Miren ustedes, vengo embargada de emoción de la Maestranza. Esta es una tarde de esas que hacen afición y que quedará para siempre en la memoria de todos los que la hemos presenciado.
Lo de ayer fue otra historia que nada tiene que ver con esto. POr eso a los toreros actuantes hoy se les denomina acertadamente figuras. No son figuras por casualidad, sino porque han tenido esa estrella en sus vidas y la han pulido a base de esfuerzo y de orgullo torero. No se dejan ganar la pelea por nadie ni por nada, ni siquiera cuando las embestidas del toro no son favorables para su toreo.
Las figuras demuestran cada tarde porqué están en ese sitio, que es suyo y que no se les puede negar.
Por ejemplo, el Juli es un chaval de Madrid que tenía casualmente por padre un banderillero que no llegó lejos y eso y, por supuesto su enorme afición y su entrega a la vida del toro, ha conseguido con el paso de los años lo que pretendía, llegar a ser figura. Julián es un torero que está reconocido como uno de los grandes, aunque a veces la plaza se llena de público festero que le insiste en que ponga banderillas y ya hace años que no las pone. El Juli lleva años, desde niño en esto, jugándose la vida cada tarde y demostrando en los tiempos actuales, que ya no es el niño prodigio, y que con 25 años a sus espaldas y dos mil toros matados está en otra fase, llena de madurez y de maestría. Al primero de la tarde lo toreó con firmeza y rectitud. Estuvo templado con la capa a la verónica. El toro tenía kilos en exceso pero el madrileño lo cuidó como al bueno. Soberbio el quite por chicuelinas ajustadas, rematado con una media sublime.
Bien la cuadrilla que va a las órdenes del maestro. Diego Ortiz le pegó lo justo en el caballo y Carretero se mantiene en la cima de los toreros de plata. La faena al principio parecía que no iba a tener mucha emoción, el toro se colaba, pero a base de poder luchó con el toro que acabó rindiéndose a su grandeza de torero entregado. Pases de pecho interminables y terminó meciéndole la muleta acabando la faena con la importancia que tenía. Lo mató de estocada y consiguió arrancar la oreja a un toro que casi no tenía faena. El cuarto fue soso aunque noble, y se vislumbraba que duraría poco, y más bien no duró nada. Se quedaba corto y daba cabezazos. Por el izquierdo ni uno y sólo pudo finiquitar. Recibió ovación de figura en el tercio.
El niño del "Manzana" lleva el nombre de su padre pero ha demostrado que no está ahí por casualidad. Ha venido después de una rara enfermedad a corroborar el triunfo del año pasado. El de Alicante estaba asentado y ya lo ha demostrado en Sevilla, donde se le esperaba con fervor después del torero clásico realizado en la pasada Feria de Abril. Perera realizó un quite espectacular con el capote queriendo demostrar que su sitio se lo había ganado a pulso en este cartel. Por el pitón derecho fue importantísimo. Tras cuatro series hondas y llenas de sentimiento cogió la muleta con la izquierda donde el toro se quedaba más corto y volvió a la diestra, donde realizó un toreo desmayado. La estocada cayó un pelín trasera y el toro tardó en caer por lo que perdió la segunda oreja. El quinto toro fue despistado y encima cargado de sosería y de mansedumbre. Lo castigó en varas pero no sirvió para enderezarlo. Destacaron Curro Javier en la brega y Trujillo en banderillas. Consigue arrancarle tres tandas por el pitón derecho porque no le dejó que se la cogiera ni una sola vez demostrando seguridad. Lo pasaportó de estocada y recibió una ovación.
Miguel Angel Perera es un torero que no tiene antecedentes de dinastía torera, salió de la Escuela de Badajoz y desde un primer momento, demostró que bebe en la fuente del toreo caro. Se rebeló contra la tarde y no quería dejarse ganar la pelea, y pudo corroborar su posición en el sexto de la tarde. No demostró el toro calidad y parecía que duraría poco, pero el de la Puebla de Prior lo mimó mucho y le dio la coba suficiente para que lo ayudara al triunfo, aunque tendría que poner toda la carne en el asador. Se fue a los medios donde le dió dos pases cambiados por la espalda que resultaron muy emocionantes, y tras una serie de derechazos llenos de profundidad torera sonó el pasodoble Dávila Miura que terminó de ponerle a la faena la música que le faltaba. Hubo pases de todas las formas, por la diestra, al natural, pases invertidos, circulares interminables y cambios de mano por la espalda que dislocaron los tendidos haciéndolos temblar de emoción. Le dio el tiempo necesario y se pudo ver el sello de Fernando Cepeda, aunque con hierro de Perera. Se tiró como un cañón y cortó las dos orejas saliendo así por la Puerta Grande. Esperemos verlo pronto por la del Príncipe.
Así demuestran las figuras porqué las llaman así.
Lo de ayer fue otra historia que nada tiene que ver con esto. POr eso a los toreros actuantes hoy se les denomina acertadamente figuras. No son figuras por casualidad, sino porque han tenido esa estrella en sus vidas y la han pulido a base de esfuerzo y de orgullo torero. No se dejan ganar la pelea por nadie ni por nada, ni siquiera cuando las embestidas del toro no son favorables para su toreo.
Las figuras demuestran cada tarde porqué están en ese sitio, que es suyo y que no se les puede negar.
Por ejemplo, el Juli es un chaval de Madrid que tenía casualmente por padre un banderillero que no llegó lejos y eso y, por supuesto su enorme afición y su entrega a la vida del toro, ha conseguido con el paso de los años lo que pretendía, llegar a ser figura. Julián es un torero que está reconocido como uno de los grandes, aunque a veces la plaza se llena de público festero que le insiste en que ponga banderillas y ya hace años que no las pone. El Juli lleva años, desde niño en esto, jugándose la vida cada tarde y demostrando en los tiempos actuales, que ya no es el niño prodigio, y que con 25 años a sus espaldas y dos mil toros matados está en otra fase, llena de madurez y de maestría. Al primero de la tarde lo toreó con firmeza y rectitud. Estuvo templado con la capa a la verónica. El toro tenía kilos en exceso pero el madrileño lo cuidó como al bueno. Soberbio el quite por chicuelinas ajustadas, rematado con una media sublime.
Bien la cuadrilla que va a las órdenes del maestro. Diego Ortiz le pegó lo justo en el caballo y Carretero se mantiene en la cima de los toreros de plata. La faena al principio parecía que no iba a tener mucha emoción, el toro se colaba, pero a base de poder luchó con el toro que acabó rindiéndose a su grandeza de torero entregado. Pases de pecho interminables y terminó meciéndole la muleta acabando la faena con la importancia que tenía. Lo mató de estocada y consiguió arrancar la oreja a un toro que casi no tenía faena. El cuarto fue soso aunque noble, y se vislumbraba que duraría poco, y más bien no duró nada. Se quedaba corto y daba cabezazos. Por el izquierdo ni uno y sólo pudo finiquitar. Recibió ovación de figura en el tercio.
El niño del "Manzana" lleva el nombre de su padre pero ha demostrado que no está ahí por casualidad. Ha venido después de una rara enfermedad a corroborar el triunfo del año pasado. El de Alicante estaba asentado y ya lo ha demostrado en Sevilla, donde se le esperaba con fervor después del torero clásico realizado en la pasada Feria de Abril. Perera realizó un quite espectacular con el capote queriendo demostrar que su sitio se lo había ganado a pulso en este cartel. Por el pitón derecho fue importantísimo. Tras cuatro series hondas y llenas de sentimiento cogió la muleta con la izquierda donde el toro se quedaba más corto y volvió a la diestra, donde realizó un toreo desmayado. La estocada cayó un pelín trasera y el toro tardó en caer por lo que perdió la segunda oreja. El quinto toro fue despistado y encima cargado de sosería y de mansedumbre. Lo castigó en varas pero no sirvió para enderezarlo. Destacaron Curro Javier en la brega y Trujillo en banderillas. Consigue arrancarle tres tandas por el pitón derecho porque no le dejó que se la cogiera ni una sola vez demostrando seguridad. Lo pasaportó de estocada y recibió una ovación.
Miguel Angel Perera es un torero que no tiene antecedentes de dinastía torera, salió de la Escuela de Badajoz y desde un primer momento, demostró que bebe en la fuente del toreo caro. Se rebeló contra la tarde y no quería dejarse ganar la pelea, y pudo corroborar su posición en el sexto de la tarde. No demostró el toro calidad y parecía que duraría poco, pero el de la Puebla de Prior lo mimó mucho y le dio la coba suficiente para que lo ayudara al triunfo, aunque tendría que poner toda la carne en el asador. Se fue a los medios donde le dió dos pases cambiados por la espalda que resultaron muy emocionantes, y tras una serie de derechazos llenos de profundidad torera sonó el pasodoble Dávila Miura que terminó de ponerle a la faena la música que le faltaba. Hubo pases de todas las formas, por la diestra, al natural, pases invertidos, circulares interminables y cambios de mano por la espalda que dislocaron los tendidos haciéndolos temblar de emoción. Le dio el tiempo necesario y se pudo ver el sello de Fernando Cepeda, aunque con hierro de Perera. Se tiró como un cañón y cortó las dos orejas saliendo así por la Puerta Grande. Esperemos verlo pronto por la del Príncipe.
Así demuestran las figuras porqué las llaman así.
CONCHITA RODRIGUEZ ORTIZ
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