martes, 8 de septiembre de 2009

Lepe alternativó a su torero en Ayamonte.

Lepe alternativó a su torero en Ayamonte.




La terna salió a hombros en la alternativa de Juan Jose Orta “Leperito”

Tarde calurosa. Corrida de toros con motivo de la feria de las Angustias, El festejo comenzó quince minutos tarde, dos tercios de plaza, muchos leperos en el tendido en la importante tarde de su paisano. Un grupo flamenco, “toreros con arte”, intervino en algunas fases de las faenas Seis toros de Juan Valenzuela, terciados, descastados nobles y que se dejaron más rajados quinto y sexto. Lima de estepota de Rosa y plata con adornos en negro. Dos orejas y oreja. Julio Benítez “el Cordobés”, de sangre de toro y oro, dos orejas y palmitas Juan José Orta “Leperito” que tomaba la alternativa, de blanco y plata, gran ovación y dos orejas.

Salió por la puerta de chiqueros el toro terciadito de la alternativa, Brasileño por buen nombre, el torero no pudo gustarse en los lances de recibo. En banderillas vino el espectáculo de ver al otro Lepero vestido de luces, que iba de tercero, Francisco Raul Martín, tener que parear sólo por falta de un compañero y falta de compañerismo del resto de las cuadrillas. Luego de una pregón que le dio el padrino en la alternativa y de brindar el toro a su esposa con otra parrafada, recuperada de una grave enfermedad, se enfrascó en una faena seria, queriendo hacer las cosas bien al toro, parado y descastado pero muy noble, lo que permitió al toricantano estar delante con dignidad y coger sitio, el fallo con los aceros le impidió tocar pelo en el toro de la ceremonia.

Luego apareció un volcán en erupción llamado Carlos, Lima de Estepota desde hace algunos años en el toro, su repertorio incluye gestos exagerados, histrionismo, variedad capotera, largas cambiadas, largas sin cambiar y hasta el salto de la rana que tuvo la osadía de ejecutar delante del creador de tan batrácico lance. Todas las falacias del toro moderno y antiguo de aquí y de allá, todas pasaron por el coso de lo alto de la Villa en la puerta de España. Y eso le sirvió al malagueño recriado en el Perú para cortar dos orejas tras un pinchazo y una estocada efectiva. La vuelta al ruedo fue indescriptible sin acudir al socorrido Mario Moreno. Al cuarto de la tarde, que se rompió el pitón al derrotar en un burladero, le endosó una faena de menos apreturas y efectismos, ya tenía la puerta grande en la buchaca, el toro era más descastadito y se rajó, luego de una hábil estocada, tardó en doblar y alguien pudo pensar que era de bravo, la oreja fue paseada en otro espectáculo esperpéntico por el ruedo centenario.

El segundo de la tarde, tercero por motivo ceremonial, fue Julio Benítez, que mató de esta forma tercero y quinto, dos toros de distinta condición en cuanto a fuerzas. Al cinqueño castaño que hizo tercero le dio una faena en base a medios pases, se quedó más quieto de lo que nos tiene acostumbrados y dio la mejor de si mismo que no es mucho, su padre, Manuel Benítez lo seguía desde el burladero y se mostraba conforme con las evoluciones de su vástago. Cortó dos orejas tras un pinchazo y una estocada caída. Con el rajado quinto no hubo entendimiento, la plaza protestó airadamente el cante “flamenkito” y pidió “música”, la banda portuguesa atacó la Campanera y se templaron los ánimos, el de Córdoba quiso más que pudo y pudo menos de lo que debía. Lo finiquitó de un pinchazo hondo.

Al sexto de la tarde Leperito lo brindó al público, la montera cayo boca arriba y el bueno de Orta le propinó un chut de futbolista cargado de rabia, de rabia contra el rajado toro, de rabia contra el traje de alquiler y mil puestas, de rabia contra las miserias de quien es empresario y se dice compañero y presume de amigo y no cumple, de coraje por no llegar, de hasta aquí he llegado, de aquí estoy. En el primer tercio destacar el quite al alimón con dos capotes que protagonizó junto al Padrino, luego una faena de rabia, de pundonor, de querer más que de poder, de ponerse donde los toros cogen, por saber o por no saber, y ser cogido, sin consecuencias graves, de cercanías, de aquí estoy y soy torero y de una estocada de entrega a la segunda, preludio necesario de dos orejas que le servirán para dormir tranquilo consigo mismo.

Todo acabó bien, los toros muertos y los torero vivos, dicen los taurinos, pues eso, todo bien, o todo mal.. La tarde de la alternativa de “El Leperito” comenzó con mal pie cuando en el patio de cuadrillas faltaban… cuadrillas, un hombre de a pie y uno de los del castoreño que debían ser de la partida del alternativazo no se presentaban, o no fueron llamados o ¡vaya usted a saber!, el padrino, además empresario, llegaba tarde al sacrosanto lugar, sin avíos y con ánimos y martingalas para todos. Una pena, la noche se prolonga luego en malos rollos en oficinas con gritos y amenazas, una pena en la tarde más importante en lo profesional de un muchacho que quiso cumplir su sueño. Ya está cumplido, a otra cosa Leperito, perdón Juan José.

2 comentarios:

Raúl Corralejo Muñoz dijo...

Me encuentro en mitad de un pleito moral, me explico, despues de asistir a la corrida de toros de Ayamonte me encuntro con la necesidad de ver varios videos de Morante como terapia contra lo vivido hoy en el mencionado pueblo, sobre todo por estar en el tendido y ver lo que estaba viendo, eso no es el toreo señores, esas no son las formas, eso es otra cosa, si de verdad queremos respetar esto y difundirlo y fomentarlo... esto debe ser de otra forma, no me gusta decir esto de un paisano como Juan Jose, al que aprecio y al que no le deseo más que mucha suerte en la vida, pero esto no es, más cuando piensas en lo duro que es esto, en las penurias que hay que pasar y en que aquí cuando se viste uno de luces, de torero, de tio... no sabe si va o no va a volver. Y no es demagogia, el que conozca mi historial sabe lo que yo pasé y lo que ahora mismo está pasando mi compañero y amigo Juanlu.
Los que nos sentimos toreros, respetamos y engrandecemos nuestra profesión siendo serios y profesionales, no siendo lo que hoy han sido en esa plaza.
Me muero de verguenza, de rabia y no he podido aguantar quedarme callado como un manso, me siento bravo y sobre todo me siento despues de pasar lo que he pasado y de vivir lo que vivo, con la fuerza de poder y permitirme al menos el placer de ser sincero.
Lo dicho, el toreo es sinceridad, seriedad, bravura, sentimiento, casta, hombria y toreria, hoy se ha echado en falta.
Y no estoy de acuerdo contigo Javier en que no ha habido compañerismo por parte de las cuadrillas al no echar una mano en la cuadrilla donde faltaba un hombre, el compañerismo Javier es otra cosa, no nos equivoquemos, yo hubiese echo lo mismo, nuestro paisano Juanlu está donde está porque al que le tocaba el turno de banderillear a ese novillo "no lo veia claro", venga ya Javier, ya no me callo ni una, tengo to el respeto del mundo, pero a quien lo merezca. La sangre de los toreros debe ser más respetada por todos.

Anónimo dijo...
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