Estimado Sr. Abella, director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid:
Deseo expresarle en este escrito mi constatación de que la labor cultural que está desarrollando el Centro de Asuntos Taurinos durante este año, la considero muy positiva y del máximo interés para el aficionado. Que conste en “acta” mi aplauso al respecto, pues no sólo hay que criticar cuando procede hacerlo; hay que transmitir también las loas cuando sean necesarias, y ahora lo son, a mi forma de ver.
En este corto escrito deseo, además de trasladarle la anterior felicitación, animarle a que siga usted facilitando las labores de las asociaciones de aficionados en su empeño por difundir la cultura taurina, tanto a lo largo de la temporada como en los meses del invierno torero. Es muy necesaria la aportación de la Afición para que los amantes de la Fiesta puedan profundizar en la génesis de lo que fue lid entre el hombre y el toro; en la evolución que la va tiñendo de oscuro a lo largo de estos tiempos; en la difícil situación actual. Sólo la formación cultural podrá superar las crisis de entidad por las que pasa hoy este rito ancestral, que intereses espurios están dejando sin sentido ni justificación. Las aulas culturales de la plaza de “Las Ventas” deben ser celosas guardianes de la pureza de nuestra Fiesta más nacional, que dijera el conde de las Navas allá por finales del XIX. Para ello, usted ha de animar a las asociaciones de aficionados a que difundan las enseñanzas precisas para que la Corrida no siga decayendo. Debe velar por que, en el estrado y en el ruedo actúen los más preparados lidiando los temas más importantes y los toros más fieros. La cultura y la integridad son necesarias para el mantenimiento de nuestra Corrida; por ejemplo, asumir sin más que el toro tiene que ser machacado en varas con el único propósito de privarlo de poder, es cargarse desde dentro la Fiesta, y esto debe saberlo el espectador; el admitir como actores principales toros chochones “que se dejen” y toreros artistas que “disfruten” con ellos, es echar por el sumidero la legitimidad de la Fiesta; hacerla indefendible; infame.
Sr. Abella, posibilite encuentros entre asociaciones taurinas; proponga congresos en los que se traten las reglas eternas de la Corrida; procure la unión de los aficionados, por ejemplo fundando una federación de asociaciones taurinas por la salvaguarda de la plaza de “Las Ventas”, que aúne criterios de defensa y difusión de la Fiesta y de su cultura. Hemos de unir a la Afición en tema tan importante como la preservación de la Corrida ante los ataques de los de dentro, y de los de fuera, aunque éstos son menos peligrosos. Formar a los aficionados es básico para conservar nuestra Fiesta; conocer la verdad sobre la lid de un hombre y un toro bravo, es necesario desde todos los puntos de vista. Seguir en la actual caída del espectáculo que ofrece el toro que hoy predomina en las dehesas, es suicida. No se puede defender una corrida sin riesgo en la que se solicita el toro artista; la única justificación de la muerte de un ser tan bello y peculiar como el toro, es la de la entrega del hombre valiente ante el bravo que puede herirlo. Matar un toro casi domesticado, es indefendible; maltratarlo en inadecuada lidia, en feroces varas aplicadas en zonas absolutamente inadmisibles y con crudeza exagerada, es el camino de la ilegitimidad de la Corrida.
Sr. Abella, el director del Centro de Asuntos Taurinos, usted, tiene una labor ilusionante por hacer para salvar la Fiesta. Cuente con la ayuda de la Afición, si usted la solicita. No la tema; procure entenderla y participar con ella en las tribulaciones que hoy padece. Sin partidismos ni excepciones; todos pueden ayudar a la necesaria mejora de los festejos que se den en la plaza denominada primera del mundo, y en la búsqueda de soluciones para evitar la caída en picado que sufre la actual fiesta, en minúsculas. Trabaje en la localización de los problemas que observamos los aficionados; dialogue con sus representantes sin temor y sin prepotencia; proponga su colaboración para la redacción del próximo pliego, para que todos nos comprometamos en la necesaria mejora del mismo; anime y exija a la empresa concesionaria a que se determine claramente como defensora de la Fiesta y no solo de sus ganancias. En los del “taurineo” no tendrá usted ni ayuda ni fidelidad; óbvielos. Y logremos entre todos que los públicos llenen los tendidos ofreciéndoles espectáculos del máximo interés.
Ánimo, Sr. Abella; cuente con nuestro apoyo si así lo decide.
Saludos,
José Mª Moreno Bermejo
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