La Catedra Sánchez Mejias vive una
intensa jornada taurina en la Ganadería
de Peñajara.
La pregunta se repetía
en la cafetería de la universidad, en los pasillos entre los
matriculados en la cátedra Sánchez Mejias de la Universidad de Sevilla, alumnos
de distintas disciplinas que han optado por esta asignatura que otorga seis créditos
de libre configuración a su curriculum académico, ¿Que hay el viernes a primera
hora?... Toros
Y toros hubo. Estos jóvenes andaban con nervios de
estudiante en día de excursión, con cuerpo de maletilla, ilusión de descubridor y (¡¡ cuanto
que aprender!!) con orgullo de aficionado de nuevo cuño. Hoy vamos a la campo.
En el programa de la catedra Sánchez Mejias de la Universisad de Sevilla, además de las horas lectivas (historia y
aspectos culturales de la tauromaquia), una tesina que debe presentar el
alumno, el imprescindible examen y la asistencia “guiada” a las novilladas de
la Maestranza, se ofrece esta visita al interior más desnudo de la dehesa
brava. De forma voluntaria pero multitudinaria acudieron los matriculados en
esta cátedra el pasado viernes 30 de Noviembre.
De la manera tradicional entre los estudiantes de todos los
tiempos, cada cuatro en uno de los coches de los privilegiados, se llevó a
efecto el traslado a la finca extremeña de “Casas de Reina”, en la localidad
pacense de Fuentes del Arco, casa y sede de la ganadería de encaste Baltasar
Iban, de acreditada genética jijona, aquellos toros de la tierra de las
fundacionales.
El frío cortaba a
medía mañana, cuando las tres docenas de universitarios fueron recibidos con
rustica sencillez por el ganadero y su equipo y se sumaron observadores y
silentes a las labores propias de una jornada cualquiera de invierno en una
explotación de toros de lidia.
Esta mañana tocaba tentadero, cuatro hembras de invierno, toreros
en distinto momento: un hombre consolidado como Alfonso Oliva soto, una joven promesa que acredita triunfos en
Sevilla y en Madrid, Gonzalo Caballero y los imprescindibles “aficionados”
David de Miranda, Emilio Molina, Rafa Serna… mostraban un crisol orientativo de
lo que es el toreo y de la sencillez exigente en que se desarrolla el rito de elegir las madres transmisoras de
las buscadas virtudes bravas.
Como colofón los
alumnos más osados se pusieron delante de una preciosa ensabanada, pudieron
sentir el placer, aderezado de miedo, de pasarse una vaca por la taleguilla,
suponemos que en un ejercicio que tendrá que ver en su actitud el día en que
los futuros periodistas tengan que juzgar a los toreros, los futuros médicos
que curar una herida por asta de toro o los ingenieros a la hora de diseñar una
plaza de toros. Antes que los alumnos fue el director de la cátedra, Juan
Carlos Gil, quien hizo suyo el adagio que reza que el movimiento se demuestra andando y dejo
gotas de la tauromaquia de quien no hace tiempo se anunciaba como “Carlos de la
Serena”.
Esta inaugural experiencia campera de aquellos que se acercaban por vez al
mundo del toro siguió su curso
recorriendo os cercados, conociendo el manejo y viendo la camada completa con explicaciones sabias y concisas por parte del mayoral de Peñajara y de Manolón, hombre fuerte de la casa. Se gozó del campo a pesar del agua intermitente y gélida que caía en la Extremadura más hibernal del este otoño necesario y promisor de una primavera verde y alimenticia. Correr dos toros desde el cercado hasta el corral de manejo, manejarlos en los corrales y encerrarlos en el cajón de curas, fue la siguiente asignatura de esta mañana de sorpresa continua para el variopinto grupo de alumnos que pudo tomar nota de como se enfundan los pitones de un toro, labor nueva que dicen que resuelve un problema viejo.
recorriendo os cercados, conociendo el manejo y viendo la camada completa con explicaciones sabias y concisas por parte del mayoral de Peñajara y de Manolón, hombre fuerte de la casa. Se gozó del campo a pesar del agua intermitente y gélida que caía en la Extremadura más hibernal del este otoño necesario y promisor de una primavera verde y alimenticia. Correr dos toros desde el cercado hasta el corral de manejo, manejarlos en los corrales y encerrarlos en el cajón de curas, fue la siguiente asignatura de esta mañana de sorpresa continua para el variopinto grupo de alumnos que pudo tomar nota de como se enfundan los pitones de un toro, labor nueva que dicen que resuelve un problema viejo.
A estas horas, las cuatro de la tarde, apretaba el hambre y el
frío, razones por las que la concurrencia agradeció el calor de la chimenea
además del consistente y delicioso cocido con todos sus avíos con que el
ganadero y su gente supo deleitar a los académicos huéspedes, que sin duda
volverán a preguntarse en charlas de paraninfo, ¿Cuándo vuelve a tocar “toros”?
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