Mucho más elocuente sería afirmar, como hacía Ortega y Gasset, que “el mayor y más moral homenaje que podemos tributar en ciertas ocasiones a ciertos animales puede ser matarlos con ciertas mesuras y ritos”
Y sigue
EL TOREO Y SU ÉTICA (y IV)
La valoración que de la muerte del toro en la plaza hace el animalismo o la taurofobia se opone radicalmente a la que mostrábamos en el artículo anterior. Consecuencia forzosa de los principios en que ambas se asientan –que ya discutiremos en su momento–, parece lógico que así sea. Sin embargo, debemos reconocer que un número significativo de personas que no militan en ninguna de estas dos banderías se inclinan por rechazar la muerte del animal.
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