domingo, 30 de octubre de 2011

Antoñete si toreó en Huelva


      Hace unos días, en charleta de aficionados, discutíamos si Antoñete llegó a torear en Huelva, pues si año 84, el cartel con Paula y Curro Durán ante reses de ¿Ramón Sánchez Rodríguez?

      Recordar que en Nerva, una corrida lastimosa y abortada, montada por Curro el Andaluz, con Antonio Ignacio Vargas y Pepe Luis Vázquez, con motivo del centenario de la plaza, es donde Antoñete no toreó la que debía haber sido su última tarde en nuestra provincia y la que a la postre hubiera sido penúltima de su vida torera en activo


  • Así nos contaba Verduguillo la tarde gris de Antoñete en Huelva
    • LOS ARTISTAS NO DIERON LA TALLA


      Dentro de la amplia programación, la empresa había anunciado una corrida para toreros artistas contando con la presencia de los veteranos Antonio Chenel Antoñete y Rafael de Paula. Pero la presencia de ambos no levantó prácticamente expectación, de tal manera que el escaso cuarto de plaza que se cubrió se debió, fundamentalmente, a la presencia de numerosos seguidores del joven utrerano Curro Durán.
      Y se eligió  una corrida impropia de un ciclo como el onubense por cuanto las reses, del hierro de Ramón Sánchez Rodríguez, apenas tuvieron presencia (la mayoría de los toros no debieron haber pasado el reconocimiento), kilos, cornamenta, casta, fuerza ni bravura alguna. El quinto fue devuelto por falta de fuerzas y sustituido por un ejemplar de Ramón Sánchez Recio, igual que los restantes pero, además, con una mansedumbre tan acusada que fue condenado a banderillas negras, hecho que no se ha vuelto a repetir en la reciente historia del coso.
      Los veteranos Antoñete y Rafael de Paula pasaron totalmente desapercibidos. La verdad es que más bien estuvieron ausentes del festejo hasta tal punto que el benévolo público onubense se enfadó con ellos y les abroncó al concluir sus respectivos toros. Nada bueno hay que reseñar de sus respectivas actuaciones, sino todo lo contrario, pasando por la plaza de La Merced con más pena que gloria. Ante la falta de colaboración de sus oponentes, se limitaron a dar unos cuantos mantazos y después a montar la espada, aunque tampoco se entregaron a la hora de la verdad y, por ello, se ganaron el disgusto de los espectadores, que también pagaron con ellos la pésima corrida que estaban soportando. Los artistas, en esta ocasión, fracasaron estrepitosamente, dejando una pésima sensación y se ganaron la repulsa de los espectadores, cuyas ilusiones de disfrutar se fueron diluyendo según salían las reses de los chiqueros y según contemplaban las desganas de los veteranos diestros.
      Sin embargo, Curro Durán, sin llegar a cortar trofeos por la decisión del palco presidencial, que no atendió a la mayoritaria petición realizada al concluir con el sexto del festejo, fue el único que dejó algo para el recuerdo de los espectadores, especialmente en el toreo templado, artista, con gracia que imprimió durante toda la tarde, aunque, por desgracia, enfrente no tuviera unos animales que le hubieran servido para darle más categoría a todo cuanto hizo sobre el albero onubense porque aquello parecía un tentadero por la presentación de las reses. Aún así, el utrerano hizo lo único bueno de una tarde para el olvido y se ganó el aprecio de los espectadores, enfadados por el desarrollo del festejo.
      Los veteranos artistas fracasaron en esta ocasión porque, además de no llevar gente a los tendidos, buscaron una corrida que nunca debió ser aprobada por los veterinarios. Y, para colmo, no permitió el lucimiento, sino que el aburrimiento y el sopor fueron haciendo mella entre los aficionados que pudieron disponer de unos momentos de alegría con el toreo de Curro Durán.

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