Comenzaba la cuarta corrida pinzoniana y sobre el ruedo de la ya añejada plaza del Descubrimiento se desarrolló una justa medieval, armaduras, celajes y caballeros acabaron por el suelo, suponemos que una metáfora de lo que es el toreo, Luego un buho real trasladó la llave de los toriles, y el espectáculo siguió por derroteros de estímulos a los sentidos.
Una plaza llena con la que está cayendo es la primera alegría visual. Uno es de pueblo y disfruta con esta fiesta de toros de plaza de tal, alegría en los tendidos, colorido y emociones toreras. Los forçados y su valentía en tres pegas de mucho riesgo al que abría plaza supieron llegar a un pueblo que no los conocía.
Los caballos briosos de Andrés Romero llegaron a los tendidos donde cientos de paisanos le aclamaban. Cumbre con ese castaño de nombre Guajiro que quiebra en los belfos y tiene alas en los cascos, emotivo con Conquistador que es torero de expresión y raza y muy sobrio con Cantú, un albino de mucha verdad. El de Escacena anda suelto y preparado para mayores empresas en Palos lo demostró. Buen toro el que hizo cuarto, pero exigente y capaz de descubrir a un torero que no estuviese cuajado como Romero. Falló con los aceros al primero y reventó por arriba al segundo.
Doblado tiene el merito de vestirse de lucees de plantación a cosecha de este pueblo de fresas. En Abril, cuando el fruto está rojo se pone delante de dos toros, en Ocurbre, cuando se aloman las tierras para clavar los plantones que vienen del frío. Esta tarde no fue su tarde, un lote complicado, un primero que no humillaba y un segundo que esperaba detrás de la mata no dejaron expresar más que honradez y ganas de hacer las cosas de forma clásica. La espada no ayudó en tarde de exigencias.
Bien Nazaré ante un lote que tenía las dos caras, la del triunfo y la del riesgo, el sevillano apostó todo y así es difícil equivocarse. Desde los lances de capa, las series poderosas, haciendo romper los toros a buenos, desengañando con su voluntad, sus maneras y esa mano izquierda en que hoy se convirtió la derecha del nazareno. Su segunda faena fue de una verdad y una belleza plástica que nos hace creer en el futuro torero de un hombre que está llamando a mayores gestas.
La tarde oscurecía, a hombros dos toreros y desde las gradas seguro que nadie de los que salía fue decepcionado. Eso es la moejor que nos puede pasar en una corrida de toros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario