

Miguel Ángel Delgado con tres orejas y José Caraballo con dos abrieron la puerta grande.
Media plaza larga, tarde de magnífica temperatura NOVILLADA CON PICADORES que abría la feria de Agosto de Valverde del Camino. Novillos de Prieto de la Cal, bien presentados, con diversidad de capas y en escalera, de buen juego, con genio y casta, destacando segundo, cuarto y quinto aplaudidos en el arrastre, el sexto fue ovacionado de salida. José Caraballo, de Turquesa y Oro oreja y oreja. Miguel Ángel Delgado, de azul mar y oro oreja y dos orejas. Diego Lleonart, de grana y oro silencio y silencio.
Con ilusión vamos a Valverde, tierra de buenos aficionados de buenos amigos y de buenas tarde de toros. Primera novillada con caballos del año en nuestra provincia, ¡ así nos luce el pelo! Ha tenido que ser Valverde quien rompa el fuego, bien por esta plaza y esta afición. Además novillos de la tierra, de encaste veragua, de muy excelente presentación, desde el tercero in crescendo. El sabio pueblo aplaudió al sexto, ¡esto es una novillada y no las de Huelva! gritó algún irónico. Bien por la presentación a la familia ganadera, magnifica, diverso juego con muchos matices. Estos toros son los bisnietos de los que formaban la camada del Rey Felón, del tramposo y fullero Fernando VII, de aquel del “Marchemos todos yo el primero por la senda constitucional”. Del que no amaba los toros hasta que Pepe Botella le enseñó a hacerlo para ganarse al pueblo, a “su” pueblo.
Pues los toros del rey cínico hoy fueron nobles, guapos, potables, fieros, bravos y listos en distinta proporción.

Antonio Caraballo se las vio en el primero con un toro que pronto lo buscó, mal picado, se volvió tobillero al quedarse corto por el excesivo castigo cuando el chaval lo desengañó al no darle las distancias y los tiempos que reclamaba. Honrado el mozo, fue premiado con una generosa oreja. Al cuarto se la arrancó a ley, largas cambiadas de rodillas de recibo, ceñidas verónicas, gaoneras mejorables, ayudados por alto, series largas por ambos pitones, manoletinas, pinchazo y estocada, bien el chaval, en novillero, tendría que pulirse, dulcificar las formas, pero ha estado más que digno con un lote importante.

Al sexto, de preciosa estampa y cosido en su jabonera y chivata capa a cornadas de una paliza antigua, no lo entendió, no se fue al otro pitón a buscar las orejas, le tocó el morlaco dos veces el engaño al principio de faena y el toro se aburrió, mal el chaval, es un buen torero por formas y disposición, tiene raza pero debe seguir mejorando, y sus mentores no aburrirse, una mala tarde la tiene cualquiera.
Muy bien en este sexto la cuadrilla, desmonterada tras banderillear y bregar al toro. Alfonso Carrasco y Vallito.

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