José Luis Pereda presenta el hierro que debuta en Huelva el próximo jueves.
En la tarde del viernes , en un sabroso acto estructurado por Nuevo Tercio
y que tuvo como fondo y soporte la Finca la Dehesilla de José Luis Pereda, se
presentó el nuevo hierro que el criador onubense ha fundado sobre los mismos
mimbres en que ha basado los dos hierros que ya mantiene, “José Luis Pereda” y “La
Dehesilla”: la sangre Núñez, la búsqueda del toro armónico en el tipo, del toro
bravo en la plaza, con un tranco de más en la muleta y de la gran afición y
manufactura personal en la crianza.
El deseo íntimo de este triunfador es dar un paso atrás en el día a día,
que su hijo José Luis Pereda López, de el paso al frente, se haga cargo poco a
poco, todo despacio, pero con firmeza siempre en la vida y en el campo, de la
gestión de una ganadería que supone la dedicación a tiempo total a la que el
empresario quiere renunciar.
Un hierro que quiere Pereda que sirva para refrescar dentro de la casa,
para poder hacer experiencias con sementales nuevos, de reatas menos contrastadas,
cuyas pruebas se lidiaran de erales y utreros preferentemente. Y Aquí se esboza
una de las sorpresas de la tarde, la Plaza de Huelva que verá el debut del nuevo hiero será el escenario de una
serie, al menos cuatro, novilladas económicas que se llamaban antes, donde los
toreros jóvenes de Huelva podrán forjarse al tiempo que se desarrolla el concepto
ganadero en la antigua forma del error-prueba-acierto. La última generosidad
del proyecto es que la entrada a la plaza en estos espectáculos se conseguirá
mediante la aportación de alimentos que irán a parar a las despensas de los más
necesitados de Huelva.

No se dice más, ahora sólo se habla alrededor de la campera merienda, todos
sabemos que no es lo mismo hablar que decir cosas. Pero con lo dicho el
cronista sabe que esta ganadería ha nacido del amor, del amor de un ganadero
por sus hijos, con el varón José Luis como seguidor de formas y de vida, de
amor a una mujer que supo venir después de otra gran mujer, Clotilde, que
también tuvo su hierro aún presente en cancillos y paredes de la finca, de amor a una forma de vivir que tiene la
ganadería como epicentro, de amor a una plaza de toros que es una hija más y
que “no es mía, es de todo Huelva, y quiero que lo sea y lo sienta la ciudad y
hasta la provincia” una plaza en la que ya le ha sembrado lo que le faltaba
“Una parra, todas las plazas de arte tienen una parra y La Merced, “mi
princesa” ya la tiene”, amor a la fiesta brava que le ha dado mucho y a la que
ahora pretende devolver algo a través de este nuevo y esperanzador hierro y
amor a si mismo a ese José Luis Pereda del que su padre “que me enseñó a
madrugar y a trabajar con responsabilidad desde los cinco años” y el propio
niño que iba a pastorear los cinco borregos de su hato se sentirían orgullosos.
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