No he visto la oreja de Madrid del Capea, no me parece el salmantino un torero que vaya a mandar a nadie a los albañiles, no me parece Madrid la plaza más justa del mundo, no me apetece ser defensor de causas pobres, no es el el tipo de torero que otorga prestigio a su seguidores, pero... estoy harto de los borregos de siempre, del tópico, del purista de salón y canal+, del grasioso, del anti hijos, si no es Manzanares, de rencorosos caducos, de capullos de mal estilo, de cantamañanas, de idiotas en el sentido taurino del término.
El Capea es un torero de concepto campero, castellano, seco, quizá soso pero honrado no tiene el pellizco de Morante, ni la raza del Juli, ni los gatos de Perera, ni los favores del público como Manzanares. Si que tiene los enemigos heredados de su padre, un cierta pobreza indefinible en su planta, un desgarbo en su figura, una afición a prueba de bombas y de desalmados y mucho que aprender, como tantos.
Lo he visto torear en directo cuatro veces, Almonte, Ayamonte y dos en Sevilla, y he charlado con él en dos ocasiones, una entrevista en la radio y un día en Salamanca al relance. La corrida de Ayamonte la disfrute junto a un exigente e incómodo Niño de la Capea y vi la mejor versión del hijo, en la de Sevilla padecí un mal encierro y aun chaval, sin sitio abrumado y sin entender la plaza, al año siguiente lo vi en torero honrado con una de Valdefresno, me recordó a Davila Miura en muchas cosas. Fácil, buen matador, pinturero con el capote y buen veedor de toros, con muy poca llegada por su forma despegada de torear que ha ido mejorando.
El tratamiento de los medios, casi sin excepción, de los blogs, de la mayoría, me parece deleznable, Madrid no regala orejas, nadie está de paseo seis años en esto, no es justo hundir la carrera de nadie por capricho, por rencores viejos, por quedar bien, palo al cristobita. Muchos piensa que se lucen por faltar a este hombre honrado. Va por libre, tiene formación, tiene 30 años, la vida resuelta y espaldas para ir a Madrid con las crónicas hechas el día anterior, lástima que alguno ha tenido que cambiar el titular y decir que EL CAPEA HA CORTADO UNA OREJA EN LAS VENTAS.
A las tres de la mañana, después de una mañana excelente con tres buenos amigos a caballo entre toros bravos, una tarde de romería, de manolas y mil copas de rebujito y algún gintonic, repito hasta los h... de idiotas.
El Capea es un torero de concepto campero, castellano, seco, quizá soso pero honrado no tiene el pellizco de Morante, ni la raza del Juli, ni los gatos de Perera, ni los favores del público como Manzanares. Si que tiene los enemigos heredados de su padre, un cierta pobreza indefinible en su planta, un desgarbo en su figura, una afición a prueba de bombas y de desalmados y mucho que aprender, como tantos.
Lo he visto torear en directo cuatro veces, Almonte, Ayamonte y dos en Sevilla, y he charlado con él en dos ocasiones, una entrevista en la radio y un día en Salamanca al relance. La corrida de Ayamonte la disfrute junto a un exigente e incómodo Niño de la Capea y vi la mejor versión del hijo, en la de Sevilla padecí un mal encierro y aun chaval, sin sitio abrumado y sin entender la plaza, al año siguiente lo vi en torero honrado con una de Valdefresno, me recordó a Davila Miura en muchas cosas. Fácil, buen matador, pinturero con el capote y buen veedor de toros, con muy poca llegada por su forma despegada de torear que ha ido mejorando.
El tratamiento de los medios, casi sin excepción, de los blogs, de la mayoría, me parece deleznable, Madrid no regala orejas, nadie está de paseo seis años en esto, no es justo hundir la carrera de nadie por capricho, por rencores viejos, por quedar bien, palo al cristobita. Muchos piensa que se lucen por faltar a este hombre honrado. Va por libre, tiene formación, tiene 30 años, la vida resuelta y espaldas para ir a Madrid con las crónicas hechas el día anterior, lástima que alguno ha tenido que cambiar el titular y decir que EL CAPEA HA CORTADO UNA OREJA EN LAS VENTAS.
A las tres de la mañana, después de una mañana excelente con tres buenos amigos a caballo entre toros bravos, una tarde de romería, de manolas y mil copas de rebujito y algún gintonic, repito hasta los h... de idiotas.
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