viernes, 27 de mayo de 2011

MANZANARES A HOMBROS EN CORDOBA


GANADERIA: Seis toros de Juan Pedro Domecq, muy justos de presencia. Mansos, descastados y sin fuerza. Se salvaron los jugados en 3º y 6º lugar, nobles, fijos y prontos aunque acabaron viniéndose a menos, acusando también falta de fuerzas. Salvo estos dos, los demás fueron pitados en sus respectivos arrastres.
ENRIQUE PONCE (amaranto y oro). Menos de media (ovación con saludos) y pinchazo hondo y dos descabellos (ovación con saludos)
MORANTE DE LA PUEBLA (verde esperanza y oro). Dos pinchazos y estocada corta (silencio) y pinchazo hondo y descabello (ovación con saludos tras aviso)
JOSE MARIA MANZANARES (azul azafata y oro). Estocada en la suerte de recibir (dos orejas) y estocada (dos orejas)
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Córdoba “Coso de Los Califas”. Cuarto festejo de abono de la feria de Nuestra Señora de la Salud. Casi lleno en tarde nublada aunque de alta temperatura. Destacó especialmente la cuadrilla al completo de José María Manzanares, tanto en la brega como con los rehíletes y especialmente el picador Alfonso Barroso. Los hermanos Tejero se lucieron en banderillas. Antes de iniciar el festejo se guardó un minuto de silencio en memoria de los ganaderos Luis Núñez Moreno de Guerra, titular del hierro de “Los Derramaderos”, su hijo y de Juan Pedro Domecq Solís, fallecidos en accidentes de tráfico. Al finalizar el festejo José María Manzanares salió a hombros por la Puerta de Los Califas.
Todavía puede que haya gente en el boulevard de Gran Vía Parque, para los que no son cordobeses aclarar que es donde se ubica la plaza de toros, dando pases a un toro invisible rememorando lo ocurrido en el Coso de Los Califas. Este nuevo Manzanares viene llamado a ser un torero de época, un torero de toreros, un referente para una fiesta que parece languidecer pero que de cuando en cuando se estremece al surgir alguien como el torero de Alicante. Todo ello sin alharacas, sin papel cauché, sin campañas de marketing, sin misticismos. Sin nada anexo. Solo con su toreo, con su verdad, con su muleta y su estoque. Esas son las credenciales que llevan a José María Manzanares a tomar el mando en plaza de la tauromaquia actual. Atrás quedaron Sevilla, Madrid, Jerez o Valladolid. Manzanares no se cansa, Manzanares sigue de triunfo en triunfo, con afición, con ambición y con unas condiciones que le hacen hoy ser único.
¿Cómo estuvo José María Manzanares en Córdoba? Genial, majestuoso y reivindicando ser algo más que una figura del toreo tal y como hoy se concibe. Elegante con el capote y pletórico con la muleta. ¡Qué forma de torear! Como mandan los cánones. Sus dos faenas tuvieron la virtud de la elegancia, de la estética y la pureza. Describir aquí las tandas que dio, la cantidad de muletazos o si fueron con la mano diestra o la siniestra huelga. Decir que Manzanares compuso en el albero califal dos obras de arte. De arte con mayúsculas. Encajando los riñones, templando las insulsas embestidas de sus dos oponentes que en sus manos parecieron hasta ser toros bravos. Sin comentarios, sin palabras. Destacar con alta nota a toda su gente. Curro Javier, Juan José Trujillo, lucieron con capote y banderillas en sus dos toros, así como Luís Blázquez. Curro Javier tiene seda en sus manos. Y los de caballo no quedan atrás. Por la falta de pujanza de los toros “Chocolate” cumplió su cometido, pero en el sexto Alfonso Barroso demostró, eso sí midiendo mucho el castigo, lo que siempre ha sido la suerte de varas.
Por Córdoba pasó un Morante desconocido. Morante no fue el torero de las tres cartitas y vámonos que nos vamos que hoy las musas no me acompañan. Morante estuvo como lo que es. Como una figura del torero. Torero artista que intentó por todos los medios estar a la altura que se espera, pero que el medio toro, descastado y mierda, acabó con sus ilusiones. Se lució con el capote. Bien a la verónica, bien a pies juntos, las bambas de su percal sin apresto revolotearon por el aire cordobés. Luego, como ha quedado dicho, el toro acabo con todo. Predisposición y torería en lo poco que pudo hacer el torero de La Puebla.
Enrique Ponce se estrelló con dos toros imposibles. Ponce lleva muchos años siendo un torero que ha tirado de la fiesta de los toros. Su oficio, su profesionalidad y su honradez quedaron de manifiesto, pues a dos toros sin continente ni contenido, les robó muletazos que tuvieron el particular sello y oficio del torero de Chiva.
La plaza de Los Califas llena, a pesar de su modernidad, es todo un espectáculo. Daba gusto ver sus tendidos cubiertos de público. Con lo vivido ayer muchos, en cuanto se le ofrezca un buen producto, volverán a la plaza. Solo hace falta seguir luchando por levantar lo que nunca tuvo que caer. Y una de las cosas que hay que buscar, como cual piedra filosofal, es el toro de Córdoba. La afición cordobesa no quiere el toro de Pamplona, pero tampoco un toro que no esté acorde de la categoría de la plaza, de la afición y de la ciudad que ha legado tanto a la historia del toreo. Los toros que hasta ahora han saltado al ruedo cordobés no son los toros que quiere Córdoba, y el toro, como siempre defendemos es el cimiento fundamental de la fiesta nacional.

FOTO: Manzanares triunfal (José Martínez "El Día de Córdoba")

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