FOTO: burladero.com
Un desierto total es lo que hemos vivido esta tarde en la Maestranza, y no es el primer día, sobre todo en esta semana llamada torista y, precisamente, lo que menos hemos visto han sido toros. Porque miren ustedes, está bien que les falte un poco de raza, o un poco de fijeza, o un poco de nobleza, o incluso un poco de bravura, pero llevamos tres de las duras donde no hay casi nada que exprimir que nos dé un poco de aliento.
Dignos y valientes estuvieron los tres toreros, pero la Maestranza se caía de aburrimiento y los toreros, desesperados por encontrar una salida donde coger un poco de aire y respirar.
Al torero de Salamanca le salió un toro con mucho peligro y que hizo pasar a todos un quinario, al torero, a la cuadrilla y a todos los que estábamos pendientes de todo cuanto acontecía en el ruedo. Embestía el primero con la cara alta y dando arreones. Domingo hizo lo imposible con él, e hizo fácil lo difícil y eso se consigue con firmeza, aunque no estuvo como otras tardes de la pasada temporada. Fue mejor por el pitón izquierdo, aunque eso de mejor es un decir. Pasó sudor y lágrimas para acabar con él y casi le dan el tercer aviso. Al cuarto de la tarde consiguió arrancarle una tanda por el pitón derecho aunque a regañadientes lo embarcó en la muleta. Duró poco más pero por el pitón izquierdo no quiso ni agua. No tuvo transmisión, ni chispa y encima dudaba una barbaridad. Fue silenciado en los dos.
Al de Utrera le salió un toro que le permitió lucirse con el capote, e incluso pudo componer la figura. Remató de buena media y lo que parecía que iba a ser una mayor dosis de clase se quedó en un espejismo de oasis en medio del desierto. Se arrimó junto a tablas y le dio una serie con rectitud. En el quinto Luis Vilches se pegó un verdadero arrimón y demostró que además de saber torear, tiene valor. Hizo una gran esfuerzo y el público pudo verlo y así reconocer el mérito del sevillano.
César Girón le dio demasiados pases a su primero, intentó sacar agua de donde no había y la lidia fue un auténtico desastre. Le arrancó una corta serie con la derecha y poco más. En el sexto llegó el aliento. El sevillano estuvo a gusto las dos primeras series por la derecha con su toreo clásico, pero en el momento que cambió al natural lo poco que había se esfumó. Una pena que la espada le quitara incluso la ovación. Creo que tardará en volver a pisar el albero maestrante. A ver si mañana hay más suerte.
CONCHITA RODRIGUEZ ORTIZ
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