Palos de la Frontera más de tres cuartos. Tarde agradable, toros guapos de José Luis Pereda y La Dehesilla (quinto) de buena presentación y juego desigual. Sin opciones primero y segundo, excelentes cuarto y quinto, tercero con muchas teclas y sexto desrazado. Aplaudidos tercero, cuarto y quinto
Se guardó un minuto de silencio al romper el paseíllo en memoria de Carlos Barrera, aficionado zalameño afincado en la localidad palerma desde hace muchos años.
Ficha del festejo
El Cid: ovación y dos orejas y ovación para el toro (cuarto), muy bravo.
José Doblado: silencio y palmas. Ovación para el toro
Daniel Luque,dos orejas y oreja.
Destacan en cuadrillas Alcalareño con los palos y Corralejo en la lidia del quinto
Destacan en cuadrillas Alcalareño con los palos y Corralejo en la lidia del quinto
La tarde de Palos estuvo dedicada a Carlos Barrera, presidente de la peña taurina 'José Doblado', un aficionado grande que falleció el pasado jueves, justo dos días antes de que su coso de los Descubridores luciera sus mejores galas abrileñas. Un aficionado cabal de los de siempre, que nos hemos encontrado en Sevilla, en Madrid, en Badajoz, pero también en Valverde del Camino o en Zalamea la Real viendo toros.
José Doblado, primer paseillo del año, posiblemente el penúltimo, es un torero para el que ya no tenemos adjetivos. Torear a un primero que brindó al cielo donde tenía hoy su lugar de privilegio su partidario número uno, Carlos Barrera, y que no dio ninguna opción, queriendo ponerlo todo el torero y no pudiendo ni jugarse la vida, desparramando la vista el morlaco, por cierto guapo hasta el premio, pero a lo suyo y sin raza. No obstante, el destino le guardaba un excelente quinto, un toro claro y con redaños, queriendo siempre hacer las cosas de acuerdo a las viejas normas del toreo, parando, mandando, sin buscar atajos ni efectismos ante su gente. El toro era más fácil a derechas, más exigente al natural y por ambos pitones lo cuajó. Fallarlo a espadas fue el colmo del infortunio y Carlos desde el palquillo del cielo de los hombres buenos se habrá cagado en algo, seguro.
Luque es un privilegiado del toreo, un torero de los que mece el capote con el sabor de los clásicos y el poder de los que saben. En ambos toros, pero en especial en el tercero, dejó capotazos de los que sueñan delante del espejo cualquier torero. La faena a el tercero de teclas y firmezas fue de mucha cabeza, de saber esperar el momento, de torearlo con poder con la diestra y descartar la izquierda cuando cantó la condición del toro. Con la espada es un cañón, ya decimos, uno que tiene todas las condiciones. Al sexto, otro toro con teclas, parones, miradas y poca raza, le fue metiendo en el canasto sin bullas, sin violencias hasta que decidió poderle y resolver, darle la firmeza que requería el incierto, que por cierto era un pavo, y otra vez seguro con los aceros. Oreja y Puerta Grande y preparado para hazañas de mayor alcance.
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