Triunfo de Terrón y Jesús Abril en el Corpus de hace cincuenta años
Novillada de promoción con la presencia de dos jóvenes
onubenses, Pablo Gómez Terrón y Jesús Abril, quienes, por entonces tenían
entusiasmado a los aficionados onubenses, por lo que no fue extraño que en la
tarde del 21 de junio de hace cincuenta años, festividad del Corpus Christi,
los tendidos de la plaza estuvieran prácticamente cubiertos de espectadores
deseosos de disfrutar de la tarde y del cartel.
Para la ocasión se contó con erales de la ganadería
triguereña de Gerardo Ortega Sánchez, encierro que dio bueno juego y, de manera
especial, los tres primeros en pisar la arena que no solo se dejaron torear
sino que propiciaron el triunfo de los espadas.
Abrió plaza Mariano Vela quien demostró su oficio no solo
en su lote sino en su condición de director de lidia. Se gustó con el capote al
recibir al primero de la tarde, al que le instrumentó una variada y pinturera
faena con la muleta que culminó de una buena estocada que le valió el premio de
una oreja. Con el cuarto, el de Los Palacios se encontró con el “garbanzo
negro” del encierro pero que trató de sacarle provecho. Sin embargo, no estuvo
afortunado con los aceros, por lo que fue avisado, por lo que dio la vuelta al
ruedo.
Muchos paisanos acompañaron a Pablo Gómez Terrón que se
lució tanto con el capote como con la muleta en una faena con las dos manos y
con series muy estimables, pero no acertó con la espada y todo quedó en
silencio. Se desquitó con el quinto con el que estuvo muy voluntarioso ante las
condiciones del animal, al que mató al tercer intento. Le fue concedida una
oreja que paseó entre las aclamaciones de los aficionados triguereños.
Cerró el cartel Jesús Abril quien se lució al recibir a su
primero y, de manera especial, en un quite por gaoneras. Después, con la
muleta, realizó una preciosa faena entre las aclamaciones de los tendidos que
le premiaron con las dos orejas y muchos aplausos en una aclamada vuelta al
ruedo. En el último de la tarde, repitió su actuación con capote y muleta pero
falló con la espada y oyó un aviso cuando pudo haber cortado nuevos trofeos.
El público salió satisfecho de la plaza porque había
podido contemplar buenas cosas en el quehacer de los tres jóvenes novilleros, especialmente
los dos locales que seguían ofreciendo buenas actuaciones.
En esos días, en los alrededores de la puerta principal de la plaza se habían asentado dos maletillas en búsqueda de una oportunidad. Sus nombres, Antonio Cordero “El Carnicero” y Curro Bravo.
Por Vicente Parra Roldán
No hay comentarios:
Publicar un comentario