viernes, 5 de abril de 2013

Belmonte se hace presente en Huelva a través de la fundación Cajasol


Cuesta Arana desgrana las entrañas de Belmonte con un discurso sencillo en el primer acto del ciclo de Cajasol.

El profesor Gil y la cantaora Rocio Márquez abrochan la primera jornada del ciclo por senderos de arte

            Buen comienzo de la XXXIII edición del ciclo ‘Los toros’ de Cajasol, que ha arrancado este jueves con la conferencia ‘Un siglo de Juan Belmonte’, a cargo del escritor y biógrafo del diestro, Jesús Cuesta Arana. El acto ha culminado con un recital poético-flamenco, con el toque de Manuel Herrera, la prodigiosa garganta de la cantaora onubense Rocío Márquez, que ha emocionado al personal con su cante por fandangos, y con la lírica del profesor de la Universidad de Sevilla Juan Carlos Gil, que ha recitado la ‘Oda a Belmonte’ de Gerardo Diego, sin poder evitar demostrar que lleva el toreo en sus venas
           
            Durante su intervención, ante un centenar de asistentes, Cuesta ha contado lo más peculiar de la vida de Belmonte, como sus vivencias de pequeño y ya de joven, etapa en la que Juan empezó a jugar con el toro, y es curioso, según ha indicado su biógrafo, que aprendiera a templar a los toros, una de sus aportaciones fundamentales además de parar y mandar, toreando a un perro de nombre ‘Cachucha’. También ha contado sus vivencias en Huelva, donde vivió un periodo cuando se dedicaba al comercio y a un negocio familiar, así como cuando volvió años después a torear en la provincia onubense.

            Gran admirador de Charles Chaplin, Belmonte pronto se convirtió en un personaje respetado por sus compañeros y por la flor y nata de los intelectuales españoles, como el mismísimo Ramón Valle-Inclán, al viajar a Madrid y triunfar como novillero.

            Cuesta, que presentará un nuevo libro sobre Belmonte y gran conocedor de la vida del diestro trianero a través de sus propios familiares, ha dividido la vida del torero en tres etapas; una primera que vivió con Joselito ‘El Gallo’ como rival; la segunda, a partir de la muerte de José –cuando con ocho pases le corta un rabo a un toro de Madrid-- y la tercera, cuando se retira y vive en su finca de Gómez Cardeña.

            “Era un innovador en todo, en la forma de torear, adaptándose a todos los tiempos, y hasta en los vestidos de luces. Era un romántico y un adelantado a su época”, ha enfatizado Cuesta.

            A su vez, ha desgranado cuestiones tan íntimas como las que pueden llevar a alguien a darse un tiro en la sien. Según su biógrafo, “el problema fue que vio a amigos suyos, como Valle Inclán, agonizando y él no quería pasar por eso porque después de haber sido fuego, no quería ser rescoldo”.

            Por último,  y ya en el coloquio con los asistentes, ha comentado su amistad con Rafael ‘El Gallo’ y ha destacado el carácter desprendido de Belmonte, que prestó mucha ayuda a los más necesitados, y todo ello en este primer acto del ciclo, dedicado precisamente a Belmonte, al cumplirse un siglo de su alternativa.

La dama de los leones

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