Por José María Martín.
Ficha del festejo
PLAZA DE TOROS DE PLASENCIA
Corrida de Rejones, 2ª de abono de las ferias de Plasencia 2014.
Casi lleno en los tendidos, en tarde calurosa.
Toros de D. Luis Terrón. Correctos de presencia, y buen juego en general.
Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y oreja
Diego Ventura: ovación y dos orejas
Leonardo Hernández: dos orejas y rabo, y dos orejas.
Esta tarde se ha vivido en Plasencia, la verdadera
competencia de quienes quieren ocupar el
cetro del rejoneo, y se respiraba la tensión que provocaba dicha circunstancia
hasta en el mismo despeje de plaza. Ya con el primero de Terrón sobre el
albero, Pablo Hermoso iba a quedar claro que no venía precisamente de paso por
Plasencia, al clavar un único rejón de castigo tras doblarse con Januca. A
continuación puso el público en pie al ejecutar la “hermosina”, a lomos de
Disparate, para después continuar dando los pechos de su montura hasta tal
punto, que llegó a ser arrollado sin consecuencias. Siguió rayando a gran
altura con las cortas, antes de errar con el de muerte, dejando su premio en
una única oreja. Idéntico premio conseguiría obtener el navarro en el cuarto,
con una labor basada en los mismo argumentos que en su primero, pero quizás con
más asiento, destacando en esta ocasión los compases desarrollados a lomos de
Pirata, batiendo tan de verdad que llegaba incluso a colocar su cara sobre las
astas del de Terrón.
Salió apretando Ventura en el segundo, parando a su
oponente doblándose y enroscándose con valor, a lomos de Demonio. Siguió en
banderillas embrocándose con clasicismo y emoción sobre Milagro, para después
clavar con ajuste y colocación. Con las cortas pisó terrenos comprometidos, y
cuando parecía que tenía las orejas en el esportón, el rejón de muerte se las
llevó. No las perdió en el quinto, al que paró girando con maestría sobre
“Cigarrera”, pero sería después con Oro y sobre todo con Morante en el tercio
de banderillas, dónde conseguiría poner literalmente la plaza en pie,
abalanzándose sobre el astado, y conduciendo muy bien de costado, como prólogo
de un rejón de muerte cobrado al primer intento.
No le quedaba más remedio a Leonardo de arrear con
su lote, y si bien le costo coger las distancias para clavar el de castigo al
tercero, a partir de ese momento, el extremeño desató un vendaval de toreo a
caballo, galopando muy bien de costado y batiendo a muy corta distancia para
después clavar en todo lo alto. En el cierre ejecutó a dos manos, antes de
cobrar un rejón fulminante que posibilitó la obtención de los máximos trofeos.
No se conformó Leonardo, y con el que cerró festejo, siguió en su misma línea,
aunque sin la misma materia prima pues en esta ocasión el de Terrón se rajó,
llegándose incluso a echar a mitad de faena. Le puso Leonardo la chispa que le
faltaba al de encaste Murube destacando una secuencia en la que cabalgó a dos
pistas, dando una vuelta completa al anillo, antes de demostrar junto con su
cuadra un valor sereno para llegar a la cara del toro para clavar con acierto.
Con el de muerte estuvo igualmente acertado y fue obsequiado con el doble
trofeo.
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