Amparado por el ganadero Marcelino Acosta, disecciona su
trayectoria y encandila a la Peña El Castoreño de la localidad sanjuanera y
firma en el libro de honores del consistorio
En la tarde del pasado viernes, ante un auditorio muy concurrido, con numeroso público de píe, en el Salón del Centro Cultural Jesús Quintero, tuvo lugar la conferencia inaugural de la novel peña El Castorerño de San Juan del Puerto.
Con estas reses, conociendo los terrenos, y gracias a la conexión inmediata con la grada que siempre ha caracterizado al torero de Espartinas, comenzó una noche que quedará grabada en el recuerdo de los buenos aficionados de la tierra. Numerosos integrantes de otras peñas, el matador de toros José Doblado, los profesionales Raúl Corralejo, José Manuel Mora Cartes, Oscar Miguel, la corporación municipal encabezada por el alcalde de la localidad Juan Carlos Duarte, los informadores José Ángel Ruciero y Paco Guerrero…
Con el público a favor, templando, entre el humor cariñoso, el sentimiento puro y la verdad honda de quien ha mandado en esto a base de corazón y voluntad. Se fueron diseccionado momentos, desde sus inicios, su vinculación familiar y emocional con Huelva, su cariño por Marcelino Acosta “ un auténtico ganadero, un romántico de esto, que serán los que queden cuando pase la crisis”, su infancia “ que se la entregué al toreo, por eso no quiero que mi hijo sea torero, para que tenga su vida”, sus sueños “un hombre tiene que querer sus sueños, lucharlos”. Su relación con Paquirri que “me enseño a ser yunque para luego ser martillo, pero que me dijo, cuando tengas el martillo no lo sueltes nunca”.
El valor de una cuadrilla “ tu familia, aquellos que te pueden salvar la vida, con quienes compartía todo, viajes, comidas, miedos, triunfos. Por como llamaban a la puerta sabía como había sido el sorteo”, la importancia del tesón “ nunca me he llevado una bronca, mi responsabilidad me lo impedía, eso me pudo vulgarizar, hacerme mecánico, pero no sabía hacerlo de otra forma, un señor que veía en Azpeitía tenía el mismo derecho a verme bien que el de Madrid”.
En dos horas pasaron por el salón Jesús Quintero las verdades más hondas del torero “ Pablo Lozano me enseñó que al toro había que respetarlo, no infringirle d año gratuitamente, es el animal que te lo da todo y hay que tratarlo con amor, con cariño, aunque tengas que matarlo, su obligación es quererte coger”
Por su parte Marcelino Acosta habló de la importancia de que Espartaco matase corridas de su casa “era una garantía, una posibilidad cierta de éxito, era el torero al que más toros le servían y eso te daba tranquilidad como ganadero”
En ese son de grandeza y sentimiento transcurrió la velada
que se culminó con unas sentidas palabras del alcalde, que comenzó glosando la
fiesta brava y acabó enalteciendo la labor de la luchadora peña encabezada por
Juan Blandón, de Marcelino Acosta dijo que era “un hombre al que admiramos
mucho en San Juan y que todos esperamos salga reforzado de la crisis “ y del propio matador
de quien comento que su presencia honraba a su pueblo y que desde ese momento
sería recibido siempre como un amigo de todos.
Culminó la torera noche con la entrega de recuerdos y más de
una hora de firma de autógrafos de Juan Antonio Ruiz Roman “Espartaco” ante el
entregado público que entró profano y salió espartaqusta acérrimo, no es para menos, fue Juan un torero grande, pero
como persona demostró ser, sencillamente, grandioso
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