reaparecía tras la grave cornada del año pasado y ha estado e incluso por encima de sus posibilidades. Recibió a su segundo toreando con gusto con el capote donde cabe destacar sobre todo la media final con la que remató y alguna serie con la mano derecha.
Habrá que esperar que vuelva la cara buena de los Cuadri pues este año nos ha tocado la cruz.
CONCHITA RODRIGUEZ ORTIZ
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