(Javier Salamanca)

Los protagonistas
de la tarde no fueron los “veragueños” de Don Tomás sino dos Cuadris que
sacaron casta y pusieron a los coletas en apuros en varias ocasiones.
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Alfonso Romero |
Alfonso Romero
Rocamora, murciano que aquella tarde se presentaba y confirmaba alternativa,
torero no sobrado de valor, pinturero,Gargantillo puso ya en apuros a su
cuadrilla en banderillas, ya entonces los Cuadris no eran fáciles de
banderillear, el toro llego entero y con poder a la muleta tras cumplir en el
caballo, voluntad puso el torero, pero el toro se hizo el amo y señor del
ruedo,al final el de Comeuñas fue pasaportado con la espada en los bajos y el
torero silenciado.
Lo bueno llegó en
el 6º, de una familia de las mas cortas del hierro Triguereño, que también dió
problemas a los peones en banderillas, llegó a tope en la muleta, el matador
Jose Ibañez no estuvo mal del todo, pero aquel torrente de embestidas
encastadas pudieron mas y sonaron los tres avisos tras un calvario de espadazos
y descabellos y la resistencia del toro a morir.”Papelero” no volvió a los
corrales, allí en el ruedo fue apuntillado.
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José Ibáñez |
Ya sabemos lo que
suele pasar cuando salen ejemplares con casta y codicia al ruedo, hay que estar
muy puesto y tener las cosas muy claras,destacar la actuación del subalterno J
Antonio Capilla que saco de apuros a varios de sus compañeros,así como el otro
matador El Caracol, en aquellas tardes agosteñas como en otras épocas no muy
lejanas solían darse festejos con ganaderías vamos a a decir no del circuito
oficial de ferias, festejos que últimamente y sobre todo en la época Taurodelta
han desparecido de los veranos venteños, por eso no viene mal recordar tardes
como la de aquel 22 de agosto.
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