Una novillada sin caballos, ganadería de primera línea, cuatro chavales destacados de sus escuelas, dos chavales de la tierra, banderilleros grandes, generosos y sin mácula la entrada a cambio de una ayuda al banco de alimentos, y el que no quisiera, ni eso.
Una buena idea de la empresa de La Merced, con los ganaderos y propietarios de la plaza como baluartes, y dos novilladas en un certamen que se consolida en esta segunda edición.
Luego los erales de Pereda salen embistiendo hasta por las orejas, sólo el quinto mostró más complicaciones. Los toreros, chaval no es ofensivo pero ahora parece que ningunea ¡Que cosas! los toreros muestran virtudes, muchas virtudes en Aguilera, puesto, con gusto y firme. Muy esperanzador Juan Cano, en la segunda novillada del rocianero que con un novillo excelente supo venirse arriba y acabar regalándose series puras y valientes, disposición del choquero Jiménez, buenas maneras de casi putaumbrieño Padila que brindó su actuación a Marcelino Acosta, muy animosos y queriendo hacer las cosas bien Sobrino y Márquez.
Más de media plaza de gente, muchos niños, que preguntaban por que los toreros iban de corto o por que no había picadores, pero que con tardes como está son capaces de coger gusto al asunto de los toros.
Un indulto alegal pero unánime, de un novillo excelente, un torero que en su segunda novillada enloquece a un pueblo, y una afición que se mueves. ¿Que más quiere taurino?
Pues poco más
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