sábado, 18 de enero de 2014

Luto en el campo bravo onubense Ha muerto Revisor. En el adios a un toro bravo

Revisor hace tres años
Ayer, nos enteramos que el toro indultado de Cuadri ya no llena con su bravura la pequeña cerca donde esperaba la muerte, aquella de la que se salvó un 17 de Agosto. Nos vinimos a enterar debajo de un azulejo que lo honra, en la misma plaza donde lo conocimos, la Plaza de toros de Valverde del Camino. Cosas del destino

El Invierno, esa penitencia necesaria que viene cargada de muerte y frió y vida, se lo llevó. Un verano le perdonó la vida, por primera vez un toro de Cuadri que había visto el albero de una plaza regresaba a padrear a la casa de la bravura.

Ha muerto, si. Tenía 16 años y una historia que contar. Ya la contó José María Garrido en aquel "Revisor, el hijo de la Revisora" una historia que este invierno llegó a su fin

Nació en primavera, a punto de romper una de esas mañanas en que el rocío blanquea  los verdes y alimenticios pastos. Nació en Abril. Uno de esos becerros tardíos, negro mulato y listón, que nacen en La Pelá de las vacas más chochonas de Cuadri, de la familia de los ferroviarios y que cuando llega la primavera explotan de fuerza y vida, como cuando llegan a la plaza crepitan de bravura.. Fue herrado a final del verano con el número 9 del guarismo 8, no tenía seis meses y ya era un pavo. Menos de cuatro años después dio 590 kilos en la báscula del buen "aojador" el día del manifiesto en la plaza de la Calleja de los Carpinteros,

Tras salir de las ubres generosas de su madre, dejo transcurrir  con calma los primeros tramos de vida. Ni fue el mandón de la manada ni fue el humilde. Uno más de los de la camarilla de elegidos, serio, con impronta, "quisquilloso con sus cosas" como lo definió José Escobar, su padre putativo.

Anduvo de utrero adelantado y, por las notas de los ganaderos, parecería que su destino era Madrid. Se cuajo en un toro típico de la casa. Y un día del otoño del 2001 alguien, Luis, Fernado, José, quizá lo tres colegiadamente, dijeron "ese cuatreño va para la corrida de Valverde".

Se cuaja en el cercado de piedra del pantano chico. Con siete más. Con Basculista, con Tunamte, el 34... Por esos asuntos de como está el toro, de como estaba ya en aquellos primeros años de este siglo, los toros de Cuadri para Valverde eran los de la corrida de "los elegidos", la de los elegidos por el ganadero. Allí iban los que el ganadero quería. La corrida no salió cumbre en su conjunto pero marcó dos cumbres en el quinto y el sexto de la tarde. Además de Revisor, Tunante formó un alboroto por su casta y sus ganas de pelea

Y allá fue embarcado una mañana de verano con mucho calor y mucha gente expectante en Comeuñas.
En el manifiesto salió en último lugar, serio, hondo, en la línea de sus hermanos, bizquito del izquierdo. como fue enlotado por la cuadrilla de "De Julia" en sexto en el orden de lidia, como ha sido el último en morir de aquella camada del 1998. A la postre salió séptimo por devolución del primero.

Y no murió en la plaza aquel 17 de Julio del 2002 por que así estaba escrito. Y por que salió bravo en el caballo, aunque el matador lo sacó pronto, se quiso comer la muleta durante quince minutos, humillando, despacio, noble y bravo. Y porque tuvo enfrente un torero generoso y firme como Rafael de Juliá. Y porque y antes había salido su hermano Tunante, en quinto lugar al que Uceda le había cortado el rabo. Y por que Ferando Cuadri cambió de opinión, Tres veces lo negó. como aquel Pedro, cuando oscurecía, como entonces. Hasta que consitnió.

Volvió al cercado de los sementales aquella madrugada. Padreó con diligencia durante una década. Aportó lo que tenía, casta, lista bravura honda, nobleza y poca cara. Justo diez años. El otoño pasado, cuando lo echaron a las vacas, la casta era superior a la artrosis y aún logró subirse al lomo de las propicias. Pero acababa cayendo sin lograr rematar la faena. Se retiraba, orgullosamente humillado, como aquel viejo Juncal del "¿Quieres que te eche otro polvete?" sin haber culminado el primero.

Como esta casa de Cuadri es distinta, para ahorrarle las vergüenzas y el escarnio cruel, fue apartado discretamente del harén. Y pasó su último año en un pequeño cercado donde no le faltaron atenciones ni visitas. Hace una semana, una tarde, lo vio el vaquero echado, a la mañana siguiente no se había levantado. Nunca más se levantó.Ya nunca morirá "El Hijo de la Revisora". Un rato de silencio




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