Tarde de bochorno asfixiante, se lidian seis toros de Gerardo Ortega, yo diría que buenos segundo y tercero y no se vio el quinto, primero invalido, cuarto desrazado y sexto moribundo desde los lances de recibo. Dos tercios de plaza en la alternativa del torero de Los Palacios.
Uceda Leal verde seco y oro, vuelta y aplausos,
Salvador Cortés, de nazareno y oro, Oreja y aplausos, fue ovacionado cuando abandonó el callejón camino de la enfermería tras la muerte del segundo toro para ser atendido de la lesiones recibidas en Madrid
Pepe Moral, de rosa desleido y oro, palmas y vuelta.
No pudo ser, ya decíamos que sólo había una forma de impedir el lucimiento del toricantano y así fue, no tuvo material y si no hay toro, no hay torero. No sería por no hacer las cosas bien, el ganado venía en tipo, despachado de cara y sin excesos por lo demás. Lázaro Carmona e Hipólito, como apoderados, Uceda Leal y Salvador Cortés como matadores tuvieron el enorme detalle de no sortear, dejaron elegir el lote al protagonista de la tarde y su cuadrilla eligió el de los dos toros negros, el grande y el chico. Nada, de esto no saben ni las vacas, el guapo primero andaba descoordinado, con un extraño tic y la faena fue de un sólo pase, tras el cual el toro se cayó estrepitosamente, aquello se vino abajo y el gozo de Moral se fue por el pozo de la invalidez. Dejó como tarjeta de visita sus ganas en un arrimón, sus formas , su accidentado (¡Dios mío cuanto idiota en los callejones de España, no querían dejar salir al maestro a "su" albero de Sevilla !) brindis a Manolo Cortés y por último unas extrañas ganas de dar una vuelta la ruedo, que sabemos perfectamente quien no le aconsejo que iniciara por su cuenta. En el sexto sí que la dio con fuerza tras una labor en que se vieron sus formas con la capa, su magnífico concepto con la muleta y su disposición y ganas de ser alguien en esto del toro. La mejor serie de la tarde la dio Moral en el inicio de faena que no pudo tener continuidad por que el toro se estaba muriendo desde que salió por la puerta de chiqueros. Luego aguantar al toro, arrimarse y la espada que no acaba de entrar a pesar de hacer bien la suerte, en derechura y con ganas. Durante toda la tarde Sevilla le demostró su cariño y le dijo que aún lo espera.
Lo de Uceda y Sevilla es un problema de carné de identidad, el madrileño toreó con gusto a su primero y otra vez la banda decidió silenciar sus instrumentos en homenaje al honrado torero madrileño que sacó todas las nobles embestidas del de Ortega, el resultado tras el espadazo fue una vuelta al ruedo. El colorado cuarto, ya en orden de lidia ordinario, como todos temían no sirvió para el torero moderno, con la cara allí y las fuerzas no muy allá poco pudo hacer Uceda.
Salvador Cortés, reaparecía después de su cornalón de Madrid, le cogió el son a su primer toro, le supo dar distancias y terrenos para acabar dominándolo en un trasteo de mucha enjundia con detalles y remates muy del gusto de la afición, mató de un estoconazo y consiguió la enésima oreja de su carrera en Sevilla, un trofeo de mucho peso y de un valor doble habida cuenta su estado físico. Brindó el toro al Cid, que estaba en el burladero de la empresa, ¡que guasa hubo en el callejón! Luís Mariscal saludó tras parear a este toro Al quinto, que hizo cosas raras de salida por el pitón izquierdo, lo masacraron en el caballo, donde el Jabato demostró que sabe montar y el jaco de Peña demostró que está domado hasta para dar vueltas sobre los traseros, y luego poco pudo hacer para redondear la tarde el del Aljarafe. Una lástima por que el triunfo sonado hubiera sido merecido para el torero que más triunfos atesora en los últimos años en la Maestranza de Sevilla.
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