51 años de toros |
Cartas iban y venían desde Quito hasta Madrid (pasando por París)
Quito si paga traidores
Pasaba desde hace cincuenta años gracias a una gran feria americana, la de Jesús del Gran Poder en Quito.
Por unos días, El Ecuador no era noticia por la emigración sino por sus
visitantes; no por un trágico terremoto sino por su sentido festivo; no
por un intento de golpe de Estado sino por la belleza de una tierra
única regada de gentes generosas y abiertas. Las mañanas de Iñaquito
eran un latido informativo que contrastaba últimamente con el
languidecer de la tauromaquia en otros puntos del Continente. Ahora,
también se echa la noche en el centro del mundo.
El referéndum de primeros de
Mayo salvó las corridas de toros en su integridad en el resto de los
cantones taurinos mientras, por un escaso margen, en Quito se impuso la
manipulación del rito al rechazarse un espectáculo que, según la
torticera cuestión planteada, tiene como finalidad la muerte del animal.
El toro, como en Portugal, morirá en la oscuridad de
los corrales y lo hará víctima de una traición. Un matarife le clavará
la puñalada final después de haber pervertido la lealtad en agonía.
Todavía no está muy claro como será la lidia aunque parece que tomarán
como molde el reglamento portugués. Por tanto, es posible que también se
suprima el tercio de varas. En caso de que se mantenga, la crueldad con
el toro me hará ponerme del lado de los antitaurinos porque entonces si
podrá hablarse de tortura. La nueva ordenanza taurina de la “corrida a
la quiteña” es una antología del disparate que sólo aspira a cagarse
cualquier vestigio de la tauromaquia a la española. Se eliminan los
registros de profesionales y ganaderías así como el de nacimiento de
machos lo que conlleva la impunidad del fraude. No habrá categorías de
plazas, quedan en el aire los servicios médicos de los cosos y la
autoridad se elimina porque todo el poder pasa a manos del promotor del
espectáculo. No se respeta la categoría de los toreros en caso de
sustitución ni se da garantías de la edad, trapío e integridad de las
reses a lidiar. Tampoco se regla la lidia, se prohíbe el indulto (por
tanto la muerte está asegurada) y las sanciones, si las hubiera, son
ridículas. En total, 21 puntos de una ordenanza que condena a muerte los
principios básicos del toreo y en consecuencias su ética. En su lugar
se implanta este corolario amoral con olor a corrupción.
Pensará el lector que con estas
premisas la feria de Quito quedará reducida a una especie de fiesta
privada con taquilla abierta al público en la que los ganaderos
nacionales darán salida a sus productos y los toreros ecuatorianos, a
falta de otro mercado donde poder sobrevivir, harán el paseíllo.
Respetable y entendible. Pues se equivocan. Ya tienen una relación de MATADORES DE TOROS
que se van a prestar a la pantomima y a unos periodistas dispuestos a
cantarla. Si la conciencia no les frena por allí pasarán afamados
coletas para prostituirse inyectándole silicona a la cuenta corriente.
¿Y ustedes se dicen matadores de toros? ¿Dónde está la dignidad?
¿Olvidan lo que supone haber recibido un día la alternativa y la borla
de doctor? ¿Han mirado en el DNI dónde dice profesión?
Si hace un par de años el mundo del toro se rasgaba las vestiduras por el show organizado por el tal Don Bull en Las Vegas
ahora parece que miran para otro lado ante la mascarada quiteña. Lo del
fantasmón mexicano tenía su lógica porque no había otro modo de enseñar
el toreo en la capital del espectáculo, pero esto es bajarse los
pantalones y agacharse para que las órdenes del presidente Correa hagan
su trabajo con o sin vaselina. A continuación llegará la siguiente
reflexión desde el resto del mapamundi taurino: ¡ven como es posible la
corrida de toros sin muerte! A todo esto el ex torero y ahora ganadero Sancho Dávila haciendo de puente, más bien de Celestina, por un puñado de dólares. Qué casualidad que un familiar de “Chancho”, el abogado Arauz de Robles, convenciera a la nueva Asociación de Toreros hasta dar libertad de acción cuanto se planeaba el veto. Me decepcionan Padilla, Abellán y Fandi y no sé que falta le hace a Ponce
ponerse una cruz en una carrera tan gloriosa. Y a Castella recordarle
sus palabras cuando se anunciaron los festejos en Las Vegas. Que se
aplique aquellas reflexiones de matador indignado como propia medicina.
Otros toreros ya han dicho que ¡ni hablar!, al igual que Florito
al que querían fichar por una propina para hacer su trabajo en todos
los toros y llevarlos moribundos al matadero. Y encima los promotores lo
quieren vender como una forma de evitar el fin de la Fiesta en Quito.
¿De qué Fiesta hablan?
Federico Arnás
Respuesta de Sebastían Castella
La nómina de los traidores para Arnás |
Querría aclarar a través de esta carta ciertas ideas que Federico Arnás
expuso en su artículo de opinión publicado en el número 898 de esta
revista. Después de mucho pensar y releer con sorpresa, incredulidad y
estupor sobre lo escrito de los toreros que estamos anunciados en la
próxima Feria de Quito, sólo llego a tres conclusiones por las cuales el
columnista asegura semejantes barbaridades sobre ese ciclo taurino y
sobre mí particularmente.
Una, que sus afirmaciones provengan de
la ignorancia, algo que me cuesta creer en una persona instruida en la
cultura taurina como él. Dos, que lo haga para molestar, por afán de
notoriedad o movido por intereses que a mí se me escapan. Tres, que
descalificar sea algo que ahora le haga sentirse importante.
En Quito, mientras haya vida taurina,
habrá esperanza. Por circunstancias que el lector de 6Toros6 sabe, en la
presente temporada no se podrán matar los toros en la plaza, lo cual no
prohíbe la celebración de corridas. Esta medida la entendemos como
temporal, y, por tanto, confío en que pueda volver a su cauce como todos
la conocemos. Pero algo habrá que hacer. Nos acusas Arnás a los que
tomamos una actitud activa: torear.Sin embargo, tú prefieres “morir con
dignidad” (¿cuál? ¿la tuya?). Prefieres llorar la pérdida sin intentar
evitarla. No sólo no te quedas quieto, visto lo visto, sino que pones
piedras en el camino. Muy meditado no parece el planteamiento del que
solo ve la muerte de la y Fiesta como solución (la muerte, precisamente
es lo que pasa cuando no hay más soluciones). ¿De verdad no se te ocurre
otra cosa? Yo prefiero no mirar para otro lado y afrontar el problema
de cerca. Quiero que la Fiesta no se muera y estoy orgulloso de hacer
algo para evitarlo.
Quizá, sería muy fácil no haberme
anunciado, quejarme como un amargado y presenciar cómo se acaba la
Fiesta en un sitio que tanto me ha dado y que, como reconoces, tantos
buenos momentos ha proporcionado a la Fiesta de los toros (¡pero da qué
se muera, que a ti no te gusta y no le debes nada!). Yo no. Así de
diferentes parece que somos. Qué pena que te olvidaras del festival que
toreé en febrero en Quito para defender la libertad taurina, o que me
reuní con el vicepresidente del país, Lenin Moreno García, junto a El
Fandi para defender la profesión de la que tú y yo vivimos y a la que
dedicamos nuestras vidas. Incluso le cedí un vestido para que mi
entrevista con él tuviese más eco mediático. ¿Qué intereses tendrás para
no destacarlo? El caso es que la Fiesta así no te gusta y hay que
matarla y criticar a los que creemos lo contrario. No olvides que una
cosa es la dignidad y otra es ponerse digno.
Por cierto, ¿por qué no usas tus
argumentos sin faltar al respeto ni descalificar?Pero más allá de que a
ti no te preocupe lo que hagan los ganaderos con sus toros en el campo o
el impacto económico que pueda tener esta medida en Quito, y que si por
ti fuese se hubiesen cargado los toros y listo, también comparas la
feria ecuatoriana con Las Vegas y utilizas unas declaraciones mías para
ponerme en evidencia. Cuando hay ganas de faltar, parece que cualquier
cosa vale. ¿Es igual la más que centenaria historia taurina de Quito que
el simulacro de Las Vegas? ¿Es lo mismo el toro bravo de Quito que lo
que salía en Las Vegas? ¿No es el toro de Quito tan peligroso como el
que más, cosa que no puede decir el de Las Vegas? ¿Dónde reside mi falta
de respeto al rito taurino? ¿En que si no hacemos lo que tú propones
(no hacer nada) la Fiesta allí desaparece según tus ecuaciones de
adivino profeta? ¿Qué deberíamos hacer, bajar los brazos y ya? ¿Te
nombramos a ti juez que decide quién es el buen aficionado (el que,
curiosamente, piensa como tú) y quién el malo (todos los demás)?Aunque
el rito no sea el que todos deseamos, por lo menos en Quito saldrá el
toro y sonarán clarines y timbales, algo que, por ejemplo, en Barcelona,
por desgracia, seguro que no pasará el próximo año.
En TVE tampoco se oyen, ni los timbales,
ni los clarines ni a ti quejándote en condiciones o tomando medidas
como director de Tendido Cero. ¿Esa te parece mejor solución? Pues a mí
no y ojalá el tiempo nos dé la razón a los toreros, aunque tu dignidad
obedezca a motivos que yo como aficionado no alcanzo a comprender.¿Por
qué no peleas en TVE, que desgraciadamente ignora los toros, en la que
tú como director de Tendido Cero te conformas con lo que hay y callas
ante la prohibición de las corridas de toros en directo? ¿Contra ese
enemigo tampoco luchamos? Mejor cobrar del que te prohíbe y callar. ¿Ese
es el aficionado que salvará la Fiesta, no el que torea y va a los
toros? ¿Quién eres tú para acusarme de pesetero? ¿Te sientes bien
llamándome “traidor”? Repasa mi carrera, verás que el dinero nunca me ha
movido, y ahora no lo hace. Sobre lo de traidor, haré lo que tú no has
hecho: pensar el significado de las palabras y no te responderé.
Espero que quede claro que prefiero la
acción a estarme quieto diciendo barbaridades y falsedades sobre los
demás. No lo esperaba de ti, Federico. Espero que vuelvas a un camino un
poco más moderado, de tener clara la dirección a la que queremos ir (lo
de matar la Fiesta queda justo en dirección contraria, por cierto) y de
remar hacía allí, o que si no, que tengas la decencia de no insultar a
los que nos jugamos la vida, que enemigos ya tenemos los taurinos.
Dejémonos de peleas entre los que tenemos en común el amor al toro y
luchemos en su favor.
Sebastián Castella.
Contrarreplica de Federico Arnás
Ponce indultó a un toro que no iba a morir en la plaza |
Que Sebastián Castella
haya firmado la carta abierta que me ha dirigido significa que me mira a
los ojos para decirme lo que piensa y no largar por la espalda, algo
tan usual en este mundo de los toros. Le honra. Otra cosa son las formas
porque hace tiempo aprendí a diferenciar en la lidia, como en la vida,
entre la casta y el genio. La primera significa nobleza en el ataque, la
segunda actitud defensiva de quién no quiere que le molesten. No
obstante, hay algo en su forma que me indica que se la han escrito: en
todas las ocasiones en que hemos coincidido siempre se dirigió a mí con
el usted por delante. Exquisita educación. Por eso, este tuteo que
emplea, que lejos de molestarme me agrada porque indica cercanía, me
lleva a pensar que su enojo será real pero que detrás hay una mano que
mece su epístola.
Como considero el título de matador de
toros, ese que durante uno días de Diciembre no ejercerá, es bastante
más importante que el de periodista, paso a contestarle con el
tratamiento que merece su persona y su rango. Iré por partes.
Tiene razón cuando afirma que pretendía
molestar con el artículo “Quito si paga traidores”. Molestar a los que
aceptan el juego y la trampa, sin pararse a pensar en sus consecuencias,
y desenmascarar a los que tienen gran interés en ganar tiempo para
otras operaciones incluidos los políticos que buscan que se respire
normalidad en la feria. El futuro a medio plazo de los toros en su país
les importa muy poco pero a corto mucho. Ustedes, las figuras, son
instrumento imprescindible en la operación. Para Sebastián Castella
verter una opinión en un artículo de opinión es buscar notoriedad. El
periodismo limpio tiene una gran carga de compromiso con lo que uno
piensa aunque acarree disgustos y malas caras. Si eso es buscar
notoriedad así llevo 34 años. Es notorio. También deja entrever que me
mueve algún interés. Bingo. Entiendo que el mismo que el suyo: que la
corrida de toros no entre en una nueva vía muy peligrosa sin la muerte
del toro en el ruedo.
En el fondo de la polémica lo que ambos
discutimos es el camino para lograrlo. Me consta que los antitaurinos,
en especial de los países americanos, están muy pendientes de la fórmula
quiteña para dar nuevos pasos abolicionistas. Ustedes, como ejemplo que
son, se deben a la tauromaquia universal y no a una fiesta local que
significa una peligrosa referencia para el futuro. Primero se suprime la
muerte con vista al público, luego la suerte de varas y finalmente el
abismo. Denunciar no se debe confundir con descalificar. Se lo dice a
sus escribas que emplean términos que rozan lo ofensivo hacia mi persona
que tomaré como producto del acaloramiento ante la ausencia de
argumentos de peso. Impotencia dialéctica. Lo dicho, mucho genio y poca
casta.
Usted entiende que esta edición de Jesús
del Gran Poder sin la suerte suprema será una excepción. Creo que su
esperanza tiene menos futuro que un mulillero en Iñaquito. Precisamente,
su celebración y éxito significará el éxito de la nueva fórmula y el
respaldo a los impulsores. Este año se da la feria, se llena la plaza –
aunque sin esos aficionados dolidos que en un manifiesto ya han dicho
que no acudirán, los mismo que presidentes y veterinarios desbancados de
manera golpista – no faltarán palmeros invitados a cantarla y con
semejante balance piensa que en 2012 los Correa boys derogaran el
resultado del referéndum que lo avala. Justo, es todo lo contrario. Sólo
podría haber un cambio forzado si el ciclo se anuncia con toreros
nacionales, el público no acude, se resiente la economía de la ciudad y
de paso el nombre de Quito.
Precisamente ese perjuicio económico al
que hace referencia es la clave para que se ponga en marcha el mecanismo
de acción – reacción. Entonces si es posible, que no seguro, que se
replantearan la medida ante semejante fiasco. Como me pide soluciones le
aportaré al menos sugerencias. No se debe confundir la parte con el
todo y Quito, con toda su importancia, sólo representa el 2% de los
festejos que se celebran en El Ecuador. En el país se programan al año
200 festejos formales y 300 toros de pueblo, todos sin subvención
alguna. Hay 30 plazas estables, 7 portátiles y 150 artesanales. Los
ganaderos sólo dejarían de dar salida a unas 50 reses, aunque ya dije en
el artículo que tanto le ha molestado que entendería una feria
exclusivamente con nombres nacionales al ser ese su único mercado.No le
diré que acudan los primeros (iba a escribir espadas) toreros a esos
lugares perdidos pero sería edificante que este año las figuras se
anunciaran en ciudades de la importancia de Ambato o Riobamba que
dijeron no a la mutilación de la lidia. Si se ignora a estas plazas, al
tiempo que se premia a la que aceptó la tala, estarán ante un nuevo
contrasentido. En esos carteles, al menos, figurarían como matadores de
toros. Y si quiere una propuesta más cercana a la capital ahí está
Machachi, a 15 kms de Quito, en el cantón Mejia, donde si es posible dar
la corrida en su versión integra aunque haya que hacerlo con un aforo
menor y bajar sensiblemente los honorarios. No es tanto. Vistalegre
dista 11 kms de Las Ventas.
Es cierto que se me olvidó recordar el
gesto de Castella y Fandi de dar la cara hace unos meses ante el
vicepresidente ecuatoriano y torear un festival. Cuando me di cuenta del
lapsus intenté añadirlo con la mala suerte de que ese pliego estaba
enviado al ser víspera de festivo en Madrid. Alfonso Santiago puede dar
fe de ello. Por justicia recupero la frase: “no entiendo como Castella
se presta a ser actor principal de aquello que combatió noblemente”. Veo
que le ha sentado muy mal que le recuerde lo que dijo cuando los
festejos de Las Vegas. Ya sabe que cada uno somos esclavos de nuestras
palabras. También aquellos compañeros fueron a torear, como señala en la
carta harán los que se anuncian en Quito. Por supuesto que aquel
espectáculo era diferente a la corrida sin estocada. El de las Vegas
incruento, no había sangre, el de Quito cruel con ese amigo que los
toreros dicen amar llamado toro bravo al que se le deben todo. Uno se
iba como salió, pero el de Quito… Precisamente por eso, no deberían
permitir que muera de ese modo, abandonado y moribundo camino de los
corrales tras los puyazos, las banderillas y las decenas de pases, me
imagino que sin espada, por muy simulada que sea, porque pierde su razón
ser. Pero eso es historia del toreo que a lo peor ignora. ¿Qué pasará
si un toro se echa? ¿Cómo actuar con aquel que se inutiliza? Si los
mansos no pueden llevárselo y la muerte en la arena está prohibida ¿cuál
es la solución? Ante un toro aquerenciado en la puerta por donde salen
los cabestros ¿qué hacer? ¿De qué les servirá a los más bravos su
entrega si el indulto no se contempla? Por la misma razón ¿cuántos
futuros sementales, tan necesarios para las ganaderías ecuatorianas, se
mandarán al matadero? Los anti se van a hinchar a sacar imágenes
letales. Confiemos en la fortaleza del toro ecuatoriano, pero a alguien
tan querido no se le traiciona. Resulta perverso que la muerte en el
ruedo, por muy improbable que parezca, sólo puede tener un destinatario,
el hombre.
La prueba de que esa carta está escrita
por alguien de su entorno es el golpe bajo de introducir la falta de
transmisiones de TVE en el debate. No le creo a usted capaz de ser tan
ruin. Tampoco le contaré a su inductor, pues entra en el ámbito de los
privado, la lucha interna que llevamos estos años por esa cuestión de la
que somos tan víctimas como los aficionados. Desde fuera ha habido
algunos movimientos reivindicativos de la Mesa del Toro y del G-9 del
que usted se salió al poco de su gestación. Del G-1, es decir de SC,
nada se ha sabido en este sentido. Al menos, le recordaré que hemos
logrado que Tendido Cero se mantenga todo el año en antena y haya
duplicado su tiempo de duración. Ese programa en el que tantas veces
usted ha salido en monográficos, especiales, entrevistas y éxitos
mostrados para España y el mundo, Quito incluido.
Hace mucho tiempo aprendí que gran parte
de los toreros sólo aceptan el halago en su relación con el informador.
Cuando hay denuncia optan por poner mala cara o retirarte el saludo. En
parte, entre todos los compañeros, hemos conseguido un mejor trato de
los toros en los Telediarios, aunque ya sé que insuficiente, y que
muchas ferias se ofrecen en los informativos de los Centros
Territoriales gracias a la redacción del programa. Eso sí, simple
información que no genera las comisiones de las transmisiones en directo
que a la postre es lo único que algunos taurinos añoran después de lo
que ingresaron en tiempos pasados por esa y otras vías que una vez
cerradas dejaron al descubierto facturas mal olientes. Por cierto, le
recomiendo que esté atento a la pantalla porque la cuestión quiteña la
trataremos en TC como se merece una vez vencida la temporada española.
Está invitado a defender su respetable postura porque no nos
consideramos con el monopolio de la verdad. Y para cerrar el apartado
televisivo decirle que claro que cobro por mi trabajo que le recuerdo no
es el de crítico taurino. Soy periodista y si un día prescinden de mis
servicios para ejercer mi especialización cubriré otros campos
informativos como he hecho en distintas etapas de mi vida. Se equivoca,
yo no vivo del toro aunque viva para el toro, porque tengo la suerte de
hacer compatibles afición, vocación y trabajo.
Dicen que es usted muy especial, pero
siempre le he valorado como una persona íntegra a la que tengo en
consideración. Testigos hay de mis halagos en su defensa cuando le
atacaban por su carácter. Su generosidad ha quedado manifiesta muchas
veces. Sin ir más lejos, el año pasado con la corrida para los
damnificados de Haití. Se lo cantamos como merecía. Pero ante esta nueva
situación callarme sería traicionar mis principios y, salvo que me lo
niegue el director de esta revista, cosa más que improbable, seguiré
denunciando aunque moleste. Ya sé que el silencio lo entiende como
moderación. Pues busque por otro lado porque no es lo mismo moderado que
moldeado. Para terminar, de su carta se desprende que considera
pasivos, y no sé si traidores, a los compañeros que han dicho no a los
Salazar a pesar de las suculentas bolsas que ofrecen incrementado
notablemente las de años precedentes hasta llegar en algún caso a los
240 mil €. Eso sí, para los toreros nacionales una propina en dólares.
Estoy convencido que pocos como usted acuden a la que fue primera feria
ecuatoriana, y una de las mejores de América, movidos por la buena fe.
Para otros, lo de Quito no es nombre
sino verbo conjugado en primera persona del presente de indicativo.
Ojala tenga razón y que su postura sirva para reimplantar la corrida en
su integridad. Si es así, lo reconoceré. Pocas veces como en esta me
gustaría estar equivocado. De no cumplirse la utopía espero que nos den
la razón a los que pensamos todo lo contrario. Le deseo la mejor de las
suertes y que a falta de orejas de muchas vueltas al ruedo. Las espadas,
nunca mejor dicho, quedan en todo lo alto.
Federico Arnás.
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