Don Verduguillo
El 26 de julio de 1.988 está marcado en la historia taurina onubense como la fecha en la que se presentó en público Antonio Borrero Borrero “Chamaco”, hijo del matador de toros del mismo nombre y de la ganadera Carmen Borrero.
Tono, como se le conoce familiarmente, no había mostrado indicios de su afición taurina por cuanto había pasado muchos años estudiando en tierras británicas; pero, a su regreso a casa, se volcó en su deseo de abrirse paso en tan difícil profesión, por lo que, en el silencio del campo y bajo la batuta de su padre, comenzó a aprender tan difícil profesión.
Casi de forma sorpresiva, su nombre apareció en un cartel taurino, en un festejo organizado por un taurino de pro, Juan Manuel González, que, por aquellas fechas, era alcalde de Santa Ana la Real, por lo que eligió la peculiar plaza de la localidad para el acontecimiento, programado dentro de las fiestas patronales de aquel año.
Lleno en los tendidos cuando el rejoneador Ángel Peralta, wel matador de toros Manuel Ruiz “Manili” y los novilleros Antonio Pérez “El Onubense”, Miguel Carrasco y Antonio Borrero “Chamaco” entre las ovaciones de los espectadores, dispuestos a disfrutar de una buena tarde de toros.
Manili, que atravesaba un gran momento, abrió plaza con un astado de José Ortega, al que le cortó la oreja. Después, salieron a la arena tres reses con el hierro de Mano González. El tristemente desaparecido El Onubense logró cortarle las dos orejas a su oponente mientras que Miguel Carrasco obtuvo otro trofeo de su novillo.
En cuarto lugar actuó el joven Chamaco que, durante todo momento, mostró sus enormes ganas de ser alguien en el mundo del toro y, pese a que sufrió varias volteretas durante su actuación, siempre volvió ante el novillo con mucho arrojo ante las caras de susto que tenían los espectadores.
El novillero debutante estuvo muy bien con el capote, bajando mucho las manos y llegó con suma facilidad a los tendidos, que se fueron rindiéndose con el quehacer muleteril, llevado a cabo en terrenos muy próximos al novillo, con un toreo encimista que entusiasmó a los espectadores que contemplaban como el joven torero daba muestra de poseer una alta dosis de raza y casta al mismo tiempo que imprimía temple y hondura en algunos de sus muletazos. El entusiasmo se adueñó de los tendidos, pero los fallos, lógicos, con los aceros, hicieron que el nuevo Chamaco solo pudiera cortar una oreja que paseó, triunfante, por el ruedo entre las ovaciones del público.
Después, el veterano Ángel Peralta, con el animal de la ganadería familiar de Viento Verde, también cortaría un trofeo mientras en los tendidos se seguía comentando el quehacer de Antonio Borrero Borrero, el nuevo Chamaco que saltaba a los ruedos dispuesto a hacerse un nombre en tan difícil mundo.
Se iniciaba una carrera, que fue corta pero muy intensa, que llegó a interesar mucho a la afición onubense, donde el joven Chamaco contó con muchos partidarios, que lamentaron su prematura marcha de los ruedos para dedicarse a otras actividades profesionales. Hoy días, tras varios años de retirada, se sigue hablando de Antonio Borrero Borrero “Chamaco”, a quien hoy hemos recordado en el vigesimotercer aniversario de su debut en público.