jueves, 26 de mayo de 2011
JOSE LUIS MORENO A HOMBROS, UNA VEZ MAS, EN CORDOBA
GANADERIA: Seis toros de “La Palmosilla”, mal presentados, chicos, anovillados, sin fuerza alguna, rodando por la arena y bajos de raza. Sólo se salvo el bravo cuarto que fue ovacionado en el arrastre.
TOREROS: JOSE LUIS MORENO (tabaco y oro). Estocada (oreja) y estocada (dos orejas)
ALEJANDRO TALAVANTE (grana y oro). Cinco pinchazos y estocada trasera (silencio) y estocada (oreja)
CAYETANO (aguamarina y oro). Estocada y descabello (silencio) y pinchazo, media estocada y tres descabellos (silencio tras aviso).
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Córdoba “Coso de Los Califas”. Tercer festejo del abono de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Media entrada en tarde de bochorno. Destacaron con los rehíletes Rafael Figuerola y Francisco Gómez Algaba de la cuadrilla de José Luis Moreno. Felix Jesús Rodríguez lidió notablemente al cuarto. Al finalizar el festejo José Luis Moreno abandonó la plaza a hombros por la “Puerta de Los Califas”.
La corrida de Córdoba ha tenido mucho de que escribir y mucho que de opinar. Los pecados del toreo de hoy se han hecho palpables en el Coso de Los Califas. Lo que ocurre es que el suceso principal, el nuevo triunfo de José Luis Moreno en su tierra, va a dar lugar que lo pospongamos hasta el final de esta narración. Lo que aconteció en el Coso de los Califas de forma negativa en cuanto a la presentación del ganado lo reseñaremos para finalizar esta crónica. Escribo esto porque no voy a ningunear, por los ‘tejemanejes’ de los taurinos de tres al cuarto, un triunfo conseguido por un torero que es una garantía de triunfo seguro cada vez que hace el paseíllo en la plaza de toros de Córdoba. Un triunfo ganado en buena lid, con un toreo de verdad, puro, profundo y que no se corresponde en absoluto con el lugar que ocupa el torero cordobés en el escalafón.
Moreno volvía a Córdoba tras haber tenido el gesto de matar la corrida de Miura en Sevilla. La mató dignamente, como es lógico, con poco lucimiento. Pero hoy era otra cosa. Moreno ha estado como suele estar siempre en su tierra. Entregado, responsable, profesional y sin lugar a dudas hecho un ‘torerazo’. Desde el lazo de las zapatillas hasta la morilla de su montera. A su primero, un animal fijo y pronto pero invalido, le cuajó un trasteo en que con oficio fue afianzando el poco poder de su oponente. Faena de menos a más que concluyo con un par de tandas con su personal sello. Mató eficazmente y a sus manos llego la primera oreja de la tarde.
Se topo con el animal más potable de la suelta, el corrido en cuarto lugar, con el que estuvo lucido con el capote, cuajándole un ceñido quite por chicuelinas. El toro tuvo bastante más pujanza que sus hermanos y Moreno, tras muy buena lidia de Félix Jesús Rodríguez, le hizo una faena llena de pureza y mucha verdad. Cierto es verdad que en los inicios ayudó al toro, pero cuando pudo surgieron los muletazos de mano baja y de mucha profundidad. El toreo eterno. El de siempre. El que hace crujir a las plazas. Destacaron tandas con ambas manos donde siempre se vio a un torero que sabe hacer el toreo con más pureza y rotundidad que muchos espadas mejor situados en el escalafón. Contundente con la espada cortó dos orejas que le abrieron la puerta grande una vez más. Y van. ¡Qué pena que el toreo este como está! Gobernado por mentores de toreros mediocres que copan lugares en las ferias y que son intercambiados de un lugar a otro como piezas de un juego donde la verdad pocas veces está presente.
Alejandro Talavante llegó a Córdoba precedido de un triunfo en Madrid. Pero realmente se vio al Talavante de siempre. Un torero anodino y soso. Con las faenas preconcebidas en la cabeza. Los esquemas de su toreo son siempre los mismos. Busca la quietud y la verticalidad pero rara vez hace el toreo de verdad. En su primero, un inválido que apenas se sostenía en pie, le hizo un trasteo insulso, con muchas ventajas de colocación y abusando en exceso de la línea recta. Entró a matar sin convicción y en el sexto envite consiguió su propósito.
En el quinto un toro jabonero que se tapaba por su bonita capa cortó una oreja barata por un trasteo con muchos altibajos, muy irregular, de menos a más. En la primera parte no cogió el aire a su oponente, dejándose tocar los engaños en cada muletazo. Mediada la faena consiguió algún muletazo estimable pero sin continuidad. Faena demasiado larga pero que no tuvo fundamentos para ser premiada con un apéndice. Si no se hubiese concedido la oreja no hubiera pasado nada. La verdad es que una oreja tan barata devalúa las conseguidas por el espada cabeza de cartel.
De Cayetano mejor correr un tupido velo. Se encontró con un lote similar en su comportamiento. Flojos a más no poder. Tampoco el dinástico y mediático espada tuvo el más mínimo oficio para tratar de resolver los problemas que le plantearon. Solo algo de predisposición y pare usted de contar. Es inexplicable que Cayetano este en las ferias importantes. Es un torero que está muy plano.
Como colofón decir que al llegar los ‘presuntos’ figuras el toro se ha devaluado. La corrida ha sido impresentable. Una ‘sardinada’. ¿Tendrá que ver algo el mentor de unos de los actuantes? La fama la tiene ganada en otras plazas. Donde va pone la ‘discoteca’, o sea, corrales y camiones a bailar. La corrida de “La Palmosilla” fue indigna para una plaza de primera como Córdoba, chica, sin trapío, sin fuerza y vacíos como ellos solos. Si el toro no salta al ruedo, no hacen falta antitaurinos, la fiesta será apuntillada por los que están dentro haciendo y deshaciendo a su antojo.
FOTO: José Luis Moreno cruza el umbral de la Puerta de los Califas. (José Martínez El Día de Córdoba)
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