FOTO: burladero.com
Así es cómo hemos pasado esta tarde en el templo de la Maestranza, sin pena, ni gloria. Bueno con pena de no ver otra corrida embestir, sí. La verdad que llevamos una semana que no se la desearíamos al peor de nuestros enemigos, pero los toros de Valdefresno que pastan en tierra charra, tampoco han ayudado al lucimiento de los toreros. No se le pueden pedir peras al olmo, pero esto ya pasa de castaño oscuro y nos volvimos a aburrir soberanamente.
Hubo dos toros que se dejaron más, pero que tampoco se lucieron, fueron los dos que le tocaron en suerte al Capea, niño del “ Niño de la Capea “. Está bien llevado y, casi siempre bien anunciado en las ferias. En Sevilla de momento no lo hemos visto y de momento vamos a seguir sin verlo. Pareció haber un atisbo de faena, pero se quedó la miel en los labios de los presentes. Sobre todo fue bueno el tercero pero no se qué le pasó que no lo toreó. Le dio una primera serie buena por la derecha y otra por la izquierda bien, pero después no corrió la mano como el toro necesitaba. Cargaba toda su fuerza hacia el lado donde estaba toreando y tampoco usó las armas tan necesarias como son las muñecas y la cintura. Mató bien y fue ovacionado. En el quinto de la tarde que manseó una auténtica barbaridad no tuvo ni atisbo de triunfo, lo intentó por ambos pitones pero no dio más de sí la tarde y nos encaminamos a abandonar la plaza sin pena ni gloria una vez más.
A Matías Tejela le devolvieron el primero de su lote y en su lugar apareció un toro del Conde de la Maza que dio un poco de juego y estuvo bien sobre todo por el pitón izquierdo. El burel se revolvía que era un gusto, tenía una embestida muy acelerada con mucho motor y por eso la faena se basó al natural donde la embestida fue mucho más dulce y templada. No mató del todo bien después de un pinchazo y se guardó silencio. El otro fue bien distinto y vino a corroborar que en Salamanca también existen toros mansos, y de los buenos. Dio arreones, embistió más que a media altura cuando lo hacía y enganchando la muleta, así que no le quedó más que matarlo.
Antonio Barrera no ha estado ni bien ni mal, más bien un poco ausente diría yo. El primero del encierro se dio dos costalazos tremendos y así acabó de perder lo poco que tenía. No emocionó ni transmitió tampoco nada. En el cuarto nos dimos un gran susto por la voltereta sufrida por el sevillano, que de hacer presa le hubiera hecho daño, y mucho, y con la mala suerte que tiene este torero… mejor ni pensarlo. Tuvo un buen empiece con la mano diestra y a partir de la siguiente tanda, ya salieron los muletazos mucho menos limpios. El toro encima era distraído, así que no le dio opción de nada más. Alargó la faena más de la cuenta después de sacar los quince o veinte muletazos que tenía el toro, y la cosa terminó por enfriarse tanto, que hasta llegó a quedarse el público pasmado de tanta frialdad.
CONCHITA RODRIGUEZ ORTIZ
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