La señora Pilar Rahola me pone a caer de un burro en un artículo en «La Vanguardia», llamándome macho ibérico barato y otras lindezas, y yo, aún no recuperado de la sorpresa, le quiero aclarar algunos puntos en estas líneas. Debo reconocer que me ha sorprendido un poco todo esto, puesto que ella y yo no nos conocemos de nada. Hasta tal punto no nos conocemos, que me ha tenido que explicar una periodista amiga, quién era. Para darme indicaciones, me ha enseñado una foto suya en internet, y para darme incluso más detalles me ha dicho: «Sí, hombre, una muy chillona que sale en un debate de televisión, que era de Izquierda Republicana y ahora es de CiU, que tiene un marido del PP y está de los nervios con la independencia». Así, textualmente. Yo, a pesar de todo, seguía sin reconocerla , y mi amiga, la periodista, me ha hecho leer el artículo de marras. Me llama, en él, macho ibérico y, la verdad, es que tiene toda la razón, porque lo soy. Soy macho, efectivamente, poco dado a las ambigüedades sexuales, e ibérico, porque he nacido, igual que ella, en la Península del mismo nombre.
A partir de ahí, se mete en un jardín mezclando gardenias con repollos. Dice que he llamado imbéciles a las «marujas» catalanas, que me río del Corredor Mediterráneo, que me gustan los toros y el vino, que soy un señorito y que critico a los taxistas paquistaníes. Todo en un batiburrillo al que no le he encontrado ni los pies ni la cabeza.
Con ánimo de aclarar las cosas para que la gente lo entienda, la historia fue así: una periodista catalana me pregunta si me preocupa el Corredor Mediterráneo. Yo, por un momento, pienso que me está hablando de algún maratoniano de Valencia o de mi amigo Pedro de la Rosa. Cuando me explica lo que quería decir, me entra la risa porque pienso que es una broma. Con la que está cayendo en este país ¿a quién coño le puede importar el Corredor Mediterráneo? Le contesté que preguntara a «cualquier María» que fuera por la calle si el famoso corredor le importaba una higa. Le dije que era cosa de políticos y periodistas porque en la escala de prioridades de la gente de la calle, el corredor Mediterráneo es una coña marinera.
Lo dije y lo mantengo. Es posible que a una señora culta y preocupada por el Corredor Mediterráneo le haya podido parecer que la llamaba imbécil. Lo siento muchísimo. No era mi intención. El que me diga en otro párrafo, como una crítica, que me gustan los toros y el vino, me hace hasta gracia. ¡Ya lo creo que me gustan! Recuerden que soy un macho ibérico y esas cosas nos gustan muchísimo.
De los taxistas paquistaníes dije, solamente, que parece mentira que con el paro que hay entre los catalanes se den 800 licencias a extranjeros que no hablan nuestro idioma y que incluso, nos señalan el GPS de sus coches con el dedo para que nosotros escribamos la calle a la que vamos. Me parece una vergüenza. Yo, por mi parte, cuando voy a Barcelona, si me coge un taxista que no habla nuestro idioma, me bajo.
Sólo hay una cosa que no le aguanto. Que me llame señorito. Mi padre nunca me dejó serlo. Todo lo que tengo lo he ganado con mi trabajo. Desde la primera casa hasta la última camisa las he comprado con mi esfuerzo y mi profesión. Yo no cobro subvenciones, ni pongo el cazo, ni tengo mamandurrias, ni fundaciones piratas, ni he mangado un duro del dinero público como bastantes políticos corruptos que tiene ella cerca. Trabajo como un burro para sacar adelante a mi familia y dar trabajo a más de 15 personas. ¿A cuántas da trabajo la señora Rahola? Sí, me declaro un macho ibérico, trabajador, honesto y solidario. No hago daño a nadie y me gusta España, los toros, el vino, la paella, el flamenco y los catalanes. Tengo tantos amigos en Cataluña como en Andalucía y Madrid. A algunos les gustan los «corre bous», son del Barça y son buena gente, y amigos de sus amigos.Va a ser mejor que alguien le aconseje que se relaje, que se beba una copita de cava, que se saque los gatos de la barriga, sonría a la vida, a Cataluña, a España, y que se ponga a dar conferencias del Corredor Mediterráneo, que tiene un futuro extraordinario.
A partir de ahí, se mete en un jardín mezclando gardenias con repollos. Dice que he llamado imbéciles a las «marujas» catalanas, que me río del Corredor Mediterráneo, que me gustan los toros y el vino, que soy un señorito y que critico a los taxistas paquistaníes. Todo en un batiburrillo al que no le he encontrado ni los pies ni la cabeza.
Con ánimo de aclarar las cosas para que la gente lo entienda, la historia fue así: una periodista catalana me pregunta si me preocupa el Corredor Mediterráneo. Yo, por un momento, pienso que me está hablando de algún maratoniano de Valencia o de mi amigo Pedro de la Rosa. Cuando me explica lo que quería decir, me entra la risa porque pienso que es una broma. Con la que está cayendo en este país ¿a quién coño le puede importar el Corredor Mediterráneo? Le contesté que preguntara a «cualquier María» que fuera por la calle si el famoso corredor le importaba una higa. Le dije que era cosa de políticos y periodistas porque en la escala de prioridades de la gente de la calle, el corredor Mediterráneo es una coña marinera.
Lo dije y lo mantengo. Es posible que a una señora culta y preocupada por el Corredor Mediterráneo le haya podido parecer que la llamaba imbécil. Lo siento muchísimo. No era mi intención. El que me diga en otro párrafo, como una crítica, que me gustan los toros y el vino, me hace hasta gracia. ¡Ya lo creo que me gustan! Recuerden que soy un macho ibérico y esas cosas nos gustan muchísimo.
De los taxistas paquistaníes dije, solamente, que parece mentira que con el paro que hay entre los catalanes se den 800 licencias a extranjeros que no hablan nuestro idioma y que incluso, nos señalan el GPS de sus coches con el dedo para que nosotros escribamos la calle a la que vamos. Me parece una vergüenza. Yo, por mi parte, cuando voy a Barcelona, si me coge un taxista que no habla nuestro idioma, me bajo.
Sólo hay una cosa que no le aguanto. Que me llame señorito. Mi padre nunca me dejó serlo. Todo lo que tengo lo he ganado con mi trabajo. Desde la primera casa hasta la última camisa las he comprado con mi esfuerzo y mi profesión. Yo no cobro subvenciones, ni pongo el cazo, ni tengo mamandurrias, ni fundaciones piratas, ni he mangado un duro del dinero público como bastantes políticos corruptos que tiene ella cerca. Trabajo como un burro para sacar adelante a mi familia y dar trabajo a más de 15 personas. ¿A cuántas da trabajo la señora Rahola? Sí, me declaro un macho ibérico, trabajador, honesto y solidario. No hago daño a nadie y me gusta España, los toros, el vino, la paella, el flamenco y los catalanes. Tengo tantos amigos en Cataluña como en Andalucía y Madrid. A algunos les gustan los «corre bous», son del Barça y son buena gente, y amigos de sus amigos.Va a ser mejor que alguien le aconseje que se relaje, que se beba una copita de cava, que se saque los gatos de la barriga, sonría a la vida, a Cataluña, a España, y que se ponga a dar conferencias del Corredor Mediterráneo, que tiene un futuro extraordinario.
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