El Sierro, puro Atanasio, al matadero

Se nos van los penúltimos Atanasios.


las penas y las vaquitas 
se van por la misma senda,
las penas son de nosotros,
... las vaquitas son ajenas.

Pues otra ganadería dice adiós a un encaste que hace no mucho era fundamental. El Sierro de Sepúlveda, puro campo charro en su concepto, le compra a Matilla las vacas que parirán los becerros que serán herrados por la familia Órtiz de Urbina con el hierro que fue de Cúchares, que le dio nombre al arte que hoy manda al matadero este ganado
No habrá nada personal en esta tragedia, pequeña tragedia eslabón de una cadena que sabe quien donde acabará. Las figuras no los piden, o no los exigen, o no los consienten, los aficionados no tienen fuerza por que no llenan, se me dirá que más allá del encaste está el que la ganadería sirva en un determinado porcentaje para la lidia actual.
Pues tendrán ustedes razón, pero que pena.
Ilustra el post una foto de Pasajero, que supo embestir en la última corrida que vi con mi amigo Paco López en La Ventas, año 2001, un toro feo, lejos de tierra, montado arriba, manseando en varas y que luego en el último tercio rompió a noble exigente, largo, humillado y siempre bravo en la muleta de Manolo Sánchez, se merece un recuerdo