sábado, 18 de febrero de 2012

Loor y gloria para Manolito “Litri” en el LXXXVI aniversario de su muerte


                                                                               Vicente Parra Roldán

Manuel Báez nació el 3 de agosto de 1.905, según se deduce de la partida de nacimiento que se conserva en los archivos parroquiales de San Pedro. Era hijo de don Miguel Báez, que debió ser todo un personaje pues, tras su retirada como torero, pasó a ser un hacendado que, incluso, llegó a ser concejal de nuestro Ayuntamiento y persona muy respetada, especialmente entre sus convecinos del Barrio de San Sebastián.

Lógicamente, Manolito vivió sus primeros años en un ambiente taurino y rodeado de antiguos partidarios de su padre, por lo que la afición tenía que llegarle por fuerza. Y el pequeño hizo sus escarceos como todos los aspirantes de la época, mientras don Miguel fingía no enterarse de la vocación de su hijo, pretendiendo de esta manera de proceder que se alejara de la misma.

Pero la fuerza de la sangre es muy grande y sucedió lo que tenía que pasar. Y, Manolito le planteó a su padre sus deseos de ser torero. El viejo maestro, conocedor de las dificultades que iba a encontrar su querido hijo, quiso ponerlo a prueba para que el pequeño comprobara la dureza del toro y que aquellos desvaneos se le fueran de la cabeza.


Don Miguel hizo mover sus influencias y pidió al empresario local que, aprovechando que iba a celebrarse una novillada en nuestra ciudad, en la que actuaron Pirfo, Bogotá y Alarcón ante novillos de Bernardo de la Lastra, que comprase una res para que, a puerta cerrada, la torease su hijo. Y así se hizo, aunque con la particularidad que el rumor se había corrido por toda la ciudad y, en los graderíos del coso choquero, había casi tantos aficionados como en la tarde anterior.


El pequeño Manolito toreó de forma muy valiente a su oponente entre el delirio de los espectadores. Con la muleta en sus manos, fue cogido en varias ocasiones pero se levantaba del suelo más valiente aún, hasta perfilarse para matar y dejar una estocada hasta las cintas. Podrían discutirse las cualidades artísticas del joven torerillo, algo lógico dado que era la primera vez que actuaba ante el público, pero de su valor, decisión y sangre torera no podía caber duda.

La prensa local recogió este acontecimiento de la siguiente forma: “Un nuevo Litri. Ayer tarde, en nuestro circo taurino, con la presencia de unos cuatrocientos aficionados, presentóse por vez primera el futuro novillero, hijo del exmatador de toros Miguel Báez "Litri" nuestro paisano, Manuel Báez, que aún no cuenta catorce años.

El novillo, con quien se las entendió, estaba muy bien presentado, resultó manso, desluciendo la labor del diminuto torero. Pudimos apreciar que Manolito es valiente y que maneja el capote con bastante soltura. Las dos o tres verónicas que el bicho tomó franco, la percalina se estiró; mandó y templó superiormente, siendo aplaudidísimo. ¡ Lástima que el animal se quedara y no pudiera completar la faena Entablerado y avisando llególe con la muleta con mucha voluntad y deseos, citó repetidamente al bicho con la zurda; en uno de los pases logró que el bicho se le arrancara, se le coló éste, derribándole. No se asustó de las varias caricias que le hicieron y procuró que el bicho juntara las manos.

Con verdadera decisión, entró a herir y a una cuarta de los pitones, entró logrando una estocada algo trasera, en la que el joven tuvo que hacerlo toro, pues el de Lastra cada vez estaba más quedado. Extraído el acero, entró dos veces más, dando otros tantos pinchazos en todo lo alto sin que el novillo se moviera. Acertó al tercer descabello. El chico fue ovacionado y su padre felicitado por el buen resultado de la presentación.

Ante este éxito, el patriarca permitió a su hijo que siguiera con su carrera. Pero Huelva quería volverlo a ver actuar y, por ello, días después se organizó un festejo que sirvió para su presentación oficial. De ahí que el 12 de julio torease dos novillos de Eliécer Montiel. La prensa de la época recogió así la actuación de Manolito: “el joven torero ha escuchado grandes ovaciones como premio a su valentía y soltura con el capote. Con la muleta ha toreado mejor que en su primera presentación, pues en su primer becerro instrumentó varios pases con la derecha y un natural con la zurda. Estuvo bien en los quites y mereció los honores de ¡a música. ¡Lástima que los becerros resultaran mansos¡ Este diestro ha de decir bastantes cosas, pues tiene mucha afición y valentía.

Pero donde dio la nota de estoqueador fue en el primero. Entró muy en corto y por derecho y sepultó el estoque en todo lo alto, saliendo siempre por el costillar. El acero se vio entrar centímetro a centímetro y el animalito dobló los pies. Manolito escuchó una gran ovación".

Había comenzado la carrera de un torero y toda la ciudad estaba enloquecida con el nuevo Litri, algo que, años después sucedería con su hermano Miguel y con su sobrino Miguelito. Y Manolito fue matriculado en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, donde fue un alumno aventajado y tuvo oportunidad de profundizar en el conocimiento del toreo.

En la provincia también se hablaba del nuevo Litri, por lo que fue acartelado en la feria de Valverde del Camino para actuar junto a Rafael Posadas y Naranjito. El 15 de agosto de 1.920 vistió su primer traje de luces y, tras matar dos novillos de Manuel Castillo, obtuvo dos orejas, triunfo que repetiría al día siguiente cuando actuó junto al local Cayetano Naranjo "Naranjito" y Posada que mató un novillo pese a no estar anunciado. La reseña que publicó el diario "El Liberal" decía escuetamente lo siguiente: respecto al festejo del día 15, Manuel Báez Litri, en el suyo, bien toreando y colosal matando; y en cuanto a la novillada del día siguiente señalaba: Manolito obtuvo un gran triunfo consiguiendo las orejas y rabos de sus novillos y saliendo a hombros ante un público entusiasmado que llenaba la plaza.

Tras el triunfo de Valverde del Camino, actuó en Aroche en dos festejos, para presentarse, oficialmente, en la capital el 22 de agosto, actuando junto a Correa Montes y Casañe ante novillos de Surga. Aquella tarde, Manolito logró cortar una oreja.

El 29 de agosto, alternando con Posada y Pepe Belmonte y ganado de Anastasio Martin, intervino en una novillada a beneficios de los niños y madres pobres de Riotinto, cerrando así su primera temporada.

Durante el año 1.922 toreó en diversas novilladas sin picadores hasta lograr uno de sus sueños, debutar con caballos, hecho que se produjo el 3 de agosto de 1.922 en la plaza de su tierra, actuando junto a El Algabeño y Pepe Belmonte en la lidia de novillos de Campos Várela. No estuvo muy afortunado Manolito, a quien se le vio muy valiente pero falto de entrenamiento. Pero siguió aprendiendo y los triunfos, casi todos en plazas de nuestro entorno, se fueron sucediendo y ya vislumbraba que el onubense podía ser alguien importante en el panorama taurino.

El año 1.923 sería el de su revelación definitiva como novillero de porvenir. El 20 de mayo aparece anunciado en la plaza de toros de Valencia para estoquear reses de Félix Suárez en unión de Chaves y Pepe Belmonte. Las gestiones para lograr esta contratación las había llevado el propio Manolito con una artimaña que no por conocida merece recordarse. El torero, sin contar con su padre pero tomando su nombre, hizo gestiones con un amigo valenciano influyente. Miguel Báez quedó atónito al recibir un telegrama que decía "que venga tu hijo; torea mañana". El patriarca, consciente de las ganas de ser torero que tenía su hijo Manolito, no quiso descubrir la treta y a la ciudad levantina se marchó Manolito para poner la primera piedra del edificio de su crédito torero.

Los valencianos quedaron asombrados de la impavidez del muchacho ante los toros. Torpe y poco toreado, aguantó coladas escalofriantes y achuchones de los toros sin mostrar el menor temor, sin adoptar la más mínima precaución. Estuvo cerquísima de los toros, logrando dos orejas y se creó un cartel de torero valiente que hacía desear su repetición, que se produjo el 17 de junio y, todavía, aquella temporada torearía en aquella plaza cinco festejos más con una aceptación cada más creciente. Había comenzado el idilio entre un Litri y Valencia, una relación que, los acontecimientos posteriores así lo determinarán, sería perpetua.

Aquellos triunfos en el ruedo valenciano hizo que su nombre sonara con fuerza hasta lograr torear 19 novilladas, con 11 orejas cortadas, durante aquella temporada, en las que se hizo con un verdadero cartel, aunque en algunas plazas, como en el caso de Barcelona, la fortuna no acompañase al novillero onubense.

La campaña de 1.924 sería muy importante para Manolito. El 4 de mayo, actuando con Pepe Belmonte y Rafael Posada, se presentó en Sevilla para lidiar novillos del Conde de la Corte. El torero onubense tuvo una gran tarde, logrando cortar una oreja a su segundo tas una faena valentísima y una gran estocada. Cuatro corridas más toreó en La Maestranza, entre ellas una de Miura, en la que volvió a cortar una oreja.

Actuó en Huelva el 19 de junio alternando con Angelillo de Triana y Epifanio Bulnes, cotando cuatro orejas y un rabo. Repitió días después, el 28 del mismo mes, en mano a mano con Bogotá y ante novillos de Darnaude. Manolito se entretuvo en cortar seis orejas y tres rabos tras haber realizado tres faenas entre el delirio de los aficionados.

Llegaba la hora de debutar en Madrid, pero las circunstancias hicieron demorar el momento. Estaba anunciado para la tarde del 20 de julio pero, al ser volteado por un novillo en Sevilla a comienzos del mes de julio, su presentación hubo de demorarse hasta el 10 de agosto, después de torear el día antes, una vez más, en su Huelva. Pese a disponer de dos vehículos para su traslado, no pudo llegar a tiempo entre el enfado de los aficionados que habían acudido a presenciar su actuación.

Pudo por fin actuar el 27 de agosto, con reses de Sánchez Coquilla y Zurito y Agüero como compañeros de cartel, con lleno en los tendidos. Valentísimo toda la tarde, durante sus faenas hizo gala del valor que atesoraba, dejándose llegar los pitones hasta la chaquetilla. Resultó volteado en su primero pero, rabioso, se levantó para seguir su actuación toreando aún más cera, por lo que fue premiado con una oreja. Similar fue su actuación en el otro, y al final de la tarde salió a hombros por la puerta grande. Repitió actuación en la Villa y Corte cuatro días más tarde, confirmando las excelentes impresiones dejadas tras su presentación.

La prueba de fuego, la primera cornada importante llegaría el 12 de septiembre en la plaza de Albacete donde un novillo de Sabino Flores, al hacer un quite, le hirió en el triángulo de Scarpa, produciéndole una herida de diez centímetros. Por este percance tan sólo perdió dos festejos, reapareciendo en Ecija el 21 del mismo mes, una semana antes de la fecha soñada desde niño por Manolito Litri, su alternativa.

El acontecimiento tuvo lugar en Sevilla el 28 de septiembre y el doctorado lo recibió de manos de Manuel Jiménez "Chicuelo", quien le cedió un toro de Moreno Santamaría. Recordemos un hecho, que aún siendo conocido, nos permite conocer los sentimientos de nuestro torero. En el momento de brindar Manolito el toro de su alternativa se cursó un telegrama a Valencia, cuyo texto, muy expresivo de lo que la plaza levantina representó en la carrera novilleril del nuevo matador, decía lo siguiente: "al tomar alternativa, pienso que la hermosa región levantina fue para mí como una madre. Mi primer pensamiento esta tarde lo dividiré entre Huelva, mi patria, y Valencia, la gran madrina de mi afición. Para los amigos valencianos y onubenses va el brindis de mi primer toro y va también para la Virgen de los Desamparados y la de la Cinta". Aquella tarde el ganado no se prestó a grandes lucimientos y la tarde pasó con muchos tonos grisáceos.

Unos días después, el 9 de octubre acudió a confirmar su alternativa a Madrid en un festejo a beneficio de la Cruz Roja. Fue su padrino Marcial Lalanda y estuvieron acompañados por Villata además del rejoneador Antonio Cañero. El toro de la cesión de los trastos se llamó Ostioncito, era negro y estaba marcada con el número 44 y pertenecía a la ganadería del Marqués de Villamaría. No estuvo lucido Manolito con su oponente, que fue manso y difícil pero dio su nota de valor en el segundo, que brindó a los Reyes que asistían a la corrida. Tras este festejo, Manolito actuará todavía en dos corridas más, en su ciudad natal y en Gandía.

Aquella campaña la cerró el torero onubense con 61 novillos y 10 toros estoquedaos, totalizando 31 orejas y siete rabos, además de recibir dos avisos.
Comienza la temporada de 1.925, única que había de torear completa como matador de toros en su vida, el 12 de abril en Sevilla, donde volvió a torear dos días más durante la feria. Continuó toreando en cuantos festivos ofrecía el calendario, alternando los triunfos con tardes menos brillantes. Resultó cogido leve en Valencia el 21 de mayo por un mal toro de Gallardo. En principio, se le recomendó un mes de baja, pero reapareció el 15 de junio en Granada, antesala de su primer encuentro con Cayetano Ordóñez, que se produjo en Bilbao y donde se dio un nuevo gran éxito de Manolito, que izado a hombros de los espectadores, salió de la plaza entre el delirio de quienes habían presenciado el festejo.

Días después, concretamente el 29 de junio, actuó en Madrid donde alcanzó un clamoroso éxito ante los toros de Angoso. Manolito, tras interpretar con su valentía al público en su primero, cortó la oreja del segundo. Se habló mucho de sus faenas y se esperaba con expectación su reaparición, que tuvo lugar el 16 de julio, en corrida a beneficio de la Asociación de la Prensa.

Esta corrida significó en la vida de Manolito la más alta ovación, la que le abrió las puertas de la gloria y sus ideales de contratos, popularidad y dinero. Fue la famosa corrida en la que él y El Niño de la Palma hicieron concebir esperanzas de que se abría una nueva y gloriosa época del toreo, tras haberse cerrado aquella nefasta tarde de Talavera de la Reina.

El Litri realizó un toreo extraordinario con el toro Candil, negro, de Martínez. Sus mejores cualidades de valor realzaron su trasteo de muleta, que impresionó al público en términos extraordinarios. Toreó quieto, absolutamente quieto, pasándose el toro en cada pase rozándole la ropa y con aquel aire de dejadez, de abandono a lo fatal que tan fuerte sello racial imprimió su arte. Un pinchazo y un volapié remataron la faena, que fue galardonada con la oreja del toro y, tras votación de los aficionados, con la de oro que se ofrecía como trofeo a la mejor actuación de la tarde. En su segundo, de Hernández, Manolito también estuvo muy lucido.

Para hacer entrega de la oreja de oro conquistada en dicha corrida se montó en nuestra ciudad, concretamente el 2 de agosto, una corrida extraordinaria en la que Manolito actuó junto a Chicuelo y Zurito, con toros de Belmonte. Armando Palacios Valdés, secretario de la Asociación, se trasladó a Huelva para la entrega de la oreja, con la que dio una emocionada vuelta al ruedo. Aquel día cortó un rabo a su primero, triunfo que repetiría después, durante la feria de la Cinta, en la que intervino en dos festejos. En uno, obtuvo tres orejas y un rabo además de una herida leve; en el otro, resultó corneado.

En un gesto que puso de manifiesto su onubensismo y su amor a la Virgen de la Cinta, bajo cuya protección actuaba en los ruedos, el torero quiso obsequiar a la Patrona de Hueva con el preciado trofeo, por lo que ofrendó el galardón recibido a la Reina del Conquero, en cuyo Santuario permaneció la oreja de oro hasta que, durante los trágicos sucesos de la Guerra Civil, desapareció.

Hasta cuatro paseíllos hizo Manolito esta campaña en la plaza de su tierra. En esos festejos alternó con Victoriano Roger "Valencia II" y Nicanor Villalta, el 12 de julio; con los mencionados Chicuelo y Zurito en la corrida aludida; con Posada y Pepe Belmonte, el 6 de septiembre; y con Pepe Belmonte, en un mano a mano, al día siguiente, donde Manolito resultó cogido y perdió varios festejos hasta reaparecer el día 27 en Córdoba.

Toreó aquella temporada 43 tardes en las mejores plazas; sufrió innumerables percances, por fortuna leves, y sostuvo su cartel de torero valiente y, más aún, temerario. La pretendida competencia con El Niño de la Palma, el otro héroe de la madrileña corrida de la Prensa, no puede decirse que llegó a tal, sino en las conversaciones entre los aficionados. En realidad, si el toro no salía a la medida del toreo de Manolito, éste lo intentaba lo mismo, tratando de forzar las suertes y, constantemente, se le veía arrollado por las reses.

El torero onubense se había alzado a la cima del toreo y, cuando la temporada de 1.926 va a iniciarse, la expectación era máxima; sin embargo, se truncaría su carrera el 11 de febrero, en la corrida regia que se celebró en Málaga. Aquella tarde se lidiaron toros de Guadalest por parte de Marcial Lalanda, Manolito y Zurito. Lleno total en los grádenos y deseos de disfrutar no sólo con la presencia de los Reyes de España sino también con las actuaciones de los diestros y, de manera especial, con Manolito Litri, que tantos éxitos había cosechado en la temporada anterior.

En segundo lugar salió "Extremeño", berrendo en negro. Desde que abandonó el toril mostró síntomas de vencerse del lado derecho. Manolito o no vio o no calibró la trascendencia de tal condición y, al dar el primer pase de muleta por alto, fue cogido y volteado y corneado en el suelo. Sufrió una cornada en el muslo derecho, que fue calificada de gravísima en la enfermería. Trasladado a una clínica, a los cuatro días de la cogida se le presentaron síntomas de gangrena y hubo necesidad de amputarle la pierna el día 17, sin que bastara este remedio heroico. Falleció en la mañana del día 18.

Trasladado su cadáver a Huelva, fue velado en el Centro de Instrucción Comercial por todos sus paisanos que, asimismo, le acompañaron en su último paseo por la ciudad y, de manera especial, por estas calles del Barrio de San Sebastián, donde se habían forjado sus ilusiones de ser torero. Y aquella ciudad se echó a la calle para, primero, velar su cadáver y, posteriormente, acompañarle hasta su primitiva morada en el Cementerio, donde, por suscripción popular, se erigió un bellísimo mausoleo, que, cada 18 de febrero, aparece cubierto de flores que Huelva le sigue ofreciendo en su memoria porque aunque Huelva había perdido a su ídolo, pero lo mantiene fiel en su memoria, como se demuestra con los actos que le recuerdan o como este mismo que estamos celebrando en vísperas del inicio de nuestras fiestas patronales.

Manolito fue un torero muy representativo del momento taurino en el que le tocara actuar. El parón, es decir la estática espera con los pies inamovibles al arranque del toro, tuvo en él su más dramático cultivador y lo intentaba en cualquier clase de toros con temeridad increíble. Fue victima precisamente de esta su concepción del toreo, que daba un carácter impresionante lo mismo a las suertes básicas que a algunas de adorno que, con capa y muleta, solía intentar. Su aire torpe y como abstraído en la plaza, aquel presentarse al trance como quien se deja conducir al sacrificio, hasta un tic nervioso que le hacia cerrar los ojos en el momento del embestirle la res daban a su toreo un tono sombrío y trágico, cuya autenticidad había de acreditar la muerte.

En lo personal, Manolito fue un muchacho jovial, simpático, amigo de sus amigos, que supo ganarse el aprecio de todos cuantos le rodearon en su corta vida, en la que, además de los toros, se entregó a su familia y a su gente, a sus amigos, dejando una estela simpar que, pese a los años transcurridos desde su desaparición, sigue vigente entre nosotros. Buena prueba de ello es este reconocimiento que le hace su barrio, representado por unos vecinos, hijos y nietos de aquellos que compartieron parte de la vida de un torero que siempre estará presente en la memoria de esta Huelva que jamás lo olvidará. Loor y gloria a Manuel Báez, a Manolito Litri.

1 comentario:

emilio dijo...

Hola don Vicente tendra usted mas datos de la ganaderia de Eliecer Montiel?

Haciendo hilo

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