lunes, 27 de junio de 2011

Pepe Moral lo puso todo, los toros, cuatro hierros ocho animales, no puiseron nada

Y cuando no puede no puede ser y además es imposible, que mala suerte la de Moral, que moral la de Pepe que al marmolillo sexto, humillando pero parado y con guasa sorda casi le cuaja faena, que moral la de Moral, que cuajó quite al de Domínguez Camacho que cogió a Adame, que pena de Madrid que selecciona por tamaño más bueyes que otra cosa, ni un pase tenía el primero y le pegó demasiados, los que le faltaron al que cerraba oportunidad en lote de mala suerte.
Como a mi me puede el cariño copio crónicas

Carlos Ilian en Marca
Lo más importante de la tarde corrió a cargo de Pepe Moral que estuvo muy firme ante su primero, un toro rebrincado y violento. Moral resolvió con facilidad y solvencia. El sexto, de Javier Pérez Tabernero, tuvo tanta clase como falta de fuerza. Moral corrió la mano en impecables naturales y derechazos que, por desgracia, no lucían ante la invalidez del toro. En todo caso habrá que seguir a este torero que, por lo visto ayer, todavía puede asaltar una posición mucho más destacada en el escalafón.
Dice Mundotoro
Se quedó corto el tercero, un animal que se defendió con genio, despidiendo cada embroque con derrotes y tarascadas que aguantó con aplomo Pepe Moral. El sexto fue un remiendo muy serio de Javier Pérez Tabernero abanto de salida, que cumplió en varas y tuvo buena condición pero duró poco y dobló las manos en varias ocasiones. El sevillano le planteó una faena larga y dejó algún muletazo bueno, pero muy suelto.
Y cuenta Cope
Pepe Moral no pudo reeditar la buena impresión mostrada en su anterior actuación en Madrid antes de las ferias de primavera. Con su primero mostró quietud de plantas aunque alargó sin mucho sentido una faena que nunca cogió vuelo.
Y con el flojo remiendo de Javier Pérez Tabernero pudo apuntar su buen concepto. El toro tuvo buena condición, pero sus viajes se vieron mermados por esa flojedad de remos. Sus dos faenas fueron silenciadas.

y relata Burladero
Primero el quite El segundo bis, el de Hermanos Domínguez Camacho, ha salido enterándose y se ha emplazado en los medios para ver mejor quién desprendía ese aroma a continente lejano. Así, el mexicano ha ido a por él y lo ha recibido con el toreo fundamental. También lo ha hecho Moral, enseñando que, a pesar de torear poco, se acuerda perfectamente de cómo es una chicuelina, una tafallera y una gaonera. Ante esa demostración, el mexicano ha recordado que le tocaba a él mover las banderas con los aires de unas lopecinas de tierra hermana. Al que le ha tocado disimular el calor sofocante con aroma de azahar sevillano ha sido a Pepe Moral. Y con moral ha venido Pepe, pero su ilusión se ha enfriado cuando en el tercero ha tenido que pensar en aplicar alguna fórmula para templar al de María Cascón. Gañafones que deslucían los naturales, como aquel que se abaniquea con brusquedad y fuerza creyendo que, así, notará menos el calor.


Pero ha llegado el veleto sexto de Javier Pérez Tabernero que ha recibio el saludo de Moral con buen son y dejándose llevar al centro por el sevillano. Y desde ahí ha iniciado su faena de pañosa. Parecía que éste era, que a pesar del calor nos refrescaríamos con colonia sevillana, pero las fuerzas de Yegüesero se han ido apagando. Quería seguir la muleta, pero era un quiero y no puedo. El sevillano se ha quitado las zapatillas, ha rematado tandas frontando el lomo del toro con la muleta, pero éste parecía que pedía perdón por no poder seguirle.

Y La Razón
Pepe Moral regresaba como premio a su monumental arrimón en la áspera corrida del Conde de la Corte en los festejos de preferia Un mundo desde entonces. El sevillano buscó las vueltas a un toro muy rebrincado sin clase alguna. Pasaba, pero ni un resquicio de emoción. Pases y más pases. Eterno se hizo el trasteo. Remendó la corrida uno de Javier Pérez-Tabernero, que lidió un notable encierro en el Aniversario, con el que Moral trató de recordarnos ese buen concepto. Imponente el «atanasio». Muy bien presentado, llegó a la muleta con buen fondo, pero sin alardes. Tres series duró entre parones y resbalones. Era una odisea. O mejor dicho, seis. Seis odiseas seis en plena canícula. ¡Menos mal que ya nos vienen las nocturnas!
Y Barquerito que da estopa al de Los Palacios
...Un buen toro de Javier Pérez Tabernero, que, con más poder del que tuvo y lidiado de partida con mejor criterio, habría servido bastante más y mejor la causa de Pepe Moral, que tampoco estuvo anunciado en el cartel primitivo y vino a colarse en el reformado.

Con su todo querer: no perdonar ni un quite pero sin rematar ni esbozar en serio ninguno tampoco, cierta facilidad natural, valor probado, la ambición, el hambre, la voluntad de ser y las prisas por serlo, aunque la prisa casara por paradoja con dos faenas abusivamente largas. Claro que no todos los días se encuentra uno en Madrid con un toro tan propicio como ése de Javier Pérez Tabernero, de imponente escaparate y excelente fondo

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