EL RITUAL DE VESTIRSE DE TORERO

EN LOS CARTELES HAN PUESTO UN NOMBRE QUE NO LO QUIERO MIRAR.FRANCISCO ALEGRE Y OLÉ , FRANCISCO ALEGRE Y OLÁ…FRANCISCO ALEGRE TIENE UN “VESTÍO”, CON UN " TE QUIERO " QUE ENTRE SUSPIROS YO LE BORDÉ.

En homenaje a todos los mozos de espadas:

Este uniforme que dignifica y engrandece la más bella de las profesiones, símbolo de la luz, y colorido frente a la oscuridad; esa segunda piel del hombre, armadura y coraza de ese caballero altivo y gallardo, envoltura de " Sumo Sacerdote " oficiante del ritual de celebración de sangre y muerte...todo es poco para definir ese sentimiento que comienza en el cuarto de un hotel, toda una ceremonia casi religiosa.Que sobre una silla , como reza la tradición, se habrá dispuesto el vestido de luces que el mozo de espadas cuidadosamente dobla en el asiento de la silla, ...ya que su orden es primordial, y la composición de los componentes es de vital importancia para la correcta ejecución. La silla se coloca de la siguiente manera: la chaquetilla , sobre la espaldera de la silla; el chaleco en la parte baja de la silla, y en el suelo las zapatillas; la taleguilla extendida sobre el asiento de la silla; la camisa, tapando la chaquetilla, con el fin de que no se arrugue y quede estirada.Encima de la taleguilla se dispone la montera en cuyo interior se meten los cabos, la castañeta, los tirantes y los pantis; las medias se colocan encima de la camisa, y todo ello se cubre con el capote de paseo.Generalmente al torero le gusta ver la silla hecha antes de dormir la siesta.La pasión en secreto del diestro comienza un par de horas antes de la corrida, y apenas sin haber comido.

Todo en secreto, a puerta cerrada y en compañía de su mozo de espadas, el silencio se impone, y con un respeto por tan sublime acto. Tan sólo unas palabras de respeto y casi en susurro, para decirle al torero...Maestro, creo que es la hora”. Tan solo esas palabras romperán el silencio del torero que se dispone a enfundarse los pantis, y enfundarse las medias y ligas con la eficaz ayuda de su mozo de espadas, incorporándose de la cama, se dispondrá la difícil tarea de ajustarse la taleguilla... tirantes, camisa y zapatillas, antes de colocarse la castañeta; se mirará al espejo y gesticulando con su cabeza , le dará a entender si está todo a su gusto.Una vez colocada la castañeta y como si de una bailarina se tratara , empezará con esos calentamientos y crujidos de sus dedos, flexiones y juegos de cintura... no sé si ritual o nerviosismo, pero su cara refleja ansiedad, intransigencia ,desazón,… Sólo se rompe el silencio con el crujir de sus tripas y el refrescante “buchito” de agua.Todo está dispuesto para finalizar : corbatín, fajín, y chaleco están en su sitio... y con un beso y abrazo de hermano se dicen: ¡¡ Ánimo y suerte !! y se dispone la chaquetilla dándole el ultimo retoque. Ya con la montera en mano y el capote dispuesto en el brazo, te pide que lo dejes solo para poder encomendarse a Dios.

Cada tarde, el ritual de vestirse de torero, evoca a la mortaja, último atuendo del ser normal que deja lo Terrenal para trascender a lo Eterno.