Plaza de Toros de La Maestranza. Con los tendidos casi llenos, se han lidiado toros de Miura, de distintos juego aunque nobles en general. El más complicado el cuarto que salió de sobrero y el mejor el sexto, que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Rafaelillo: Saludos tras ovación en ambos.
Javier Castaño: Saludos tras ovación y vuelta al ruedo.
Manuel Escribano: Saludos tras ovación y dos orejas.
Tengo por costumbre poner la oreja en los comentarios de los aficionados al finalizar una tarde de toros. Hoy no podía ser menos y todos coincidían en decir: ¡qué alegría de haber venido!. Así es, muchos íbamos a la plaza con la sensación de ir a ver una corrida de Miura al uso con un cartel al uso, tras la cornada de El Juli que le ha privado de su apetecible gesta, pero lo que no sabíamos es que en el patio de caballos se encontraba un Manuel Escribano con más oficio que nunca, mentalizado, preparado, con un temple en sus muñecas de oro del bueno, del de muchos quilates, y que ha dado un golpe en la mesa que se ha enterado hasta el Giraldillo. Tampoco sabíamos los aficionados que en los chiqueros maestrantes aguardaba inquieto 'Datilero', único toro, con la A de las dos asas en el anca, que ha sido premiado con la vuelta al ruedo en el ciclo abrileño.
Escribano ni en sus mejores sueños habría imaginado que la tarde andara por los derroteros que ha alcanzado. De hecho, apuesto y no perdería que el diestro de Gerena, curtido en mil batallas al otro lado del charco y en tierras galas y sin torear en su plaza desde 2007, aún no se cree que ha templado a un Miura, que ha estado variado, que se ha ido en las dos ocasiones derechito al portón de los sustos y que ha arriesgado los alamares en el tercio de banderillas. Pues todo esto ha sido real señor Escribano, no se pellizque, ha sucedido, y la afición de Sevilla se alegra muchísimo por usted y también por la mítica casa Miura.
Era su tarde y venía a por todas, además hay que mirar el lado positivo, se ha librado de la agonía que tiene rondar en la cabeza cuando uno sabe durante dos meses que tiene que matar dos de Miura. Él solo lo ha pensado dos días, desde el viernes. Por cierto, muy acertada la opción de la empresa Pagés pues Escribano se ha ganado a pulso un hueco en la próxima feria abrileña.
Al primero de su lote le atacó desde el principio con variedad con la capa y en el tercio de banderillas arriesgó, incluso perdiéndole la cara y con un par al quiebro por dentro sentado en el estribo. Por el izquierdo lo puso en apuros pero supo templar y templó por ambos pitones y si hubiera entrado la espada otro gallo hubiera cantado, por fandangos como desde la grada.
Pero la conjunción entre toro y torero se hizo esperar y en sexto lugar salió 'Datilero', un cárdeno típico de la casa con 563 kilos de preciosa estampa, al que Escribano cuidó en extremo tras recibirlo casi en la boca de riego frente a chiqueros. Vuelve a la carga en banderillas y pone al público en pie con un último par al quiebro y al violín, después de lancearlo con gusto con el capote, tercio en el que estuvo variado y con un oficio impropio del que no torea todo lo que quisiera. Tras ponerlo en el peto con un galleo de frente por detrás, con la pañosa arrancó derechazos con sabor y a media altura, pero el lío llegó con el izquierdo, pitón por el que la faena tomó vuelo haciendo que sonara la música, esta por cierto con gran sensibilidad, y logrando gustarse ante un Miura con un temple exquisito, más que exquisito. Los pañuelos no se hicieron esperar tras un espadazo en todo lo alto, la plaza se hizo un clamor al unísono y salieron dos pañuelos blancos y uno azul. Tarde redonda.
Los dos compañeros de cartel no se quedaron atrás, pues Castaño demostró sobre el albero alcalareño que va a más y que llega. No obstante tras una armoniosa faena al segundo logra tocar pelo con un buen pase de pecho, pero no pasa de ahí tras perder un posible apéndice que se fue con tres pinchazos. Al quinto, Castaño lo toreó a la verónica con gusto, con la franela realiza lo más lucido por el pitón izquierdo y aguantando miradas peligrosas. No falló su cuadrilla, tal y como se esperaba, pues Adalid y Sánchez andan con los palos de manera soberbia y Marcos Galán lidió a la perfección a este quinto.
A Rafaelillo, gran profesional en esta lides, le tocó bailar con la más fea, y con su primero estuvo inteligente por el pitón derecho sacándole los muletazos uno a uno a media altura, pero por el izquierdo el Miura no quiso coles. Ante el cuarto, pues el titular se partió un pitón tras perseguir con ansias los muslos de uno de sus hombres, con la muleta se dobló con el más complicado de la tarde y el Miura lo buscaba quedándose ya muy corto, no obstante por el derecho consiguió poderle y saludó desde el tercio.
Tarde soñada para Escribano ante una corrida de Miura, que fue noble en general, fijos, haciendo olvidar al personal que se trataban de astados del legendario hierro y escogida con mimo por los veedores de Julián, aunque al final las mieles las ha saboreado otro, que insisto, ha dado un aldabonazo en seco en el ruedo maestrante con su disposición y entrega.
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