Cortó una oreja flaco reflejo de su
enorme actuación
Aguascalientes - Alejandro
Hernández R.
Con un clima agradable, algo de viento y un tercio de entrada, marcharon gallardos y al frente de las cuadrillas el sevillano Daniel Luque vestido de mandarina y oro (silencio, oreja y vuelta al ruedo en el de regalo), nuestro paisano Gerardo Adame de marino y oro (al tercio y al tercio) y el tlaxcalteca Sergio Flores de grana y oro (silencio y silencio)
Se lidiaron seis toros de Barralva, disparejos en su conjunto, al igual de tipo y lidia, sobresaliendo el cuarto, con arrastre lento y quinto, un sobrero, éste de Montecristo, noble y de buen estilo.
En
día que celebramos al ser que nos ha regalado la vida, la madre, esa mujer
abnegada, tierna, insustituible, a la que amamos intensamente, y no puedo
empezar a escribir, porque por mi mente revolotea inquietante, aquella poesía
del Brindis del Bohemo, de la autoría de Guillermo
Aguirre y Fierro, en la parte que dice:…..¡Por mi Madre! Bohemios, por la
anciana que piensa en el mañana como en algo muy dulce y muy deseado, porque
sueña tal vez, que mi destino me señala el camino por el que volveré pronto a
su lado. Más, para fortuna mía, mi madre aun nos acompaña en este mundo, y a la
que le envío toda mi gratitud y cariño, como lo hago para todas aquellas madres
de este bello Estado de Aguascalientes.
Y
qué mejor fecha que ésta, para darle el cerrojazo final a una Feria, que
sobrepasó los límites del éxito en todos sus rubros. Donde germinó una
semillita sembrada, con ilusión, con esperanza, regada con buena voluntad,
trabajo y ahínco, haciendo realidad aquellos sueños, que superaron por mucho
tantas expectativas. Pero yendo al terreno de los toros, qué cosas tan
importantes se vivieron durante la última corrida del Serial 2015.
Bien,
ayer se lidió una corrida de la ganadería de Barralva, con cinco toros en tipo español, altos de agujas,
enmorrillados, bien criados, y uno de muy basto, astigordo, montado de pitones,
en una palabra muy basto y barrigón. Regalaron un sobrero de Celia Barbabosa suave y noble.
El
que abrió plaza, un toro largo, de prominente morrillo y alto de agujas, atacó
con poder al caballo en su primer viaje, llegando más atemperado al segundo
encuentro. Acabó rebrincado y con temperamento. Agalgado y largo fue el
segundo, acometiendo de largo al caballo, con mucho poder, levantado al jamelgo
con todo y picador Guillermo Cobos,
que valiente aguantó la reunión, en una estampa tan antigua como vibrante. Fue
peligroso por el derecho. El tercero recibió poco castigo, agarrándose al piso
muy pronto. El cuarto, tomó un solo puyazo, recargando poderosamente, llegando
al último tercio, exigente, con bravura, emotivo y sin rematar con claridad los
muletazos, tirando un ganchito al final de su viaje. El quinto, flojito para el
castigo, pero de gran estilo y calidad para el toreo de a pie. El sexto, en
otro tipo, muy basto y panzón, al que le hicieron poco sangre, no obstante su
corpulencia, llegó al tercio final, probón, frenándose y sin abrir el hocico.
El sobrero de Montecristo, se
arrancó de largo al caballo, desmontando al piquero, terminando con buen fondo
de calidad y nobleza.
Ayer
en La Monumental vimos tres matadores, pero un solo torero, el sevillano Daniel Luque, un diestro con filigrana,
con elegancia, estando muy firme y con solvencia con su primero un toro muy
rebrincado y con genio, teniendo momentos aislados de buen trazo. Terminó
toreando con pases uno a uno meritoriamente. Mató de espadazo trasero, siendo
silenciado.
Con
el cuarto, cobró vida aquello escrito por Guillermo
Sureda Molina, cuando dice que estamos en un mundo donde la magia tiene,
por lo menos, tanta importancia como lo lógico, y si en el ruedo se encuentra
un torero con magia, con sitio, con oficio, y un toro de buenas condiciones, es
lógico que su labor encuentre esa coherencia de donde brota el arte, los trazos
mágicos, plenos de ritmo, de cadencia, de torería, cargando la suerte,
enrollándose a la bestia por la faja, con gracia, entre grandes manifestaciones
emocionadas del respetable. Todo fue de gran mérito, de gran exposición porque
el barralveño exigía sitio, temple, mando y poder de muleta, resultando muy
emocionante disfrutar de Luque,
mandón, vertical, acompañando y cargando la suerte, señorial, imperioso, con
insuperable limpieza y suavidad en el trazo, como aquel interminable pase de
pecho que aún no termina, por su lentitud y por su longitud. Qué lástima que no
doblara el toro con la estocada trasera y desprendida, acertando al primer
golpe con la de cruceta, perdiendo más trofeos, pues sólo le concedieron una
solitaria oreja.
Daniel Luque inconforme
por no haber complacido a una afición que le entregó todo su cariño y respeto,
obsequió el sobrero de herederos de doña Celia
Barbabosa, y de nuevo la ha armado de Padre y Señor Nuestro, al torear de
inicio con elegancia a la verónica, para dar paso a un trasteo muy festejado,
con seriedad, acariciando al toro en cada pase, estando muy vertical y
acompañando el viaje, cargando la suerte adelantando la pierna de salida, con
una majestuosidad impresionante, en pases en redondo sobre ambos perfiles,
inundando el ruedo de arte y belleza y filigrana sin par, rematando las series
con pases forzados de pecho de cabeza a rabo, despidiendo el viaje a la
hombrera contraria, eternos y templadísimos, mandones y tersos, muy abandonado
y encajado en los riñones. Por desgracia emborronó la plana al acertar hasta el
tercer viaje, para al final de la corrida, ser obligado a dar triunfal vuelta
al ruedo en medio del delirio general.
Por
su parte nuestro paisano Gerardo Adame,
que muy poco torea, topó con un toro que le exigió el carnet, siendo peligroso
por el derecho, y sin clase por el otro, estando el torero valiente e
intentando siempre agradar. Saludó en el tercio.Con su segundo, un toro
potable, le hizo un quite por saltilleras, cambiando el viaje a corta
distancia, siendo muy ovacionado. Después de un prometedor inicio, toreando en
el centro del ruedo con ayudados por alto, estando muy firme y valeroso, en sus
primeras tandas lució lo buen muletero que es, pero luego, no tomando en cuenta
la distancia que había que darle al buen ejemplar por las cercanías ahogándolo
un tanto a su enemigo, en todas las series, matando de un chalecazo, terminando
por saludar en el tercio.
Quien
salió con el santo de espaldas fue Sergio
Flores, al corresponderle en primer término, un toro que pronto se agarró
al piso, cavando muy remiso y sin clase. El sexto, no ha colaborado lo debido,
alargando innecesariamente su faena, inmersa en el tedio.
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